Mini-reseñas IX: Un caballero en Moscú y Norte y Sur

Esta sección de mini-reseñas nació con el propósito de recuperar para el blog —a modo de transcripción de los comentarios que de las mismas compartí en su día en las redes sociales—lecturas pretéritas que no habían encontrado acomodo en este espacio. Sin embargo —y, como por otra parte, considero natural—, una vez vista la luz, estas nuevas entradas han ido explorando otros cauces y cobrando vida propia. Esas lecturas pasadas en ocasiones están viniendo acompañadas de lecturas recientes con reseñas mucho más breves de lo que acostumbro. Tal es el caso de esta novena entrega de mini-reseñas, salvo con una salvedad. Os explico. Por ser mi primera lectura de 2025 una novela muy disfrutable cuya trama, aunque pura ficción, transcurre en un contexto muy real, quise acompañarla de otra que, aun con trama y contexto muy diferentes, aunara dichas características. Enseguida tuve claro cuál sería la compañera ideal. Sin embargo, hete aquí que —y esta es la salvedad—, cuando fui en busca de lo que sobre esa novela publiqué nada más y nada menos que allá por la primavera de 2017, tan solo me encontré con una mención a que iba a comenzar su lectura. ¿Cómo podía ser, máxime cuando llevo casi ocho años arrepintiéndome de no haber escrito reseña de esa novela? Una vez germinada en mí la idea de hacerle justicia a la susodicha lectura, no quería renunciar a su fructificación. ¿Cómo hacer, pues, para rescatar una lectura tan lejana en el tiempo prácticamente de la nada? Pues bien, leí Norte y Sur —tal es el título de esa lectura añeja— para una de las maravillosas tertulias literarias que por aquel entonces celebrábamos en el grupo de Facebook Los libros de Carmen y amigos (la misma Carmen que organiza todos los años mi querido grupo Tarro-Libros). Así que para ese grupo actualmente inactivo me fui a localizar la conversación sobre esa lectura, a refrescar mi memoria y a recuperar mis impresiones. He de decir que he revivido la revisita a esa tertulia casi casi con el mismo disfrute que cuando esta se produjo, así como que la mini-reseña que he escrito a partir de esta dista bastante de lo que la maravillosa novela de Elizabeth Gaskell se merece. Pero, algo es algo y por lo menos me he quitado la espinita de no haberla traído al blog cuando la leí. Así, pues, os dejo con mi recordatorio de Norte y Sur. Pero antes, un pequeño hueco para la que, como os comentaba, ha sido mi primera lectura terminada este 2025 y que no es otra que la deliciosa Un caballero en Moscú, de Amor Towles.


