Piel de lobo - Lara Moreno


La observo y sólo la imagen me duele. Infinitos tirones que tensan la frágil piel de mi cráneo. El desgarro de la distancia, de la bifurcación, de la unión. Tronco trenzado en peinado infantil, raíz que penetra en "ese pequeño trozo de tierra sedienta y estéril y sin sentido". Tierra agrietada "desértica, cuarteada, marrón blanquecino, que se lo traga todo al instante". Grietas también entre los dedos que cubren ambos rostros. No se miran, no se enfrentan, no se ven. Se sienten, el más mínimo movimiento hacia la escisión produce un tirón. Los resquicios entre sus dedos son abismos hacia los que se precipitan sus miradas. Dedos de carne y hueso, barrera ante el precipicio. Visión parcial que nos mantiene en la línea de flotación; fragmentos de un puzle que deberíamos ser capaces de encajar; querer saber y no atrevernos a imaginar. Así leo yo: visión difuminada, detalles que son señales, augurios, migas de pan que un ejército de hormigas procedentes de la tierra sedienta se empeña en ocultar. Así leo yo: asomándome al abismo entre mis dedos indecisos en dejarme o no saber, temiendo el golpe al que conduce el vuelo en picado pero regodeándome en ello. Así lee una de ellas, que (¡oh, feliz coincidencia!) lee las Confesiones de Marina Tsvietáieva ('mi' Marina).
"Una extraña satisfacción recorre a Sofía al leer. No es placer, es la punzada de lo oscuro, es ese dolor controlable, autoinfligido, de rascarse una herida, arrancarse una postilla no del todo seca, volver a empezar con la sangre y el coágulo."
Ellas: Sofía y Rita, Rita y Sofía. La raíz-trenza que sostienen es la de la infancia compartida. Cada bucle del cabello de una que se enreda con el de la otra es un nudo más que pesa, que une, que lastra. Una mano vela lo que no se quiere ver; la otra, agarra la intrincada maraña de secretos silenciados. Un leve movimiento de esa mano y, tal vez por un acto reflejo, la otra se pone en alerta. Los dedos se abren, casi imperceptiblemente; nos llega más luz, más terreno oscuro sobre el que pisar. Un fuerte tirón puede hacer incluso que se suelte algún mechón, cabo de múltiples haces por los que empezar a desenredar. Hay que tener valor para bajar la mano que protege el rostro; algún cataclismo bien podría ayudar a vencer la obstinada costumbre. Dedos-barrera que son también dedos-púas; espacios-abismos por los que por qué no se han de poder colar cabelleras. Las manos caídas pueden recuperar sus otras funciones. Los dedos peinan, alisan, allanan mas nunca separan; la trenza inescrutable se vuelve grácil torbellino de revoltosos tirabuzones. Las manos se tienden, las palmas se rozan, los huecos entre los dedos se llenan con otros dedos; encajan como las piezas del puzle que por fin está completo. Manos al principio reacias, que han olvidado ofrecerse, que están aprendiendo a encontrarse. Los dedos abiertos son una invitación.
"...dejé la puerta abierta, solo tenías que entrar."
Teléfono rojo. Fotografía de srgpicker

La que sí se vuelve a abrir es la antigua casa de veraneo familiar de Sofía y Rita, esa que su padre se empeñó en comprar y que sucedió en los períodos estivales a la casa de los abuelos que era también cobijo de tíos y primos. Las dos hermanas han vuelto transcurrido un año de la muerte del padre para poner orden y decidir qué hacer con ella. Rita, libre y pragmática, quiere vender; Sofía, más indecisa, parece más reacia a decir adiós a lo que callan las paredes de su infancia. La decisión tendrá que ser aplazada pues Sofía regresa allí poco después para instalarse. No llega sola, trae consigo a su hijo. Atrás deja (o intenta dejar) un matrimonio que lleva tiempo tambaleándose sobre frágiles palillos que definitivamente han cedido. A los pocos días, arrastrada tal vez por un tirón en sus cabellos, se les unirá Rita.

Rita, pájaro audaz, ángel glorioso, que no se sabe si ha venido a cobijar bajo sus alas o a torturar con sus picotazos. Sofía, la hermana mayor que debiera ser protectora, siempre se ha sentido pequeña a su lado. Rita deslumbra, Rita es inasible, sabia, lejana. Sofía, la niña buena, la que sigue las normas, que cuando quiere volar es tan torpe que está condenada al fracaso: su red de seguridad es un fiasco. Sofía, que es hermana pero también hija y madre, que fue esposa y ahora no sabe dejar de serlo. Familia de procedencia, familia formada: ambas han de ser un sostén y son sólo una trampa.

