Araña - Jon Bilbao
«Llevaba desde la víspera tratando de no pensar en que iban a demoler la casa. La mera idea parecía insensata, imposible, como si a alguien se le ocurriera derruir las pirámides de Egipto. No podía imaginar Ribadesella sin su casa, como si esta fuera el pilar maestro que sustentara todo lo demás: el puente que comunicaba las orillas, la ría con sus mareas…»
Araña es para mí La Casa como Basilisco es para mí La Araña. La Casa es para mí la casa de Jon Bilbao como La Araña es para mí la araña de Jon Bilbao. La Casa es la casa de Ribadesella en la que se crió Jon Bilbao, la que conocí en Basilisco y a la que regresé encantada en Los extraños. La Araña es... «Para tu madre, la Araña era una araña. Para ti, la Araña es un basilisco». «No es ninguna araña de verdad, [...]. Yo lo llamo así. Al malestar. A una melancolía que no sé de dónde viene». Jon Bilbao es el autor de Araña, de Basilisco, de Los extraños y también de El hermano de las moscas (aunque esta última novela no viene a cuento). Jon es el 'mi Jon' de Basilisco y el Jon de Los extraños y de Araña, una especie de alter ego de Jon Bilbao. John Dunbar, conocido como el Basilisco, podría considerarse como un alter ego del Jon de Jon Bilbao. Y por si no tuviéramos bastante con que Jon Bilbao escriba novelas sobre un tal Jon que se parece sospechosamente a él y que escribe novelas sobre un tal John Dunbar, en Araña aparece el personaje de un escritor que escribe novelas del oeste sobre John Dunbar. Y por si no nos quedara suficientemente claro que tanto Jon como John son equivalentes del nombre Juan, hacia el final de Araña nos encontramos con un enigmático personaje que responde a ese nombre pero al que algunos «llaman Fatum. Y otros Loco», y que, aunque no creo que sea alter ego de nadie, dudo mucho de que lleve el nombre de Juan por casualidad.
«Algo te atormenta, John, y no es la perspectiva de hacerte cargo de todo esto. Hay algo que se retuerce dentro de ti. En eso te pareces al Basilisco de las novelas».
«En realidad, iba a decir que no me conoces.Te conozco lo suficiente. He leído todos tus libros.Yo no soy ese hombre.Muy bien. Como tú digas. Pero te pareces a él lo bastante para nuestros propósitos».
Jon se parece a Jon Bilbao los suficiente para mis propósitos, que no son otros que el disfrute literario. Las analogías entre Jon y John Dunbar no son tan evidentes. Tampoco lo son las que se dan entre las partes de esta novela protagonizadas por uno y otro personaje, pero son varios los guiños y puentes entre sus respectivas historias.
Araña es —como los es Basilisco— una novela fragmentaria y no solo en cuanto a la intercalación de los capítulos protagonizados por Jon o su entorno con aquellos otros que siguen los derroteros de John Dunbar, sino en cuanto a cada uno de estos dos hilos argumentales por separado. En uno de ellos sabremos de algún que otro episodio acontecido durante la infancia de Jon, así como de lo que ocurre en su vida tras lo que de ella conocimos en Basilisco; en el otro, acompañaremos a John Dunbar en otra singular expedición, en este caso una capitaneada por una especie de visionario con tintes mesiánicos, el cual salva (recluta) hombres a los que conducir a un Paraíso libre de mujeres o, si os «incomoda la palabra, no lo llamemos Paraíso, [...]. ¿Cómo ha de ser el lugar donde te gustaría vivir? Donde crees que podrías hacerlo en paz, donde te despertarías cada mañana con el anhelo de dar las gracias».
«Lo que os ofrezco es, por encima de todo, un lugar donde poneros a prueba y convertiros en quien de veras queréis ser, libres de juicios que, bajo la guisa del amor o de la preocupación, no hacen sino menoscabaros. En efecto, será arduo, pues lo que perseguimos no es aquel paraíso efímero donde Adán moró antes de la creación de la mujer. Yo escupo sobre Adán, criatura ingrata y deleznable. No quiero saber nada de él ni del lugar donde vivió. Lo que yo anhelo, para mí, para vosotros y para todos a cuantos salvemos en el camino que nos aguarda, es un tiempo más pretérito incluso, anterior a la construcción de aquel paraíso, un tiempo sin tiempo. Porque eso es lo que la Luz me mostró: un espacio vacío, virginal, donde seremos libres de levantar un Paraíso de acuerdo nada más que a nuestro deseo, no simplemente de poblar uno ya construido, diseñado por un Poder superior, venerable, pero de caprichos ajenos a los nuestros. Será nuestro Paraíso un lugar donde glorificar a Dios de palabra y obra, pero sin la obligación de seguir Su dictado».
