El comensal - Gabriela Ybarra
Las sombras. Las ausencias. Apenas imperceptibles. Siempre presentes en su silenciosa tenacidad. Las familias se tejen entre los que están y entre los que nunca dejaron de estarlo, se sostienen sobre las vivencias de los que nos engendraron, extrañas para el que llega el último, omnipresentes en su vago transitar intergeneracional. Las historias individuales de cada miembro son inescindibles del tronco del que proceden, por independientes que parezcan siguen siendo la historia familiar.
Javier Ybarra fue secuestrado y asesinado por la banda terrorista ETA en 1977, seis años antes del nacimiento de su nieta Gabriela. Algún comentario en el colegio, un día pregunta a sus padres y le cuentan de su abuelo. Poco más se preocupó a lo largo de los años. En 2011 un cáncer se lleva a su madre en tan solo seis meses. Una muerte la lleva a la otra, o más bien llevan a su padre, que vivió la espera del secuestro del suyo propio y la espera del avance de la enfermedad de su esposa. Comentarios aislados que salen de su boca llevan a su hija a querer indagar sobre los últimos días de su abuelo. "El comensal" es una reconstrucción de ambas muertes y una suerte de hilo conductor entre ellas que traza la historia familiar de Gabriela y la suya propia, una obra de una intimidad sobrecogedora que aúna datos verídicos, recuerdos, anécdotas y fabulaciones, porque como la misma autora declara: "A menudo, imaginar ha sido la única opción que he tenido para intentar comprender."
La novela de Gabriela Ybarra está dividida en dos partes. Una primera más corta en la que reconstruye el secuestro y asesinato de su abuelo, y otra más larga (larga respecto a la primera pues estamos hablando de un libro de menos de 200 páginas) en la que narra los días de enfermedad pasados junto a su madre, reflexiona sobre la muerte y busca conexiones entre ambos fallecimientos prematuros.
Me ha pasado algo curioso con esta lectura, y es que paradójicamente me ha calado mucho más la primera parte que la segunda. He estado absorta, desosegada, con un puño en el estómago, conteniendo la respiración. Cuando el efecto de una lectura se torna físico se sabe que se ha producido la magia. Y Gabriela Ybarra consigue esa magia (al menos conmigo) con las páginas en las que nos devuelve a esos tristes días de 1977. Son sencillas a la par que conmovedoras y de un realismo brutal teniendo en cuenta que la autora está fabulando a partir de informaciones, documentos y anécdotas ajenas. Nací precisamente en 1977, los hechos contados también son ajenos para mí, a pesar de que el nombre de Javier Ybarra siempre ha estado ahí, ausente pero presente. Los periplos hospitalarios, en cambio, no me son para nada extraños (afortunadamente no por los mismos motivos que la madre de Gabriela) y ellos ocupan un lugar importante en la segunda parte de este libro, sin embargo, las sensaciones creadas con la lectura de la primera parte se me van difuminando. Son como dos libros distintos, y hay que tener en cuenta además que en esta última parte la autora nos está contando vivencias propias, tal vez matizadas por los recuerdos y la escritura, de acuerdo, pero aun así no deja de sorprenderme ese cambio de registro.
No quisiera no obstante que mis comentarios desmerecieran lo que es el conjunto del libro. Dicen que las comparaciones son odiosas y debe ser verdad, pues si no hubiese leído la primera parte del mismo no tendría nada que objetar a la segunda, segunda parte que por cierto contiene lo que la autora nos quiere contar con su novela. La muerte de su madre supuso para Gabriela un antes y un después, un pararse a reflexionar, un ver lo que siempre estuvo ahí y nunca supo ver, tal vez la verdadera entrada por la puerta grande a la madurez. Se nos desvanece el suelo que nos sostenía, lo que dábamos por supuesto se nos presenta carente de sentido. La muerte está ahí, para cualquiera, para todos, independientemente de nuestra edad, y los años nos pesan más precisamente al darnos cuenta de ello. Tal vez todo esto influyera en Gabriela para que echara la vista atrás, para que asumiera que la historia de su familia es también la suya, para que le hiciera un hueco en su vida y se conciliara con ella.
