Wakefield - Nathaniel Hawthorne

«Recuerdo haber leído en algún viejo periódico o en alguna revista antigua una crónica que, relatada como si fuera real, contaba la historia de un hombre, de nombre Wakefield, que decidió marcharse a vivir lejos de su mujer una temporada larga…»
Así comienza Nathaniel Hawthorne su maravilloso relato Wakefiel. Así, con ese estilo tan de la época en la que el autor se vuelve narrador y en ocasiones se dirige directamente al lector. Así, como si nada, como si de repente hubiese recordado leer en cierta ocasión esa historia en alguna parte y fuese lo más natural del mundo disponerse a contárnosla.

Así, también, como si nada, se va Wakefield un día de su casa. Así como si fuese lo más natural irse del hogar, comunicar una ausencia de unos días por negocios y no regresar sin dar ninguna seña hasta transcurridos veinte años. Así, como si nada, regresará al cabo de los años, como si hubiese salido la misma mañana del día de su regreso, o como si tan solo hubieran trascurrido los pocos días que anunció al marcharse. Pero no nos dejemos engañar, si estos asís resultan tan fáciles de obrar es porque en realidad son muy difíciles de llevar a cabo.

Wakefield no se fue a atender negocios, tampoco a vivir aventuras (o sí, lo suyo ha sido una gran aventura que pocos se atreverían a emprender por poco que Wakefield sea difícil de calificar como un tipo valiente), sino que se fue directamente a un apartamento en la calle de al lado. (???????)

¿Y qué ha podido motivar esta idea tan nimia, pueril, excéntrica, irrisoria, extraordinaria? Quién podría contestar. ¿Vanidad, tal vez? ¿La vanidad de observar su pequeño mundo girando en torno a su ausencia? («¡Pobre Wakefield! ¡Pero qué poco consciente eres de tu propia insignificancia en este inmenso mundo! Ningún ojo mortal, excepto el mío, ha estado vigilándote».) Ah, qué manera de fantasear. Todos tenemos deseos malsanos. Pocos tienen la osadía o estupidez de ponerlos en práctica.
«Se las había ingeniado para apartarse del mundo -o más bien lo había conseguido casualmente-, para desaparecer, para abandonar su lugar y sus privilegios con los vivos, y todo sin ser admitido entre los muertos».
Wakefield es el cuento entre los cuentos. Brevísimo en extensión y enorme en la sencillez de su trama, su lectura ocupa apenas un rato pero la permanencia de su huella es honda y alargada. No os será difícil acceder a él (podéis leerlo por ejemplo aquí) pero las obras que son joyas requieren joyas de ediciones y por eso yo he elegido la exquisita edición bilingüe de Nórdica ilustrada maravillosamente por Ana Juan (podéis disfrutar de algunas de las ilustraciones en el booktrailer que os dejo al final de la reseña) y traducida por María José Chuliá.

No obstante, lo mejor de Wakefield comienza cuando se cierra el libro. Ahí es donde comenzamos a meternos realmente en la mente de este personaje de la literatura universal tan peculiar. Cada lector recorrerá su propio camino, se perderá en su laberinto, hará su lectura propia como el mismo Nathaniel Hawthorne hizo la suya y así nos la cuenta al final de su relato.