Poster de Johnny Guitar, película de 1954
La novela se inicia con una devastadora tormenta cerca de Ribadesella. Nos cobijaremos después de una tormenta de barro en París. Tendremos otra tormenta en el hilo argumental protagonizado por John Dunbar. Las cuevas —aunque con menos protagonismo que en Basilisco— vuelven a tener presencia en Araña. Nos reencontraremos en ella con Katharina —pareja de Jon tanto en Basilisco como en Los extraños—, así como con los padres e hijos de Jon. Conoceremos al padre y a la madre de John Dunbar, los cuales cobrarán importancia y significado. Se mencionará a algún personaje aparecido en Basilisco. Aparecerán algunos nuevos, siendo, entre ellos, el más importante el de Lucrecia, la hermana del cabeza de esa expedición sin mujeres.
Jon es hijo y es padre. Subyace (y aflora a veces) a lo largo de toda la novela el sentimiento de que ese malestar que representa la araña puede traspasarse de padres a hijos, como si se tratase de un pecado original. Hay, por tanto, un sentimiento de culpa hacia los hijos. En mi reseña sobre Basilisco hablaba del enfado y de la necesidad de desembarazarse de él. Araña, en cambio, apela a la necesidad de convivir con ese malestar, inquietud y desgana que es parte de nosotros y que lo mismo nos condena que nos salva tanto a nosotros como a nuestro entorno; con ese veneno que podemos intentar controlar «Buscando la paz. La soledad. O la compañía adecuada».
«Antes mantenía controlada a la araña escribiendo. La emparedaba en las historias. Dejaba que los personajes lidiaran con ella.[...]Pero ya no funciona. Cargo con ella a la espalda. Yo y nadie más».
«He llegado a pensar que solo escribía para doblegar el malestar. Y si eso ya no sirve, ¿para qué seguir?Le asqueaba todo lo que había escrito, como si fuera un montón de vendas usadas, sucias de pus».
Me resulta difícil hablar de Araña escindiéndola de Basilisco. Y ello a pesar de que creo que puede leerse perfectamente de manera independiente. Y ello a pesar de que aun teniendo cosas de Basilisco muy presentes, tengo otras bastante olvidadas. Pero detenerme en algún que otro detalle en el que me hubiera gustado hacerlo implicaría dejar caer cosas acontecidas en Basilisco que tal vez alguien que no haya leído esa novela pero pretenda hacerlo prefiera no sospechar.
Novelas del Oeste, fotografía de César Viteri Ramirez bajo licencia CC BY-NC-SA 2.0 |
Si se me está negando esa oportunidad es porque este 2024 se ha publicado Matamonstruos, la novela con la que Jon Bilbao ha puesto el cierre a esa aventura literaria iniciada con Basilisco y continuada con Araña. Que Araña no me haya sorprendido tanto como Basilisco no se traduce en que no me haya gustado y en que no me haya dejado con ganas de continuar siguiendo las huellas tanto de Jon como de John Dunbar. No entra Matamonsturos en mis próximos planes lectores, pues quiero dejar trascurrir un tiempo; quiero que entre ella y Araña se establezca una equidistancia similar a la que se dio entre Basilisco y la novela que ocupa esta entrada (ya que también se me ha negado la oportunidad de mantener fresca la lectura de la primera de estas novelas respecto a la segunda, sigamos el juego hasta el final). Sí me atrevo a asegurar que esa tercera entrega de esta trilogía o lo que quiera que constituyan estas tres novelas de Jon Bilbao no va a caer en el olvido ni va a ser sepultada por otros miembros de esa mi interminable lista de lecturas pendientes, pues necesito de alguna manera completar el ciclo y —entonces sí— con lo que esa tercera novela dé de sí respecto a las dos anteriores y con lo que dé de sí mi caprichosa memoria considerar su conjunto como un todo.