Así vamos dando vueltas a los problemas de Sofía, a ese pozo suyo de relaciones o de no saber relacionarse. Y dejamos de lado a Rita, porque va y viene, porque es también Sofía quien desentierra los recuerdos de su infancia, esas migas de pan que nos conducirán a lo que nuestros dedos quieren tapar. Pero no, esta no es la historia de Sofía, esta es la historia de Rita y Sofía, de esa raíz trenzada que comparten y que hay que desenredar.
"...y ahora que están a solas hay algo que la asusta. Ese algo es también las distintas formas de encajar el abismo."
Por dos veces he estado yo al borde del abismo leyendo este libro y he sentido el vértigo somatizado en mi estómago. No: no quiero que pase lo que creo que va a pasar; sí: sí quiero seguir leyendo para saber si va a pasar lo que creo que va a pasar; no sé: no sé si deseo que pase lo creo que va a pasar.

Fotografía de Kevin Gong

Lara Moreno es una maestra en decir sin contar. Sus armas son los detalles, su lucidez incisiva, ese narrar en ocasiones como a cámara lenta: pum, pum, pum (tic tac de reloj, latidos de corazón). Me dio buenas vibraciones desde la primera página de este libro y mis primeras impresiones se fueron confirmando a lo largo de la lectura hasta alzarse en una merecidísima ovación final.

Algo va a pasar, algo ya ha pasado: se siente desde que ambas hermanas ponen sus pies en esa casa; se presiente desde el primer recuerdo de esa infancia que a pesar de compartida no se ha vivido igual. Algo que lo truncó todo, que fue un antes y un después, un pudo ser y no fue, un nada va a ser igual. Del mismo modo que siente Sofía al contemplar un eclipse que la luz del sol no es igual de brillante tras el paso de la luna. Alguien le dice que eclipse viene del griego ekleipsis y que significa "abandono, desamparo, alejamiento" (los huecos entre los dedos vacíos).

El desenlace está a la altura de las expectativas pero, además, todo lo que se nos ofrece entretanto es un regalo. La escritora andaluza traza unos retratos realistas y reveladores sobre la complejidad de las relaciones, sobre los miedos de la infancia y de la edad adulta ("Me hice mayor de repente y empecé a acumular el aceite de ricino de los prejuicios temerosos por la vida ajena, que siempre acaban siendo por la propia."), y sobre el sentimiento de culpa.
"...imagino su cuerpo derramado, quieto y vencido, caído pájaro tras la cacería, yo perro que recoge, mandíbula que aprieta suavemente, para no hacer daño todavía, aunque ya no importe, caliente aún el cuerpo del pájaro entre los dientes, perro obediente que llega siempre tarde,..."
Perro aún cachorro para ser guardián. Pájaro aplastado antes de echar a volar.
"No es relevante el dolor cuando nadie tiene conciencia de su marca, de su silenciosa procesión. Qué intención sórdida y cruel, obediente muñeca sin pupilas, la de arrancar a alguien de su propia infancia."
Busted! Broken. Fotografía de danih84



Ficha del libro:
Título: Piel de lobo
Autora: Lara Moreno
Editorial: Lumen
Año de publicación: 2016
Nº de páginas: 260
ISBN: 978-84-264-0331-5
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Comentarios

  1. Tremenda reseña y tremenda novela, hace mucho que la tengo en mi punto de mira y has terminado de convencerme.
    Besos.

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    1. Tremenda. Y maravillosamente escrita. Ha sido todo un descubrimiento Lara Moreno. Ya me contarás cuando la leas.
      Besos

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  2. A ver cuando pueda leerla, que me apetece mucho.
    Un beso ;)

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  3. He leído tantas cosas buenas sobre esta escritora que tengo muchísimas ganas de leer algo suyo. Esta novela, con esas dos hermanas que nos cuentas, creo que sería mi primera opción. ¡Qué buena reseña!

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    1. Yo ya le tengo el ojo echado a su primera novela. Creo que tiene algún libro de relatos también. Así que habrá que seguir leyéndola.
      Besos

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  4. Me has cautivado con tu reseña y con lo que se trasluce en ella de la novela. Apuntada queda. Esas relaciones entre hermanas me sorprenden mucho.
    Un beso.

