El defecto - Magdalena Tulli
Somos títeres. Quién maneja los hilos carece de importancia. Decorados montados que se nos antojan reales; sus límites confusos no invitan a perder la mirada más allá. Se escatima en el coste de los materiales, lo importante es que el resultado cumpla su objetivo final. La historia está escrita, nada ha de salirse del guión original. Cuando algo perturba ese guión se acaba la historia; se rompen los hilos, se desmonta el escenario y con el teatrillo a otra parte. Somos marionetas, sí, y cada uno cumplimos nuestro papel. El traje que llevamos define al personaje que interpretamos, ya se sabe, el hábito hace al monje; bajo nuestras ropas todos somos igual. Pero solo vemos lo que llevamos puesto: harapos, ropa humilde, traje de corte impecable o resplandeciente uniforme de gala. Ay de quien se le ocurra querer mudarse de indumentaria. Algún personaje puede aspirar a cambiar sus andrajos por una vestimenta mejor; craso error, tal atrevimiento no se le perdonará jamás. Los que visten ropas finas en cambio, obrarán para que su estatus no se vea degradado. Todos vestidos, cada uno en su lugar. El temor es verse despojado del traje, carente de papel en la propia desnudez; el temor es la idea de que alguien corte de cuajo los hilos que nos sostienen, es el acto final, para nosotros se baja el telón y ya no se alzará. El traje, los hilos intactos, eso es lo que importa. El resto, qué más da.
"La culpa la tiene la naturaleza del conjunto, ella es la que no conoce el equilibrio. Pavimentado con los buenos deseos, sostenido por los quebrantos dictados de la conciencia, al final el mundo siempre empieza a derrumbarse en uno u otro lado. Cada una de sus crisis resulta ser una catástrofe para alguien y después llegan gritos desesperados de socorro. Las férreas leyes de la acústica hacen que sean inaudibles. No es fácil renunciar a la inatención, a esa aversión por los detalles tan satisfecha de sí misma. Un conocimiento demasiado exacto de las cosas siempre conlleva alguna obligación."
El símil de los trajes y los decorados con el que abro esta reseña (no así el texto que lo contiene) no es mío sino de Magdalena Tulli, autora de "El defecto". Es esta breve novela una gran metáfora en sí misma cargada de simbolismos. Su acción trascurre en la plaza de una ciudad sin nombre, en un país que se nos antoja centroeuropeo y una época que nos trae reminiscencias de la primera mitad del siglo XX. A esta plaza la surcan las vías de un tranvía, que parece que siempre viene pero que nunca va a ninguna parte. Los raíles trazan un círculo y si se sigue ese camino vamos recorriendo los doce números de los edificios que componen el lugar. Vamos marcando la hora, como un reloj que fija las directrices a tomar, solo que la maquinaria del reloj está podrida y las agujas avanzan y retroceden a su antojo. De ese tranvía baja un día gente extraña con ropas extrañas que se instalan en la plaza. Al principio son pocos pero van llegando más. Los vecinos los observan con ojos primero curiosos, luego inquisidores, acusatorios, renuentes, y finalmente ciegos.
Y antes de la llegada de los refugiados, ¿qué pasaba en la plaza? Una crisis política, o económica, si acaso no van parejas, si acaso no son lo mismo. (No sé a vosotros, pero a mí esto también me suena bastante actual, y sin embargo, cuántas veces ya ha ocurrido. La historia se repite, la historia la repetimos). Como consecuencia de la crisis se produce un golpe de estado. La excusa perfecta para que unos vean peligrar su indumentaria y otros pretendan cambiar de traje.
La plaza, símbolo de nuestras civilizaciones a lo largo de la historia. La plaza es el núcleo en torno al cual gira una población y tiene o ha tenido connotaciones políticas, militares, comerciales, culturales,... Ya os he dicho que todo en la novela de Tulli es una gran metáfora. Los personajes no tienen nombre propio, son como una masa impersonal, se les nombra con aquello que define su traje. Pero hay otros personajes que no son visibles en el escenario, que están ocultos entre bambalinas. Son los maestros artesanos, los aprendices, los encargados de hacer que todo funcione o que parezca que funcione (¿corrupción? ¿dejadez? También, también me suena. ¿A vosotros no?). Y no nos olvidemos del narrador, figura omnisciente con capacidad de ponerse en el lugar de sus marionetas. ¿Sus? No, nos engañemos, el narrador no es el gran titiritero, él todo lo ve pero no controla nada, es como un dios triste y cansado ante la visión de los desmanes causados por el libre albedrío de sus criaturas. Qué digo, libre albedrío, si estamos manejados por hilos, si nos encanta dejarnos manejar.
