Invierno - Elvira Valgañón
«Lo que recuerda empieza una mañana de verano. La luz del sol, brillante y cegadora, las manos ásperas del hombre que le puso un sombrero y lo vistió con una chaqueta vieja, que se alejó un poco para mirarlo y dijo algo que no comprendió. Árboles y surcos de tierra oscura. Al principio pensó que también a él le brotarían de los brazos frutos redondos y brillantes. Ahora sabe que lo árboles son árboles y los tomates, tomates y que la huerta que habita solo es una parte del mundo».
Una parte del mundo y, sin embargo, el pueblo que la alberga contiene en él un mundo entero.
En ese pueblo imaginario de ubicación desconocida, aunque probablemente Elvira Valgañón, su autora, no se haya alejado demasiado de su tierra natal, La Rioja, para buscar inspiración, el invierno es largo y dura casi todo el año. El invierno lo acusan las familias más necesitadas, que carecen de recursos para reponer el calzado para que sus niños vayan a la escuela. El invierno propicia los encuentros y reuniones en el bar de Anselmo, que no siempre fue ni será de Anselmo, pero entre cuyas paredes se siguen contando las mismas historias que cuando él lo regentaba.
Un invierno llegó al pueblo el francés, al que encontraron en un prado que se conocería luego como el prao del francés, aunque ni siquiera era francés, pero cuando esto se supo era ya demasiado tarde para empezar a llamarlo de otro modo que no fuera el francés, porque ya era su francés, es decir, el francés de las gentes del pueblo que vivían por aquel entonces, y por tanto el francés de los que vivirían después, porque los muertos y sus historias también se heredan.
Al pueblo y su sucesión de inviernos llegarán más personajes que después se irán. Algunos tal vez regresen. Pero tal vez sean sus llegadas y desapariciones los que dejen la impronta en la mitología del lugar, los que den el marco al ínterin que forjarán las historias que sustentarán los hombres con sus charlas de taberna y las mujeres al encontrarse en el río.
Luego están aquellos que ni llegan ni se van porque siempre han estado. Como Lamperna, el pastor, cuya muerte «nos cogió a todos desprevenidos, no porque no tuviera Lamperna edad para morirse sino porque, por entonces, su presencia formaba parte de las cosas que a nosotros nos parecían inmutables: el río, la dehesa, el invierno, la cueva del Moro, las rosquillas de la madre, el espantapájaros del huerto de Bernardo, la casa encantada... Y las historias que nos contaba Lamperna».
Lamperna cuenta historias a quien las quiera escuchar pero calla muchas otras. Las calla porque ha vivido muchos fríos inviernos pero también conoce el sol despiadado y abrasador y hace tiempo que aprendió que «el calor mataba a más hombres que la guerra».
De la guerra sabe un poco el viejo pastor pero no es el único que le ha visto las orejas al lobo. Porque en esta historia contenedora de historias que nos cuenta Elvira Valgañón y cuyos capítulos llevan título de cuentos clásicos, no faltan «los hombres del saco» que «se llevaban a la gente de sus casas».
i've got soul but i'm not a soldier Fotografía de Alba Palacios |
Sí, Elvira Valgañón nos cuenta varias historias porque bien sabe que una única historia está hecha de muchas historias. Reconozco que llego a su libro un poco a ciegas, víctima un poco de un amor a primera vista por él. Por eso, por desconocer su estructura, a veces me siento un poco desubicada. Espero una novela al uso. Me encuentro con historias protagonizadas por distintos personajes en distintos años e incluso siglos pero sobre un escenario común. Afino los sentidos buscando coincidencias, guiños, cruces. Y cuando ya doy por sentado que lo que en realidad me está contando es la historia de ese pueblo, se retoman algunos de los personajes y de las tramas.
Disfruto de mi desubicación, sin embargo, y perdono cierta falta de cohesión del conjunto porque la prosa de Valgañón es exquisita y sus historias rezuman sutileza. A don Luis, otro de los personajes, en ese pasado que recuerda y que algún día tendrá que dejar de callar, alguien le pide que se haga cargo de una criatura: «Cuídamela, le decía ella y se lo pedía con los ojos, con las manos, con los hombros, con el cuerpo entero». Así, con los ojos, con las manos, con los hombros, con el cuerpo entero, nos pide Elvira Valgañón que escuchemos el silbido del frío e invernal viento que ulula y susurra historias. Así, con cada fibra de su cuerpo que apela a cada fibra del nuestro, escribe la riojana, haciéndonos regalos delicadísimos, como aquellos que Laureano, al que conoceremos de adulto, le hiciera siendo un mozo a Casilda, que por aquel entonces era apenas una cría y que los «recibía con una mezcla de extrañeza y pudor, con un revoloteo en el estómago que no conocía de antes, cuando él le ponía en las manos nidos de gorrión y piedras de colores pulidas por el agua, cerezas para que se las pusiera de pendientes, puñaditos de paniquesos, anavias moradas ensartadas en pajitas».