Cuando Wakefield se va de su casa se despide de su esposa y al salir cierra la puerta. Esta, sin embargo, queda entreabierta. Por esa mera rendija, la señora Wakefield alcanza a atisbar tan solo por un instante una sonrisa en el rostro de su esposo. Ese rostro tal vez se difumine en el recuerdo de la mujer con el paso de los años pero esa sonrisa volverá ocasionalmente a ella a lo largo de los mismos tal y como la captó la primera vez. Esa sonrisa es la que vuelve a mí una y otra vez cada vez que pienso en esta historia y hasta a veces sin pensarla, pues esa sonrisa que nunca he visto siembra en mí una inquietud que florece cada vez que la imagino. Porque Wakefield, como obra genial que es, es un libro que, como esa puerta, por más que se cierra queda entreabierto. Y por esa fina apertura llega hasta mí el poco control que tenemos sobre nosotros y nuestras vidas y la inconsistencia de todo lo que creemos firme y nuestro por derecho.
«Es peligroso abrir un cisma en los afectos humanos; no tanto porque se produzca un desarraigo profundo y prolongado, sino porque vuelva a cerrarse demasiado rápido». 
«En medio de la aparente confusión de nuestro misterioso mundo, las personas están tan pulcramente adaptadas a un sistema, y los sistemas engarzados entre sí y a un todo, que si una persona se ausenta por un momento, se expone al aterrador riesgo de perder su puesto por siempre, pudiendo llegar a convertirse, como le sucedió a Wakefield, en el Desterrado del Universo».




Ficha del libro:
Título: Wakefield
Autor: Nathaniel Hawthorne
Traductora: María José Chuliá
Ilustradora: Ana Juan
Editorial: Nórdica
Año de publicación: 2011
Nº de páginas: 80
ISBN: 978-84-92683-41-3
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Comentarios

  1. Es un relato genial. He querido leer más relatos de este escritor pero todavía no he seguido con él, a pesar de lo mucho que me gustó este.

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    1. Sí, es una verdadera maravilla. Habrá que buscar más relatos suyos ;)
      Besos

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  2. Es verdad que este tipo de libros es mejor tenerlos en ediciones preciosas que te hacen más bonita la experiencia de leerlas, pero aún así voy a echar un vistazo al enlace que nos has dejado para saber qué pasa por la cabeza de este señor para irse de casa. ;-)

    Besos!

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    1. Haces bien. Échale un vistazo, se lee en un rato. Y si te gusta, ya decides luego si te quieres mimar con la edición de Nórdica.

      Besos

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  3. Hace tiempo que rengo a Nathaniel Hawthorne entre mis escritores pendientes, y más aún desde que viera la influencia que había tenido en Louisa May Alcott como vecino y visitante en su casa familiar de Concorde en Massachusetts. Aunque había pesando empezar por "La letra escarlata" o "La casa de los siete tejados", más conocidas, este relato tan breve me ha llamado poderosamente la atención.
    Nos creemos los protagonistas no solo de nuestra vida, sino de la de todos los que nos rodean sin darnos cuenta de que para ellos no somos necesarios, solo contingentes. Bueno, es un decir. Sí que somos necesarios para muchos de nuestros seres queridos, pero no tanto como pensamos y nos quedaríamos muy asombrados de ver que pueden arreglarse sin nosotros relativamente bien, aunque les cueste.
    En el documental sobre Joan Didion que te recomiendo, "El centro cederá", dice algo preciosos y es que si queremos seguir viviendo tenemos que renunciar a nuestros muertos. Ella los dejó ir por medio de sus escritos y ha podido seguir adelante, aunque el dolor se ve impreso en sus gestos tras cada sonrisa. Si puedes, no te lo pierdas. Está en Netflix.
    Un beso.

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    1. Supongo que la vida siempre sigue y nosotros con ella a pesar de los pesares. Es parte del instinto de supervivencia continuar a pesar de las pérdidas. Tomo buena nota del documental sobre Joan Didion.

      También pensé siempre que si algún día me animaba con el señor Nathaniel Hawthorne lo haría con La letra escarlata. Hace unos meses, sin embargo, Paula Díez recomendó tanto en su cuenta de Instagram como en Tarro-libros este relato. Me llamó mucha la atención y enseguida me puse a investigar, pues aunque la edición que mostraba Paula se veía preciosa e incluía también otros relatos, al no ser española me imaginé que tal vez me fuera complicada de encontrar. Así fue como dí con esta edición de Nórdica.