SC355573. Fotografía de Otis Historical Archives National Museum of Health and Medicine |
La novela de la escritora polaca no es una lectura fácil, se avanza por ella con lentitud, el carecer de capítulos colabora a esa sensación de densidad. Sin embargo, la considero una lectura muy recomendable. Auguro que su atemporalidad y universalidad le conferirán una larga vida y espero que poco a poco vaya llegando cada vez a un sector más amplio de lectores y se convierta en una lectura de referencia por todo lo que su simbolismo implica. Leer esta novela y quedarse solo en la superficie sería un sacrilegio, sería como leer una fábula y quedarse solo con una tierna historia de animalillos sin llegar a alcanzar su moraleja (ojo, que esta novela es de todo excepto tierna). Aun así, yo me he quedado con la sensación de que se me ha escapado alguno de los flecos con los que Magdalena Tulli ha tejido el tapiz de su escenario. Sin duda es el suyo un libro que requiere de un análisis más profundo del que pueda ofrecer una sola lectura. O puede ser también, que para acometer esta, haya que tener la valentía de despojarnos de las telas que nos cubren, vestirnos con ropas feas y extrañas y cortar nosotros mismos los hilos que nos conectan a la historia que nos han montado. Tal vez sea eso. Os dejo abierto el telón.
"Los vecinos han salido a la calle y observan desde las entradas a los patios de sus casas a quienes han perdido sus hogares. Es posible que sientan algo similar a la compasión; sin embargo, si soy uno de esos mirones conmovidos por su propia bondad, al cabo de un rato la turbación me obligará a apartar la mirada. La compasión desprovista por completo de altruismo me parecerá embarazosa e innecesaria. Más bien se me ocurrirá pensar que tenemos el corazón demasiado blando, justo eso. ¿Acaso la piedad no resulta en sí misma algo patético? ¿Y para quién es esa piedad? Para una muchedumbre demasiado numerosa en la que cada personaje porta un rasgo de fealdad que corresponde a alguna imperfección del vestuario: la suposición de que tras él se oculta un defecto del carácter surge sola. La primera impresión sobre esos personajes no es favorable: demasiado grandes o demasiado pequeños, demasiado flacos o demasiado gordos. Cuantos más haya, más patente quedará que la fealdad se reparte entre todos por igual.Multiplicados por una cifra lo suficientemente alta, los defectos de la apariencia dejan marcada a toda esta multitud igual que la culpa colectiva. Y como desde el punto de vista cuantitativo los recién llegados no son menos que los ocupantes de las casas, éstos se sienten abrumados e impotentes ante el desagradable cambio que la plácida mañana les ha traído sin avisar. Y crece en su interior el resentimiento, pues ven que son ellos mismos los que están saliendo perjudicados, más que nadie. El cambio ha venido impuesto y les ha costado perder un espacio que les pertenecía."
Título: El defecto
Autora: Magdalena Tulli
Traductor: Javier Villaverde
Editorial: Rayo Verde
Editorial: Rayo Verde
Año de publicación: 2015
Nº de páginas: 160
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Parece planteado como una fábula atemporal o una sátira incluso. La literatura centroeuropea no deja de depararme sorpresas. Parece mentira que la palabra refugiado sea la de 2015, supongo que se trata de ser visible o no serlo. Me ha enganchado el fragmento que has puesto, pero tengo tanto pendiente. En cualquier caso, anotado queda.
ResponderEliminarSaludos!
A mí también me está deparando sorpresas muy gratas la literatura centroeuropea. El libro así lo he sentido, como una fábula atemporal de la que hacer varias lecturas, así que aunque tardes en leerlo pienso que le sacarás provecho.
EliminarUn saludo
La historia se repite porque no aprendemos de ella. Y es así porque no se enseña el pensamiento crítico. Ni historia tampoco... ¡Qué triste! Besos
ResponderEliminarVivimos para la inmediatez y solo vemos lo que tenemos delante de nuestras narices.
EliminarEn cuanto a lo que dices de la historia, aquí mismo en España se utiliza muchas veces la memoria histórica para tirarse unos a otros los trastos a la cabeza, sin sacar ninguna enseñanza de ella. Una pena, sí, no aprendemos o no nos interesa aprender.
Besos
Parece interesante... pero no estoy segura de si me apetece en estos momentos, de todas formas gracias porque no la conocía.
ResponderEliminarUn beso
Me alegra habértelo descubierto. Tal vez más adelante te apetezca más.