"Cuentan que en mi familia siempre se sienta un comensal de más en cada comida. Es invisible, pero está ahí. Tiene plato, vaso y cubiertos. De vez en cuando aparece, proyecta su sombra sobre la mesa y borra a alguno de los presentes."La historia de Gabriela es la historia de los Ybarra. A la mesa de los Ybarra se sienta la madre de Gabriela. A la mesa de los Ybarra lleva años sentándose el abuelo Javier.
Portada de El comensal |
La novela de Gabriela Ybarra está dividida en dos partes. Una primera más corta en la que reconstruye el secuestro y asesinato de su abuelo, y otra más larga (larga respecto a la primera pues estamos hablando de un libro de menos de 200 páginas) en la que narra los días de enfermedad pasados junto a su madre, reflexiona sobre la muerte y busca conexiones entre ambos fallecimientos prematuros.
Me ha pasado algo curioso con esta lectura, y es que paradójicamente me ha calado mucho más la primera parte que la segunda. He estado absorta, desosegada, con un puño en el estómago, conteniendo la respiración. Cuando el efecto de una lectura se torna físico se sabe que se ha producido la magia. Y Gabriela Ybarra consigue esa magia (al menos conmigo) con las páginas en las que nos devuelve a esos tristes días de 1977. Son sencillas a la par que conmovedoras y de un realismo brutal teniendo en cuenta que la autora está fabulando a partir de informaciones, documentos y anécdotas ajenas. Nací precisamente en 1977, los hechos contados también son ajenos para mí, a pesar de que el nombre de Javier Ybarra siempre ha estado ahí, ausente pero presente. Los periplos hospitalarios, en cambio, no me son para nada extraños (afortunadamente no por los mismos motivos que la madre de Gabriela) y ellos ocupan un lugar importante en la segunda parte de este libro, sin embargo, las sensaciones creadas con la lectura de la primera parte se me van difuminando. Son como dos libros distintos, y hay que tener en cuenta además que en esta última parte la autora nos está contando vivencias propias, tal vez matizadas por los recuerdos y la escritura, de acuerdo, pero aun así no deja de sorprenderme ese cambio de registro.
Sin título. Fotografía de Victor |
"Miro fotos de etarras e investigo sus vidas. Me cuesta aceptarles, porque asumir su humanidad significa reconocer que yo también podría llegar a hacer algo así. Mi conciencia estaba más tranquila cuando imaginaba que eran locos o que no eran personas. Marcianos. Ficción."Pocas veces con un relato tan íntimo y personal se puede contar la historia de tantos. Nos identificamos en los sentimientos de otros, cierto, nos vemos reflejados, a nosotros, a situaciones que hemos vivido, que sabemos que se han vivido, empatizamos incluso sin haber compartido vivencias, pero pocas veces desde la intimidad se puede llegar a retratar una sociedad, unas décadas de historia. La historia de Gabriela no es solo la suya ni tan siquiera es solo la historia de los Ybarra, es también la historia del País Vasco y de ese comensal incómodo (por no decir otra cosa) que se sentó durante años a la mesa de la sociedad vasca. Es por tanto también parte de la historia de España y de todos nosotros. Pocas veces se ha contado con tanta serenidad y naturalidad. Pocas veces se ha hecho de forma tan exenta de victimismo y tan desprovista de adornos. Pocas veces una historia de locura se ha contado con tanta lucidez.
"Ahora, después de haber leído durante meses la historia de mi abuelo en las hemerotecas, comprendo que el símbolo de Neguri y de mi apellido aún perduran. Mi intimidad aún es política. La muerte de mi madre también. El lenguaje, los silencios, las casas, la convivencia, los sentimientos... Todo es política. Incluso la literatura."