Un caballero en Moscú - Amor Towles

«Quién podía imaginar [...], cuando te condenaron a arresto domiciliario perpetuo en el Metropol, hace ya tantos años, que eso te convertía en el hombre más afortunado de toda Rusia». Eso llegará a decirle en esta novela el bueno de Mishka a su querido amigo de juventud el conde Rostov. Y bien cierto es que el hotel moscovita, para Aleksandr Rostov, que no puede salir de él, se convierte en un micrcosmos aislado dentro de un mundo cambiante y en decadencia. Salvado en 1922 de una condena a pena de muerte, culpable de haber nacido aristócrata y de comportarse como tal, al conde, debido a la existencia de un poema subersivo del que consta fuera autor en su juventud, le conmutan la pena capital por un arresto domiciliario. Como es en el hotel Metropol en donde Rostov ha vivido los últimos años, es allí donde es condenado a vivir el resto de su existencia con la salvedad de que, en lugar de hacerlo en la lujusa suite habitual, es trasladado a una austera y estrecha habitación situada en el desván del elegante hotel. Pero el conde no se amilana ante su infortunio. Pone al mal tiempo buena cara, pues, como solía decir su padrino el Gran Duque, «si uno no controla las circunstancias, se expone a que las circunstancias lo controlen a él».
Así, mientras afuera un plan quinquenal sucede a otro, se generalizan las penurias en las provincias agrícolas de la antigua Rusia, millones de campesinos ucranianos mueren de inanición y en las ciudades se instala la homogeneidad en el urbanismo, el hacinamiento en las viviendas y la escasez en los productos básicos, el carismático Rostov consigue seguir disfrutando de la vida en lugares tan emblemáticos del Metropol como el Boiarski, el Piazza o el Chaliapin, formar parte de un peculiar triunvirato culinario y dejarse robar el corazón por dos niñas que, de manera inesperada, llegarán a su vida. Sin embargo, cuando la locura impera «en la tierra de las diez mil colas», ni el más fértil oasis puede mantenerse como eterno espejismo. A menuda resulta difícil sustraerse de la época que toca en suerte. A veces ya ni siquiera uno quiere. Porque, como le dice el caballero protagonista a cierta mujer esbelta como un sauce: «Eso [...] son comodidades, Anushka, y hubo una época en que yo las tuve todas. Pero al final han sido las incomodidades las que más me han importado».
Un caballero en Moscú es una lectura deliciosa. La prosa de Amor Towles rezuma elegancia e ironía. La trama, especialmente al principio, avanza lentamente. Las referencias culturales (literatura, cine, música) se despliegan por doquier. Los personajes son entrañables, muchos de ellos con un punto cómico. Es una lectura que nos mantiene la sonrisa en el rostro, que en algún momento conmueve y que se paladea con el mismo gusto con que sus personajes preparan o dan cuenta de los exquisitos manjares que se sirven en el Boiarski dejándonos ahítos de belleza. Su tono es amable y agradable, alejado de la cruda realidad histórica que es el contexto de esta novela y que en algunos momentos salpica su trama y a algunos de sus personajes. Pero, en general, el Metropol es como una burbuja resultado del encantamiento de un cuento de hadas. En fin, un remanso muy disfrutable entre mis otras y más habituales lecturas.
Agradezco a Rosa Berros Canuria el que me haya hecho fijarme en esta novela y a Juan Carlos Galán el que mi hiciera reafirmarme en mi intención de leerla. Podéis leer sus respectivas reseñas aquí y aquí.


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Norte y Sur - Elizabeth Gaskell.

