La manzana en la oscuridad - Clarice Lispector
«-Imaginad a una persona [...] que no tenía valor para rechazarse; y entonces necesitó de un acto que hiciera que los otros la rechazasen, y que ella ya no pudiese vivir más consigo misma».
Imaginad a un hombre en la noche. Imaginad a un hombre que huye. Un hombre que ha cometido un crimen y se aleja de todo y de todos. Un hombre que comienza a ver en la oscuridad. Un hombre que al alejarse del mundo comienza a acercarse a sí mismo por primera vez.
Imaginad a un hombre que vuelve a nacer. Cuyo acto criminal lo convierte en una página en blanco. Imaginad la potestad de llenar ese papel con una versión original. Que no se parezca a ninguna otra. Que no imite a nadie. Imaginad olvidar por un instante que «toda historia de una persona es la historia de su fracaso».
Imaginad el silencio y su poder. El terror de recuperar las palabras. La imprecisión que suponen estas. Lo que deja de ser en cuanto es nombrado y pronunciado.
Imaginad a dos mujeres. Una con miedo a morir y otra con miedo a vivir. Imaginad rendirse al miedo, no como claudicación sino como acto de valentía, como tabla de salvación. Imaginad instalarse en la renuncia. Vivir el futuro en el tiempo pasado.
Imaginad el encuentro de ese hombre con esas mujeres. El poder de la sumisión. El reconocimiento y la extrañeza porque «siempre sucede así, cuando nos revelamos, los otros empiezan a desconocernos».
Imaginad esos momentos de gran verdad que son abismos. Porque la verdad es ese espejo en cuyo reflejo nadie nos reconoce porque no nos conoce. Porque la verdad es ese espejo que devuelve ese reflejo nuestro en el que los otros se conocen pero no se quieren reconocer.
Imaginad la deconstrucción y la posterior construcción. Existir en la deconstrucción y perderse en la construcción. Ser uno para volver al todo porque ese uno que aspira a diferenciarse del todo se difumina con su escisión.
Imaginad un libro denso. Con frases claras y diáfanas en construcción pero que una vez que uno se interna en su edificio descubre que esconden todo un circuito de pasadizos secretos armados sobre diálogos internos y externos y guiados por la sencillez de la casi oculta trama. Imaginad entrar con cautela. Con los cinco sentido puestos y reforzando nuestros pasos para no sucumbir a la desorientación. Imaginad no querer salir, como si hubiéramos sido presas de un encantamiento. Aunque a menudo demos vueltas en círculo. Aunque de repente un descubrimiento nos deje temblando. Aunque una corriente nos arrastre. O precisamente por ello.
Imaginad a una lectora impotente. Ante una pantalla en blanco pero sin palabras con las que llenarla. A la que solo le resta imaginar una reseña y hacérosla imaginar. Que se siente «como si [...], tendiendo la mano en la oscuridad y cogiendo una manzana, [...] reconociese en sus dedos tan deformados por el amor una manzana» y «ya no pregunta[...] el nombre de las cosas. Le basta[...] con reconocerlas en la oscuridad. Y con alegrarse torpemente».
Imaginad a una autora que pareciera no temer la página en blanco cuando tal vez la haya temido más que nadie. Una escritora que una vez declaró: «Hay un gran silencio dentro de mí. Y ese silencio fue fuente de mis palabras». Imaginad que sus palabras son espejos de nuestros silencios. Imaginad que se pasó la vida en busca de su identidad y de un sentimiento de pertenencia, «en busca de la cosa en sí». Imaginad que, tras la escritura y publicación de esta novela, alguien le pregunta cuál de sus dos mujeres es más ella. Que ella se decantara por una por frágil y miedosa. Que rechazara a la otra por prepotente. Que terminara por concluir que ella era el hombre.*
Imaginad a Clarice como si fuese una manzana en la oscuridad. A la que no hace falta nombrar. A la que solo hay que palpar (y leerla) para saberla.