Beech Trees, Gladwgan 2. Fotografía de umbrellahead56 |
Ficha del libro:
Título: El comensal
Autor: Gabriela Ybarra
Editorial: Caballo de Troya
Año de publicación: 2015
Nº de páginas: 176
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Qué novela tan cortita para contener tanto no?? La verdad es que me resulta llamativa la temática, una temática que me parece bastante silenciada en nuestro país con el peso que ha tenido en su historia.
ResponderEliminarBs.
Obviamente la novela no hace un análisis profundo, es más bien un relato intimista, pero las pinceladas que aporta son muy significativas.
EliminarLos temas que versan sobre heridas aún no cerradas son difíciles de tratar.
Besos
Hola Lorena. Me da que es una novela intensa. Mi pareja es del País Vasco que ha vivido lo suyo. Sería muy interesante leerla. La anoto. Gracias por traerla.
ResponderEliminarBesitos.
Es lo que más me ha gustado del libro, no solo la recunstrucción del secuestro de Javier Ybarra sino reflexiones de la autora y anécdotas familiares (recuerdo una en concreto de su madre) que dejan patentes esos años de horror silencioso que vivió el País Vasco. Ni la propia autora, aún trasladándose de niña a Madrid, ha podido escapar a esa herencia familiar. A pesar de su intensidad, es un libro que a mí me ha transmitido calma.
EliminarEspero que te guste.
Besos
Pues no la conocía y me la llevo anotada porque me llama mucho!
ResponderEliminarUn beso
Me alegra que pienses en darle una oportunidad. Espero que te guste.
EliminarBesos
¡Hola! Participo en la "Iniciativa blogs asociados", ya sigo tu blog ^^ ¡Te espero en el mío! eladrondehistorias.blogspot.com.es
ResponderEliminarBienvenido, Javi. Será un placer visitar tu casa.
EliminarLo vi en una librería y me apunté el título. El tema me parece brutal y muy importante.
ResponderEliminarbesos
El tema sin duda es fuerte y delicado a la vez. La autora lo trata de forma muy limpia, sin resentimiento. Me quedo con las ganas de escuchar más a su padre. No puedo evitar pensar cómo hubiera escrito él un libro en el que contase la muerte de su padre y de su esposa.
EliminarSi lo lees, ya me contarás.
Besos
Tengo esta lectura pendiente, después de leer la reseña de Juan Carlos. Ahora más pendiente si cabe, me parece muy curioso que haya sido capaz de evocar mejor un período del que no tiene recuerdos propios.
ResponderEliminarSaludos!
Yo ya lo tenía pendiente por otra reseña pero la de Juan Carlos lo hizo subir nuevamente en la lista de mis pendientes.
EliminarA mí también me pareció curioso y precisamente lo comenté con una compañera blogger por facebook que también lo ha leído. No sé si es que a Gabriella Ybarra le cuesta aún verbalizar esa experiencia o si simplemente tiene más talento ficcionando aquello que no ha vivido. Tal vez sea más fácil de mitificar. En cualquier caso es una impresión mía personal, ya me contarás cuando lo leas si estás de acuerdo o no.
Saludos
Tuve las mismas sensaciones que tú. Me resultó difícil encajar la segunda parte que debería haber sido la más cercana. Me dejó más fría que la primera y me resultó extraño.
ResponderEliminarBesos
Cierto, Mari. Parece un poco incongruente y hasta causa un pequeño chasco hasta que se va avanzando más en la lectura de la segunda parte.
EliminarGracias por pasarte a dejar tus impresiones.
Besos
Lo defines muy bien, cuando llegas a tener sensaciones físicas se produce la magia. A mi me gustó mucho este libro, ambas partes. No sé si tiene que ver o no con la relación con lo hospitalario. El caso es que me pasma alguien que cuente así (puede que con asepsia, distancia o qué se yo) este tipo de hechos sin caer en lo fácil.