Espero, pues, volver aquí dentro de uno o dos años a hablaros de Matamonstruos. Quizás averigüe en ella del conflicto entre John Dunbar y los shoshones. Quizás sea en ella testigo de la venganza del hijo de Lengua Azul, archienemigo de John Dubar. Quizás se materialice mi deseo de reencontrarme con Juan y pueda así dar respuesta a mi curiosidad respecto a él y a esa paráfrasis de Isaías 10:5 (que en realidad, según he podido indagar, es Isaías 11:8) que lanza como una profecía y que reza así: «Y el niño de pecho se divertirá sobre el nido del áspid, y el destetado meterá la mano en la cueva del basilisco». Quizás descubra si la identidad de ese niño coincide con la que me dictan mis pensamientos fantasiosos. Pero, a decir verdad, poco de todo esto me importa. Lo que en realidad me importa y quiero es volver a La Casa.
Puede que Araña no me haya fascinado tanto como Basilisco. Sin embargo, sí hay algo en ella que ha ejercido sobre mí la misma atracción que un poderoso imán, y ese algo es La Casa. Ya había disfrutado de ella en Basilisco y, especialmente, en Los extraños, pero ha sido en la novela que nos ocupa en la que he descubierto mi necesidad de volver a ella. No en vano, los capítulos que más me han gustado de Araña (y me han gustado mucho, mucho, mucho) son los dos relativos a la infancia de Jon y aquel otro en el que Jon adulto regresa a la casa en la que se crio.
No sé qué más me va a deparar esa casa. No sé qué me voy a encontrar en Matamonstruos. No sé si mi deseo de poder considerar el conjunto de las tres novelas protagonizadas por Jon y John Dunbar como un todo se va a ver cumplido o si esa tercera y última entrega se va a quedar en un más de lo mismo. En todo caso, cuando ese mismo implica algo bueno, más de lo mismo no es sinónimo de menos sino de más. Y lo que sí sé es que el juego de espejos entre realidad y ficción creado por Jon Bilbao es muy muy bueno.
«Lo que he visto antes, ¿es la verdad?Es una forma de contar la verdad».
The sky is the limit, fotografía de Samuel Persson bajo licencia CC BY-SA 2.0 |
Al final me queda una duda. ¿Son tres o cuatro las novelas que tratan sobre Jon y John Dunbar? ¿No forma también Los extraños parte de esta serie? Tengo esta última y Basilisco en mi lista de pendientes. Ahora se unen también Araña y Matamonstruos. Ay, madre, mi pobre lista.
ResponderEliminarNo creas que todo me atrae de estas novelas. Las historias ambientadas en el Oeste no suelen atraerme, pero hay algo en Jon Bilbao desde hace tiempo y, sobre todo desde que leo tus reseñas que me tienta muchísimo.
Un beso.
Son tres: Basilico, Araña y Matamonstruos. Los extraños tiene de protagonistas a Jon y Katharina (pareja de Jon en Basilisco), pero en ella no hay trama sobre John Dunbar. Puede decirse que pertenece al mismo universo literario pero sin formar parte de la trilogía.
EliminarA mí me atrajo esa trama ambientada en el Oeste desde que supe de la existencia de Basilisco, aunque, una vez comenzada su lectura, poco a poco me fue ganando cada vez más la trama contemporánea, que también me absorbió más en Araña, lo cual no quiere decir que la otra no me guste.
Me ha gustado todo lo que vengo leyendo de Jon Bilbao y creo que es un escritor que podría gustarte. Ya me contarás.
Besos
No he leído nada de Jon Bilbao, pero esta saga que comienza con Basilisco y prosigue con Araña ha llamado mucho mi atención. Aparte de lo que cuentas sobre su trama (te agradezco que no hayas profundizado en Basilisco para así disfrutarla más cuando la lea) me has caprado para la causa con las dos fotografías de westerns que has colocado, una de una película y la otra de novelas de kiosko de esa temática. La literatura de kiosko, policíaca y del oeste, siempre ha llamado mucho mi atención. Más pronto que tarde las leeré.
ResponderEliminarUn beso, Lorena