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    1. Está muy lograda esa relación entre las hermanas, que no se explica pero se siente. Cualquiera que tenga hermanos, independientemente del tipo de relación que tengan de adultos y aunque no hayan vivido las experiencias que se descubren en esta novela, reconocerá esos códigos silenciosos de las familias, ese tipo de relación que sólo se sustenta sobre la infancia compartida.
      Lo que realmente cautiva es esta novela y la forma de contar de Lara Moreno.
      Besos

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  5. Esa portada es estremecedora o al menos a mi me lo parece y después leyendo tus letras me entra la curiosidad por descubrir así que me la apunto sin dudarla.
    Cada vez estoy más convencida de ese punto de magia que tienen los libros que de repente te llaman y tienes que leerlos y curiosa es esa coincidencia de la lectura de las Confesiones de tu Marina.
    Besos

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    1. La portada es maravillosa. Creo que es imposible verla y no pararse a mirarla. Pero es que, además, una vez que se ha leído el libro, si se vuelve a mirar, uno se da cuenta de que esa imagen concentra la historia leída a la perfección. La portada es maravillosa, sí, pero lo que aguarda tras ella aún lo es más.
      Iba sobre aviso de que una de las protagonistas de esta novela leía en ella las Confesiones de Marina Tsvietáieva. En el grupo de facebook Tarro-libros, ya no recuerdo si comentando yo que quería leer esta novela o en respuesta a algún post mío sobre alguna de mis lecturas de Marina, Raquel de 'El momento de Raquel' me lo comentó. Imagínate si no la sorpresa que me hubiera llevado. Me hubiese gustado tanto igualmente este libro si no apareciera en él Marina, pero ha sido una maravillosa coincidencia, como una señal.
      Espero que te guste el libro si lo lees. Ya me contarás.
      Besos

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  6. Bueno... pues chapeau, Lorena. No me había planteado, para nada, leer este libro. No me parecía que sea "de los míos", creo que tengo una impresión equivocada de Lara Moreno. Pero acabas de destrozar cualquier impresión previa que tuviera. No me queda otra que leerlo.

    Un abrazo

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    1. Ay, te pongo la palabra 'abismo' por aquí y por allá y no te puedes resistir, te tienes que asomar y tirarte de cabeza. Mira que nos vamos conociendo ;)
      No me gusta recomendar libros porque la lectura es algo muy personal pero a mí me da que éste es 'de los tuyos'.
      Bienvenida sea mi reseña si te ha hecho replantearte el leer este libro.
      Un abrazo

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    2. Jajjaja, es verdad... me encantan los abismos (y saltarlos en dos pasos)

      Abrazo

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  7. hola! maravillosa entrada, que nos hace pensar y sentir, en especial la relacion de las hermanas, que se tiene ese lazo magico lleno de misterios y codigos. yo , por desgracia perdi a mi hermana hace dos años y esa magia, que perdura toda la vida se extraña. maravillosa entrega. gracias y un saludobuho emocionado.

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  8. Como todo lo que reseñas, pinta muy bien. A bote pronto, me he recordado un poco a Madre e hija de Jenn Díaz (aunque en esta novela las relaciones son familiares a nivel genérico, más que entre hermanos), novela que tengo pendiente de reseñar, y que me pareció una novela con luces y sombras. La que tú reseñas me pinta mejor a priori.
    ¡Un abrazo!

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    1. Jenn Díaz es una autora con la que, a pesar de oír siempre buenas palabras sobre ella, aún no me he estrenado. Así que no te puedo decir si la novela suya que citas tiene algo que ver con ésta.
      Un abrazo

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  9. Wow! Y que me gustan las novelas que te tienen así: no sabiendo si quieres saber, temiendo y a la vez deseando descubrir si tienes razón...
    Va a ser que me la voy a tener que leer.
    Un besin

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  10. Hola Lorena.
    Esa portada puede que sea dolorosa, pero a mí me provoca inquietud. Observo esos ojos, que tratan de ocultarse entre los dedos..., y ves como te miran directamente, casi dan miedo, parecen una pequeña puerta que te invita a traspasarla, sin embargo es como si detrás de esos ojos hubiese un profundo abismo por el que te precipitas, como el de un fragmento que nos muestras.

    Me pregunto hasta que punto habrá en esa historia literaria, una parte de la propia historia de Lara Moreno. Si leerlo duele... escribirlo tiene que ser demoledor.

    Un abrazo !!

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    1. Bueno, eso, probablemente nunca lo sepamos. Seguramente haya mucho de Lara Moreno en este libro y por ello no necesariamente tenga por qué tener tintes autobiográficos. Pero como suele ser usual en todos los buenos libros, seguro que hay inquietudes, observaciones y reflexiones muy suyas.
      El libro, te mantiene sin pestañear y por momentos es como un golpe en el estómago. La portada, duele tras la lectura pero incluso antes de ésta hay en ella como una especie de augurio.
      Gracias por pasarte.
      Un abrazo

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