«¿Estás preparado para saber que, vistas de cerca, las cosas no tienen forma, y que, vistas de lejos, las cosas no se ven? ¿Y que para cada cosa solo hay un momento? ¿Y que no es fácil vivir solo del recuerdo de un instante?»
«Porque la esperanza asusta».
«¿Eres consciente de que de ahora en adelante, vayas a donde vayas, serás perseguido por la esperanza?»
«Después de todo una persona se mide por su hambre, no existe otra manera de calcularse».
«Porque yo, hijo mío, yo solo tengo hambre. Y esa manera insegura de coger en la oscuridad una manzana, sin que se caiga».
Fazenda em Santana do Livramento. Fotografía de Eduardo Aigner |
*Las citas e información de este párrafo las he tomado de la biografía literaria de Clarice Lispector escrita por Nádia Battella Gotlib (Clarice: Una vida que se cuenta. Adriana Hidalgo editora, 2007).
Ficha del libro:
Título: La manzana en la oscuridad
Autora: Clarice Lispector
Traductora: Elena Losada
Editorial: Siruela
Año de publicación: 2019
Nª de páginas: 320
ISBN: 978-84-16208-28-9
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Clarice siempre es impactante, precisamente este verano estuve leyendo “Silencio” (que guardo en el “cajón” junto a otras lecturas), un libro de cuentos, un género donde muchos dicen que está la Clarice más deslumbrante. También leí, y lleve al blog, “Un soplo de vida”, escrito poco antes de morir, como si fuese su testamento literario y vital, porque en Clarice no se sabe donde empieza uno y acaba otro, y del mismo decía la escritora: Este es un libro silencioso. Y habla, habla en voz baja”.
ResponderEliminarY también recoge otra, que yo tengo apuntada, pues considero una de las mejores frases que he leído en un libro, unas palabras que hay que leer con detenimiento para profundizar en lo que dicen…
“Vivir es una especie de locura que la muerte comete. Porque en ella vivimos, vivan los muertos”
Por eso es toda una experiencia leerla. Porque lo hace explotando unas posibilidades de la prosa, de la palabra que, una vez descubierta a Clarice, encuentras un potencial expresivo en su escritura como no habías conocido. No es fácil leer sus novelas, su estructura narrativa va por libre las más de las veces, no esperes una geometría rectilínea; inicio nudo y desenlace, pero me parece muy estimulante, eso es la creatividad, salirte del camino principal y abrirte uno propio.
Tu reseña, una vez más Lorena, es magnífica, dejándonos tus palabras que siempre invitan a la reflexión.
Un abrazo.
He leído una novela y siento que lo importante no es que haya leído esa novela sino que he leído a Clarice (la llamo así también, por su nombre y no apellido, aunque haya quien considere que que por ello no la respete como escritora pero para mí es al contrario; hay que ganarse esa proximidad, ese hablarse de tú a tú). Y siento que es lo importante porque me sumerjo tanto en esos diálogos internos (también lo externos), en esa introspección de los personajes que casi se me olvida que la trama está ahí. No, no es fácil leer a Clarice, pero el esfuerzo se disfruta tanto que ni se siente.
EliminarEs el primer libro suyo que leo pero en realidad ya la conocía. Leí la biografía que menciono en la nota al final de la reseña y, dado que está construida en base a las propias palabras de Clarice, tomadas de sus obras, entrevistas, etc., es casi como si la hubiera leído a ella directamente. De hecho me he decantado por esta novela precisamente por los fragmentos que de ella leí en ese libro. Si hubiera decidido a ciegas probablemente hubiera escogido Un soplo de vida. Tiempo al tiempo.
Me es difícil contar a Clarice. Ella sabía poner mucho mejor que yo el silencio en palabras.
Un abrazo
Está claro que tengo que leer a esta autora. Entre esta reseña y el comentario de Paco, está claro que no la puedo dejar pasar.