      La trama del relato es supersencilla. De hecho igual he contado aquí más de la cuenta. Lo mejor es la sensación que produce y que deja al lector. Espero que te guste si te animas.

      Besos

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  4. Pues no he leído nada del autor. Me he dejado guardado el pdf por si lo cotilleo estos días, pero me dejas con ganas de disfrutar de esta preciosidad de edición.
    Besotes!!!

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    1. Como le digo a Estefanía, siempre puedes leerlo y si te gusta comprarte luego la edición de Nórdica.
      Besos

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  5. Me encanta que el narrador se dirija a mí, es como si te contaran la historia a la luz del fuego. La novela que tengo entre manos va de eso también. Lo descargo del link que has puesto. Es un relato mítico, pero no lo he leído. Disfruto tanto leyendo como saboreando la impronta que una buena lectura deja después, una dulce resaca, sin duda.
    Un abrazo.

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    1. Sí, el autor crea así una complicidad especial con el lector.
      Disfrutarás de la resaca de este relato. Sin duda.
      Un abrazo

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  6. Hola , este relato es una pequeña joya de la Literatura. Soberbio. Además, como bien has explicado, las espléndidas ilustraciones de Ana Juan -Premio Nacional de Ilustración 2010- son espléndidas. Wakefield es visto magistralmente por la ilustradora a través de un omnipresente ojo y que a modo de segundo narrador nos guía a través de los dibujos.
    Estupenda recomendación
    Un abrazo

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    1. El relato de Nathaniel Hawthorne es una joyita, sin duda. Y las ilustraciones de Ana Juan convierten a la de Nórdica en una joyita de edición (todos los ilustrados de esta editorial son una maravilla).

      Qué bien que estés de vuelta.

      Un abrazo

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  7. Es un autor maravilloso y muy lúcido. La edición es una preciosidad.
    Un abrazo.

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    1. Es lo primero que leo de Nathaniel Howthorne pero sí, me ha parecido un autor maravilloso y muy agudo. Todo lo bueno que se dice de él está ampliamente justificado a la luz de este relato.

      Una brazo

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  8. Qué bien has transmitido ese efecto perdurable que te dejan algunas historias una vez terminadas, cuando un libro cobra vida más allá de él mismo, como este "Wakefield" de N. Hawthorne, es una clase de enseñanza que crece en tu interior, cuyo significado parece haberte sido revelado solo a ti, de hecho es así.
    Lo tengo muy en cuenta.
    Cuídate, Lorena.

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    1. Bueno, el propio autor me lo ha puesto muy fácil pues esa puerta que queda entreabierta y esa sonrisa de Wakefield que percibe su mujer se prestan muy bien a ser tomados como metáfora.

      Haces bien en tenerlo en cuenta.

      Un abrazo

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  9. Sinceramente, no sabía quién era. Sí sabía de la obra "La letra escarlata", pero no sabía cómo se llamaba el autor. Espero leerlo algún día.
    ¡Un abrazo!

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  10. Pues no sabes lo mucho que te agradezco esta reseña. Del autor solo leí La letra escarlata en tiempos de facultad y no he vuelto a él pero me lo pones facilísimo. Así que este, sí o si, lo voy a leer estos días. Besos y gracias.

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    1. Pues sí, muy fácil. Accesible y se lee en un rato.
      Que lo disfrutes.
      Besos

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  11. He leído este relato en una vieja edición de Alianza, que se acompañaba de otros muy interesantes -entre ellos, la monumental 'La hija de Rappaccini'-. Y realmente aquella selección había sido de mi agrado.
    La sensación de irse y poder observar cómo la vida del entorno se desarrolla normalmente aún en nuestra ausencia es maravillosa.
    Cuando puedas, visita 'La casa de los siete tejados' del mismo autor. No te defraudará.
    Un abrazo, Lorena.

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    1. Tomo buena nota del título que recomiendas. Me apetece seguir leyendo a Nathaniel Hawthorne.

      Un abrazo

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