El sur: la vida relajada, el cuidado de los modales, el clima benigno que propicia la vida al aire libre. El norte: la industrialización, la vida ajetreada, la escasez de tiempo para que sus habitantes se dediquen a cultivarse o al desarrollo de sus aficiones. Esa diferencia entre norte y sur se da en muchos lugares, incluso tal vez podría hacerse una traslación de ella en sentido global, pero, en el caso que nos ocupa, el sur es el sur de Inglaterra y el norte la ciudad de Milton, trasunto del Manchester del siglo XIX en el que vivió Elizabeth Gaskell, autora de la novela que nos ocupa, tras su matrimonio.
De ese idílico sur es despojada Margaret Hale, heroína de esta novela, cuando su padre, hombre de fe, por un conflicto con la Iglesia de Inglaterra, decide que la familia se traslade al Norte. El reverendo Hale es un hombre consecuente con sus pensamientos y sentimientos y honesto consigo mismo. Esa fortaleza en sus convicciones contrasta, sin embargo, con su debilidad en otras facetas. Toma una decisión que no le afecta solo a él sin consensuarlo con el resto de implicados —es decir, con su mujer y su hija— y ni siquiera es capaz de comunicar la nueva él mismo a su esposa —una mujer instalada en la queja que me resulta un personaje cargante—, sino que delega esa responsabilidad en la joven Margaret. Afortunadamente, nuestra protagonista es una mujer resolutiva que se lo echa todo a la espalda, lo cual es una suerte para ella dadas las adversidades que tendrá que atravesar a lo largo de esta novela.
La llegada a Milton supone para Margaret un fuerte contraste. La suciedad, el comportamiento rudo de sus habitantes, su lenguaje soez y su falta de decoro la impresionan sobremanera. Sin embargo, poco a poco irá comprendiendo ese nuevo mundo en el que súbitamente ha aterrizado. Es de la mano de Bessy Higgins, una muchacha enfermiza a la que Margaret toma mucho cariño y de quien se hace amiga, y de su padre, trabajador en una fábrica textil, que Margaret comienza a descubrir los matices de esa sociedad tan diferente a aquella otra de la que procede.
En cuanto al partenaire de Margaret en esta historia, se trata de John Thornton. Quien otrora fuera destacado alumno del padre de Margaret, es ahora dueño de una fábrica textil (sí, la misma en la que trabaja Higgins). Si bien al principio la joven no siente simpatía por él, los acontecimientos la harán apreciar su honestidad y sentido de la justicia y no podrá evitar sentir una creciente atracción hacia él. En este sentido no he podido evitar acordarme de otra maravillosa novela como es Orgullo y perjucio, de Jane Austen. Aun teniendo ambas historias identidad completamente independiente, para mí resultan igual de disfrutables. En todo caso, y volviendo a la novela que nos ocupa, la relación entre Margaret y John se verá obstaculizada por una serie de circunstancias y malentendidos.
Norte y Sur fue para mí una lectura maravillosa con la que me lo pasé francamente bien. La abstracción en la trama que consigue Elizabeth Gaskell es tal que no sobra ni una sola de sus más de quinientas páginas. Es, además, una novela con un fuerte componente social en la que el contexto de la revolución industrial está muy bien imbricado en la trama y en la que ambas vertientes —la relativa a la historia de amor y la social— se muestran admirablemente equilibradas. La caracterización de personajes es otro de sus puntos fuertes, permitiéndonos su creadora asistir a la evolución de muchos de ellos al superar sus prejuicios a través del entendimiento mutuo. Así, algunos de los personajes que parecen estar en las antípodas tienen en realidad más en común de lo que ellos mismos piensan. Ocurre, por ejemplo, con Thornton y Higgins, e incluso —por qué no— con Margaret y la madre de John. Aunque, sin duda, el personaje en el que se opera un mayor cambio es en el de Margaret, la cual, por venir de un mundo completamente diferente, ha de derribar muchas más barreras, pero que, sin embargo, consigue apreciar sinceramente ese norte que en un principio tanto la horrorizó.
La novela de Gaskell me pareció muy valiente y moderna en cuanto a temática para la época. Aun con algunos personajes femeninos débiles, estos son secundarios, resultando la protagonista ser una mujer fuerte con ideas propias, así como también lo es la señora Thornton (la mencionada madre de John). Pero, sin duda, lo que me resultó más novedoso es el foco que Norte y Sur pone en el conflicto obrero. Temas como el sindicalismo o la nefasta influencia que las malas condiciones laborales pueden tener en la salud encuentran acomodo en sus páginas. Además, muestra la visión tanto del obrero como del empresario o patrón y aboga por el entendimiento entre ambas partes y la conciliación de sus respectivas necesidades.
Por último, quisiera añadir que la BBC adaptó esta novela en 2004 a una también muy recomendable miniserie de cuatro capítulos, un complemento perfecto para visionar una vez concluida esta obra literaria y volver a disfrutar de la maravillosa historia que narran sus páginas.





Ficha de los libros:
Traductores: Gemma Rovira Ortega / Ángela Pérez
Editorial: Salamandra / Alba
Año de publicación: 2019 (2016) / 2005 (1855)
Nº de páginas: 509 / 544
ISBN: 978-84-9838-898-5 / 978-84-8428-259-4




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Comentarios

  1. Me encanta especialmente esta entrega de tus mini reseñas. Lo primero, darte las gracias por la mención. Un caballero en Moscú figura entre mis lecturas favoritas de 2024. la tenía en pendientes, pero me daba pereza. Eso de que transcurriera todo en un hotel se me hacía un tanto tedioso. Cuando me la regaló un amigo, me decidí y cómo se lo agradezco. Es, como dices, deliciosa. La disfruté mucho.
    Respecto a Norte y Sur, fue mi primer contacto con Elizabeth Gaskell, para la misma tertulia de Carmen que mencionas, así es que qué te voy a decir. Disfruté el libro, disfruté la tertulia y me enamoré de la autora. Después he ido leyendo otros libros suyos y nunca me ha decepcionado.
    Un beso.

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