EliminarBesos
Este libro me interesa mucho, Lorena, así que me lo llevo anotado (por cierto, ni me sonaba, no lo he visto por las librerías ... siempre ponen a la vista lo mismo ...).
ResponderEliminarbsos!
Rayo Verde no es una editorial muy comercial pero sí que tiene títulos interesantes. Espero que lo puedas conseguir.
EliminarBesos
La verdad es que suena muy interesante. Y me ha gustado el fragmento que has puesto, ¿cómo es que se pasa de la compasión al rechazo? El fragmento muestra muy bien ese cambio.
ResponderEliminarTambién me parece un punto a favor ese aire de atemporalidad de la novela, y esa poca concreción, porque este fenómeno ha sucedido y me temo que sucederá en cualquier país, en cualquier lugar.
Muy buena reseña. Si no te importa me quedaré en este rinconcito para leerte.
Un saludo :)
Así somos, prestos a la compasión cuando el sujeto de la misma no nos toca de cerca y nos salpica.
EliminarA mí el libro, por ese aire de fábula, me parece muy atemporal y trasladable a cualquier latitud, y desgraciadamente también demasiado actual.
Encantada de que te quedes por aquí. Saludos.
No aprendemos de los errores, por eso la historia se repite y se repite... Nos quieren ignorantes y lo están consiguiendo. En fin... El libro me lo llevo apuntado, que suena muy interesante.
ResponderEliminarBesotes!!!
Y en parte estamos dejamos que lo consigan, tal vez por que nos sea más cómodo.
EliminarEspero que te guste. Ya me contarás.
Besos
¡Qué tristeza! Todo vuelve y seguimos haciendo lo mismo con la gente que sufre y que necesita ayuda.
ResponderEliminarMuy interesante lectura.
Me la apunto.
Besos
Se repite, se repite y no aprendemos.
EliminarLectura interesante y necesaria. Ojalá te animes a leerla.
Besos
Lorena, parece una lectura retadora, por lo que comentas, pero son las que a mí me gustan. la temática también. Me la anoto.
ResponderEliminarBesos
No es una lectura fácil, por la propia prosa de la autora y por ese tener que ir rascando y no quedarse en la superficie. Pero sin duda merece la pena leerlo y es un tema además del que no se debe rehuir.
EliminarEspero que te guste.
Besos
De acuerdo contigo en que somos títeres, voy a discrepar en que carezca de importancia saber quién mueve los hilos. Para algo soy titiritera :P Ah, que con quien discrepo es con la mismísima Tulli... vaya.
ResponderEliminarEl tema no puede estar de más actualidad. Lamentablemente. No conocía el libro (que por un momento pensé que pudiera ser también una novela gráfica) y me gusta rascar en lo que leo, más aún si esa es la propuesta de la autora también, llenar el contenido de simbolismos para que quien lea interprete, amolde, profundice... Esas propuestas nunca las paso por alto, así que ya que dejas abierto el telón...
Gracias y un abrazo
Y me da que ni con la mismísima Tulli discrepas. Si no le importara no creo que hubiese escrito el libro, pero lo que sí es cierto es que actuamos muchas veces como si no nos importase. Así le va al mundo.
EliminarEl libro lo descubrí por casualidad en las recomendaciones que hacía la editorial para navidad. El tema y la forma de tratarlo me llamó muchísimo la atención así que me lo apunté. Tendrás un filón para interpretar y profundizar. Y el telón abierto siempre, que bastantes fronteras hay ya en el mundo.
Las gracias a ti por venirte al teatrillo. Un abrazo.
Vaya que si la historia se repite, con lo de los refugiados... qué rabia, creo que no podría leerlo. Un beso y feliz semana!
ResponderEliminarCon lo de los refugiados y con tantas otras cosas.
EliminarFeliz semana santa.
Yo no creo que lo lea ahora mismo, pero me lo llevo a la lista de esas lecturas que son imprescindibles y necesitan el momento adecuado. Lo buscare sin duda.
ResponderEliminarGracias por el descubrimiento Lorena.
Un placer darle un poquito más de visibilidad a este libro. No es una lectura para cualquier momento, claro, tiene que apetecer. Espero que te guste.
EliminarBesos
Pues me parece bastante curiosete =)
ResponderEliminarBesotes
La curiosidad sería un buen motivo para acercarse a este libro.
EliminarBesos
¡Hola! Me he creado un canal de youtube en el que subo vídeos con un fragmento de un libro que me haya gustado mucho y le pongo música e imágenes grabadas por mi. Me haría mucha mucha ilusión que te pasaras ♡
ResponderEliminar¡Un abrazo enorme! https://www.youtube.com/c/laflordeutah