ResponderEliminarBesos
Tengo que dejar claro que la segunda parte también me gustó y que cuando hilvana y relaciona con la primera recupera parte de esa magia. Sí es cierto que la primera parte me tocó sobremanera.
EliminarLa manera de contarlo, aparentemente tan sencilla, sin duda es un acierto y lo que hace que el libro llegue.
Gracias por pasarte a pesar de tu temporal retiro bloguero.
Besos
No conocía este libro. Y poco he leído de esta temática. Me has convencido aunque tiene pinta de que me va a doler.
EliminarBesotes!!!
Creo que no hay mucha narrativa sobre el tema. En parte supongo que porque es un tema delicado y difícil de abordar. Desde luego no es una lectura para salir indemne de ella.
EliminarBesos
Pues vaya descubrimiento nos traes hoy!
ResponderEliminarNo lo conocía y parece muy interesante.
Besotes
Lo es. Más que interesante.
EliminarBesos
No he leído nada así... de verdad parece muy interesante!
ResponderEliminarHay más libros de este estilo, lo que llaman novela de no ficción, aunque este tiene la peculiaridad de incluir el tema del terrorismo por parte de ETA.
EliminarSaludos
Me encantó, un libro terrible y durísimo en cualquiera de las dos pérdidas, la lejana o la cercana. Un descubrimiento
ResponderEliminarBesos
Las dos pérdidas son terribles, sin duda, aunque a mí me haya llegado a conmover más una de ellas.
EliminarUna escritora a la que seguirle la pista.
Besos
Lo leí no hará muchos meses y me gustó mucho. ¡Una primera novela y de esta intensidad! Me pareció fabulosa. Por otra parte creo que hay mucha literatura en "El comensal": Machado, Rafael Sánchez Mazas, Robert Walser y otras citas o alusiones entreveradas en estas dos historias -una vivida, la de la madre; la otra, escuchada: la del abuelo asesinado-.
ResponderEliminarMe gustaría ver cómo evoluciona esta joven escritora pues su novela es impactante y logra llegar -como tú bien dices- muy adentro en el lector, incluso hasta lo físico.
Un beso
"¿Quién ha visto sin temblar / un hayedo en un pinar?" Estos versos de Machado encabezan la novela de Gabriela Ybarra y cobrarán gran relevancia en ella. Con la imagen de un haya en la nieve que me imagino temblando despido la reseña y obviamente no es casualidad. La nieve también es protagonista de 'El paseo' de Walser al que la autora hace referencia en varias ocasiones. El blanco para mí define este libro, por frío y distante (no en el sentido de que transmita frialdad o deje indiferente), porque blanco es el color de los hospitales, porque a pesar de lo que cuenta ofrece calma y serenidad, y también porque transmite luz. Sí tienes razón, hay mucha literatura en este libro.
EliminarRecuerdo tu reseña, como comentaba con Gerardo. Y sí habrá que ver si escribe más Gabriela Ybarra, qué nos cuenta y cómo nos lo cuenta.
Besos
Tenía muchas ganas a este libro, del que desde el principio vi muy buenas críticas y comentarios. Lo compré y lo hice esperar, porque prefiero dejar enfriar el boom inicial de algunos libros. Y ciertamente luego he empezado a ver comentarios un poco más en tu línea, como una lectura que impacta pero que hay esa desigualdad entre la primera y la segunda parte. Creo que ahora podré leerlo mejor. Lo que sí parece claro es que habrá que seguir de cerca a Gabriela...
ResponderEliminarUn abrazo
A mí también me gusta a veces poner los libros en cuarentena, como digo yo.
EliminarMari y yo hemos notado esa desigualdad. Mientras Leo y Juan Carlos no. Te va a tocar desempatar. Independientemente de ello pienso que el libro te va a gustar.