«Algunas noches sueña con cosas que no ha visto nunca, lugares que no conoce, palabras que no le dicen nada. Un libro manchado de café, música en la radio, mermelada de ciruela, un fuego encendido en la cocina, una mujer hermosa, de pelo muy rubio, casi blanco, que acuna a un niño sentada en una mecedora, y eso son recuerdos de otro, sospecha, recuerdos que habitan su sombrero y su chaqueta y que enseguida se le olvidan cuando se despierta».
Sueños, incumplidos o por cumplir; «miedo tan grande que [...] lo tapó todo»; recuerdos, que son lo que queda cuando alguien se va, los que trenzan las historias. Todo esto compone el Invierno de Elvira Valgañón. Todo lo pequeño, lo minúsculo, lo mirado al microscopio. Porque la vida es lo chiquito, los pequeños detalles, lo que necesita ser preservado por el ambiente helador de este libro. La vida es eso, siempre que el calor indiscriminado y arrasador de lo grande, que casi siempre escapa a nuestro control, deje que siga su curso.
scarecrow. Fotografía de Caroline |
Ficha del libro:
Título: Invierno
Autora: Elvira Valgañón
Editorial: Pepitas de calabaza
Año de publicación: 2017
Nº de páginas: 136
ISBN: 978-84-15862-94-9
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Hay libros que, como objeto físico, enamoran a primera vista, no me extraña que te fijaras en éste de tan bella portada.
ResponderEliminarY además el título, me parece perfecto, Invierno, una palabra que en su simplicidad irrumpe limpia y potente en la portada, una sola palabra que nos despierta muchas sensaciones.
Me ha encantado ese fragmento sobre el pastor Lamperna… es que da en el clavo; vecinos que uno contempla de niño, y los asocias a las cosas que siempre estuvieron ahí, como las montañas o el río… de repente un día mueren, y en tu mente infantil empiezan a suceder cosas que te desconciertan, abrupto despertar a la realidad.
Y tu forma de acercarte a los libros… pues que te voy a contar, si somos muy parecidos, a golpe de corazonada, no con todos claro, pero sí un buen número… uno ya maneja ciertas señales en el aire, después de tantos años lectores, ¿verdad?
Nos podrá gustar o no la propuesta que nos traes… pero quedarse indiferente ante tu manera de contar los libros, eso nunca, leerte es un acicate en sí mismo.
Un abrazo, Lorena… me gusta el libro
Hay presencias que son una constante en nuestras vidas, por ello mismo, cuando dicha presencia deja de ser tal, algo en nosotros se desmorona; poco queda a lo que aferrarse en este mundo tan inestable. En este libro pareciera que el tiempo no transcurriera, sin embargo, es precisamente el paso del tiempo, con todo lo que trae y lleva, lo que narran sus páginas.
EliminarA tus señales yo las llamo intuición lectora. Es cierto que no es infalible, pero no menos cierto es que casi nunca nos falla.
Muchas gracias por tus amables palabras, Paco.
Un abrazo
Cuánto me gusta todo lo que cuentas. No tenía ni idea de esta autora, pero ese pueblo del que se cuenta la historia a través de personajes y tiempos distintos, es de esas cosas que me gustan mucho.
ResponderEliminarMe gusta la sensación de estar desubicada en una historia y, poco a poco, ir poniendo las piezas que faltan y ver cómo todo empieza a encajar y yo empiezo a saber dónde y cómo estoy. Es una sensación muy gratificante porque te da la sensación de estar contribuyendo a la creación de la historia.
Lo buscaré.
Un beso.
Para mí también era una desconocida hasta que topé con este libro. A la editorial, en cambio, la conocía de nombre y tenía muchas ganas de estrenarme con ella. Al final ha resultado un feliz encuentro por ambas partes.
EliminarSe disfruta de la historia a pesar de esa desubicación porque Elvira Valgañón lo cuenta muy bonito y sus historias rezuman tanta delicadeza que son bocaditos apetitosos en sí mismos por mucho que a mí me hubiese gustado hacer un menú completo con ellos.
