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Canoas - Maylis de Kerangal

No me gusta mi voz. No me gusta mi voz cuando la escucho grabada; esa voz que de mí escuchan los demás. Es una suerte, pues habitualmente me escucho a mí misma sin intermediarios técnicos. Cuando hablamos, las vibraciones de nuestra voz se transmiten por el aire y llegan tanto a nuestros oídos como a los oídos de nuestros interlocutores, pero también se transmiten internamente por los huesos de nuestra mandíbula y nuestro cráneo. Es por ello que nos escuchamos a nosotros mismos tanto por vía aérea como ósea. Cuando nos escuchamos en un audio, en cambio, el sonido de nuestra voz nos llega solo por el aire, libre del tamizado que supone el paso por los huesos de nuestra cabeza, pero también, por ello, menos grave, menos profunda, menos agradable a nuestros oídos. Esa es la voz que los demás asocian con nosotros pero con la que nos cuesta tanto identificarnos. El hecho de que a la mayoría de las personas tampoco les guste su voz escuchada así no es algo que me consuele. La primera vez que...

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