Un abrazo
Hace poco estuve en Bilbao y recuerdo perfectamente cómo las personas que allí conocí me contaron sucesos de la época que me ponían los pelos de punta ya que yo nací cuando todo estaba más calmado y lo viví de otra forma. Así que creo que puede ser una lectura dura pero realista y con la que puedo disfrutar.
ResponderEliminarBesitos
Afortunadamente están las cosas más calmadas, pero creo que hay experiencias familiares, sociales, que se van transmitiendo generacionalmente y que solo con el tiempo se van diluyendo. La lectura es dura pero a la vez hermosa, así que espero que la disfrutes.
EliminarBesos
Este libro lo tengo en las manos cada dos por tres. Lo veo mucho en las librerías, lo toco, lo ojeo, ... Cualquier día de estos me lo traigo conmigo, jeje.
ResponderEliminarbsos!
Te lo vas a acabar leyendo de a poco ;) Ya me contarás si te lo acabas llevando.
EliminarBesos
Parece muy interesante . dura y realista a la vez. Besitos.
ResponderEliminarLo es.
EliminarGracias por pasarte.
Creo que yo también la conocí por Juan Carlos Galán. En todo caso, tu reseña la resucita pues la tenía olvidada entre tanta novela pendiente. Ahora la retomo.
ResponderEliminarUn beso y gracias por tan completa y bien llevada reseña.
De nada, Rosa. Espero que estés disfrutando de tu viaje.
EliminarBesos
Sé que es otra novela que no tiene nada que ver, pero sobre lo de refabular el pasado, imaginar y recordar, me ha recordado a la novela Mentira, de Enrique de Heriz.
ResponderEliminarSobre la novela que comentas, me sorprende lo de la serenidad de la autora. Yo en su lugar no creo que pudiera.
Un saludo.
Es precisamente esa serenidad y ese ofrecer un dolor limpio, el logro de esta novela. Tal vez a la propia autora escribir le haya servido de terapia, no lo sé. El caso es que el dolor es algo muy íntimo y personal y cada uno lo vive y sufre a su manera.
EliminarSobre la novela que comentas tú, no la conozco, así que no puedo opinar.
Un saludo.
Personalmente no me gustó nada este libro, de hecho me decepcionó mucho, me pareció un libro sin alma y, sobre todo, muy mal escrito... Me temo que la popularidad que ha alcanzado se debe más al tema que trata (el del terrorismo etarra, que sigue vendiendo mucho en este país) que a sus verdaderas dotes literarias, prácticamente inexistentes (ya que se asemeja más a una crónica periodística que a un relato literario). Hay una novela que trata el mismo tema del duelo y que es, a mi juicio, todo lo contrario: "La pertenencia" (la autora se llama Gema Nieto y también es una chica muy joven). Me pareció brillante. Lírica, honesta, valiente y conmovedora. Trata infinidad de motivos con un manejo sobresaliente del estilo: el dolor de una familia rota, el descubrimiento del amor... todo contado de manera bellísima. Impresionante, de verdad, de lo mejor que he leído últimamente, me ha marcado. Viene avalada además por Belén Gopegui y Alberto Olmos. Desde que la devoré la recomiendo encarecidamente a todo el que puedo, así que aquí dejo mi apunte, que espero que no caiga en saco roto porque de verdad es un libro que vale la pena. Un saludo.
ResponderEliminarEs una novela de no ficción, lo que significa que ficciona a partir de la realidad, la misma autora lo explica al principio del libro. A quien llegue a este libro buscado solo el tema del terrorismo, a pesar de que dice mucho de él con muy poco, pienso que se le quedará corto. A mí la primera parte me encantó, como digo en la reseña me pareció mágica. La segunda me gustó también pero no me llegó tanto. Naturalmente hay libros para todos los gustos y es inevitable que con algunos tengamos feeling y con otros no.
EliminarTe agradezco y tomo nota de tu recomendación. No conocía el libro pero pienso que podría gustarme.
Gracias por pasarte y compartir tus impresiones.
Un saludo.