ResponderEliminarComo te comenté en Facebook, en el grupo Tarro-Libros, me da un poco de pereza. Me parece que va a ser excesivamente compleja, pero por otra parte, no es que la complejidad me disuada de leer. No sé qué es lo que intuyo con esta autora que me asusta un poco, pero tengo que averiguar si estoy acertada o equivocada en mis intuiciones. Tengo que averiguar si, como me dices en Facebook, entro o me quedo fuera.
Aprovechando el #LeoAutorasOct de 2019 será un buen momento para averiguar todo eso.
Un beso.
Sería un momento y una ocasión estupenda. Yo este año no me sumo por falta de tiempo para organizarme y para promocionar las lecturas. Pero como leo a bastantes autoras sin proponérmelo a lo largo del año (incluso a veces más que a autores), creo que estoy disculpada.
EliminarNo me gusta recomendar lecturas. Creo que es algo muy personal y cada uno debe dejarse llevar por su radar interno. Creo también que hay libros y autores más fáciles de recomendar que otros. El caso de Clarice Lispector, en mi opinión, es uno de los difíciles. Y tampoco te quiero asustar con estas palabras, que al final la vas a leer y vas a pensar que no era para tanto.
Bueno, ya que sientes la curiosidad, lo mejo es que la disipes. Que la disfrutes.
Besos
Suena muy introspectivo y lleno de paradojas,. He leído algunos cuentos de Lispector y me gustan, pero la carga filosófica de esta novela intimida un poco. Supongo que es de esos libros con los cuales hay que elegir muy bien el momento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, es muy introspectivo. La trama es sencilla; las páginas se van en esa introspección. Hay diálogos magistrales entre los personajes pero son los menos; la mayoría son diálogos internos, más bien monólogos.
EliminarTambién es cierto que muchas de las reflexiones a que da lugar esta novela pueden resultar contradictorias: ¿existimos más de forma individual o como parte de una masa?; ¿es necesario conocer la verdad para vivir o se puede vivir una vez que se conoce?;...
A Rosa, al manifestar interés por esta autora, le comenté en un grupo de facebook, como ella misma menciona, que este es un libro en el que o entras o te quedas fuera. Yo misma, cada nuevo día que continuaba la lectura, necesitaba un tiempo para sumergirme nuevamente en ella. Con esto no quiero disuadir a nadie de esta lectura, pues Lispector es una autora enorme (eso ya lo sabes porque ya la has leído), pero hay que coger este libro con ganas y tiempo a pesar de no ser demasiado extenso.
Un abrazo
Más de uno me ha recomendado conocer a Lispector, por ser de ese tipo de prosa profunda, que transmite mucho, que nunca da puntada sin hilo y tu reseña Lorena me ha dejado con la boca abierta. Me parece una maravilla la forma que tienes de reseñar las novelas que lees, me parece que tienes un estilo muy original, muy peculiar que incita a leerte
ResponderEliminarUn beso
Me resulta misión imposible contar a Clarice y contar este libro. No sabía cómo afrontar esta reseña pero sí tenía claro que este libro tenía que estar en el blog. Al final he usado un truco al que recurro a menudo. Elijo una cita del libro que pienso puede ser un buen comienzo y tiro de ella. Muchas veces ni yo misma sé lo que va a salir de ahí. Me alegra que te haya gustado el resultado.
EliminarBesos
Sólo he leído un libro de Clarice y, a la par, me resultó profunda pero densa, de esas lecturas que dejan poso pero requieren tiempo y concentración. No es lectura para cualquier momento ni estado anímico. Hay que tomarse el tiempo y estar armonizado con uno mismo.
ResponderEliminarEl clima siempre es introspectivo y su prosa no es de fácil acceso
Gracias por descubrirnos este título, del que no tenía aviso de existencia.
Un abrazo, Lorena.
Así es, puede resultar densa pero una vez sumergido uno en la lectura es gratificante.
EliminarDescubrí este título en la biografía que cito y las citas que de él leí en ella me hablaron de tú a tú. Tenía claro que sería mi primer encuentro de pleno derecho con Clarice.
Gracias a ti por la visita y la lectura.
Un abrazo