Espero que lo disfrutes tanto como yo.
Besos
No conocía este libro. Me ha gustado lo que cuentas. Ese ir encajando las piezas para poder tener una visión completa de la historia, que no sea tradicional a la hora de contarla... Sí, me la apunto. Aunque tardará en caer,que se me acumulan los pendientes.
ResponderEliminarBesotes!!!
Al final, como digo, hay historias que se retoman y otras que quedan ahí. Peor creo que se disfruta igualmente.
EliminarBesos
Las historias que contienen muchas otras historias me atraen. La verdad es que la vida en el fondo es eso: una historia que se cruza y/o contiene muchas otras. Si además la lectura en principio desubica un poco y exige cierto esfuerzo para recomponerla y que todo esté en su sitio, la novela puede resultarme interesante.
ResponderEliminarNo conocía a la autora. Tomo nota de su nombre y estaré atento a ella en mis pesquisas librescas.
Besos
Muy cierto eso de que la vida está hecha de historias.
EliminarNo es una lectura que requiera esfuerzo; solo hay que dejarse llevar y abrir los sentidos. Si buscas la sinopsis (o pinchas en la ficha tras la reseña sobre el título) verás que también apela mucho a las sensaciones pero que apenas aporta nada más. Al ir leyendo y ver que cada capítulo era una historia diferente pero ubicada en el mismo lugar, pensé que al seguir avanzando se irían interconectando las historias. Cuando ya daba por sentado que no sería así, se retoman algunas; otras, sin embargo, se quedan descolgadas. Por eso hablo de desubicación y de falta de cohesión. Aunque tal vez sea yo quien lo haya percibido así y otro lector no esté de acuerdo conmigo. En cualquier caso hay cosas que hacen que merezca la pena tener este libro en cuenta.
Besos
Me gusta la temática rural, me lleva de la mano a mi infancia y raíces. Y eso que mi ciudad ya ha dejado de ser "pueblo", excepto en ciertas mentalidades y en el peor sentido. Me parece muy curiosa la estructura en capítulos como si fueran cuentos, voy a leer el principio ya que has puesto el link.
ResponderEliminarUn abrazo.
Supongo que hay ciudades que no dejan de ser pueblos, especialmente si el paso de uno a la otra se produce en muy poco tiempo.
EliminarSigo sin saber muy bien cómo calificar este libro. No es propiamente un libro de relatos pero como novela creo que falla. Y aunque me gustan los libros inclasificables creo que en este caso la autora aún tiene que pulir algunas cosillas. Pero como, más que decir me reitero, tanto ella como su libro me han dejado muy buenas sensaciones y muy buen sabor de boca.
Un abrazo
No son pocas las veces que un lector se deja llevar por la sugerente portada como la de este libro. Lo que ello tiene de bueno es que no tienes más datos a priori; no sabes con qué te encontrarás y las expectativas son siempre muchas, independientemente del resultado.
ResponderEliminarMe gustan particularmente las historias de pueblo; en general, hay mucho condimento en lo que sus gentes aportan al común, que no es otra cosa que Vida.
Sé positivamente que no habré de hallarlo por aquí, pero lo apunto por si alguien se equivoca.
Gracias por tu reseña, emotiva como siempre.
Un fuerte abrazo, Lorena.
Fue la portada y también la sinopsis que, como comento con Juan Carlos, no aclara demasiado de qué va este libro, lo que me hicieron fijarme en él. Es cierto también que, entre que descubrí el libro y finalmente lo leí transcurrieron meses y entretanto me encontré en Instagram con un par de opiniones positivas sobre el mismo y, aunque tampoco contaban demasiado sobre él, eso aumentó mi deseo de leerlo. Autora poco conocida, editorial pequeñita... parece que la difusión está complicada. Ojalá que el boca a boca funcione y os llegue hasta allí.
EliminarUn abrazo
Algunas de mis mejores lecturas han venido de un impulso por una portada que me ha llamado la atención, la sinopsis que te atrae o un fragmento leído al azar que me hace querer seguir leyendo así que entiendo perfectamente ese deseo.
ResponderEliminarNo he leído el libro aunque sí lo buscaré porque tu reseña "despierta" las ganas de descubrirlo.
Besos
Esas corazonadas pocas veces nos fallan, ¿verdad, Conxita?
EliminarEspero que este libro sea de tu agrado si lo lees.
Besos