Cuatro por cuatro - Sara Mesa
"Cárdenas [...] será ya siempre para mí la representación de la vida que se vive oculta tras aquella otra que queremos mostrar, como si esa ciudad fuese un itinerario secreto a nuestra parte más racional." Así me expresaba hace unos meses en mi reseña de Mala letra haciendo alusión a una localidad que, sin ser escenario principal, es recurrente tanto en los citados relatos de Sara Mesa como en su novela Cicatriz. Vuelvo a encontrarme con Cárdenas en el libro que os traigo hoy, pero, sin embargo, la ciudad que apenas nos muestra Cuatro por cuatro, aunque caótica y poblada de peligros, se me antoja honesta por no ocultar otra cosa más allá de lo que representa. Es, desviándonos unos kilómetros por una carretera, en un paraje colindante a un bosque en el que se alzan construcciones aparentemente añejas rodeadas por muros que impiden su visión desde el exterior, donde se desarrolla la vida oculta que corre paralela (o más bien habría que decir que subyace) a aquella otra que se presume idílica e incluso envidiable. No debería extrañarnos tal confrontación. Bien es sabido que "en cada ciudad hay varias ciudades distintas."
"Mi hermana me preguntó cómo iba la novela. Sopesé la respuesta unos segundos.
-Bien -dije-. Trata sobre un misterio.
-¿Qué misterio? -me preguntó.
-El de unas reglas que alguien establece y que nunca se definen del todo. El extraño no conoce las reglas. Aunque desee hacerlo, no es capaz de asumirlas. Tampoco puede enfrentarse a ellas. Las reglas existen, son fuertes, son taxativas, pero no están escritas en ningún sitio. Por tanto no se pueden obedecer ni desobedecer.
Frunció el ceño como para mostrar comprensión, pero se le notaba el desconcierto. Se levantó y encendió unas guirnaldas de plástico. Luego volvió a mi lado:
-¿Y sobre qué son esas reglas?
-Aún no lo sé. Por eso es una novela de misterio. Se va descubriendo según se escribe.
-¿Y hay asesinatos?
-Hay, sí -concluí-. Hay al menos una decapitación.
Ella se estremeció. Parecía satisfecha."
Esta explicación que el no sé si llamar protagonista pero sí narrador de gran parte de esta historia da a su hermana sobre la novela que supuestamente está escribiendo, bien podría servirnos de sinopsis sobre aquella otra sobre la que versa esta reseña. En ella hay un misterio, nos damos cuenta enseguida aún antes de que se plantee. En ella hay también reglas desconocidas, reglas que vamos aprendiendo según leemos sin que nadie nos las dicte y que no es hasta el final que descubrimos que su finalidad, paradójicamente, es "cambiar las normas, el funcionamiento del mundo." En ella hay también algo que produce desconcierto y que nos incita a buscar la satisfacción que sólo producen las palabras, las que señalan, limitan, identifican. No puede ser otra sino ésta la razón de que, tras toda la explicación, la única palabra que consigue la tranquilidad de la hermana de este personaje sea decapitación. La palabra, el nombre, lo conocido, el asidero. Pero, lamentablemente, "todo lo que pasa en el colich no pasa con palabras", y, es eso, precisamente, y no la decapitación o cualquier otra forma de asesinato, crimen o inmoralidad, lo que produce auténtico pavor en esta novela.
El colich es el Wybrany college, un internado de élite cercano a Cárdenas que garantiza la mejor educación y máxima seguridad para los hijos de relevantes personalidades del país. En las aulas y otras dependencias se aplica la segregación por sexos del alumnado y se reservan algunas plazas para los becados, habitualmente hijos del personal que son conocidos también como los especiales. Sara Mesa arma así un microcosmos de aislamiento que se va tornando claustrofóbico a medida que se avanza en la lectura. Leer Cuatro por cuatro es como avanzar por un puente colgante en el que se ha de posar un pie sobre el peldaño siguiente sin tener el otro bien sustentado sobre el anterior, con el abismo amenazando debajo y la más absoluta incertidumbre como meta.
El colich es el Wybrany college, un internado de élite cercano a Cárdenas que garantiza la mejor educación y máxima seguridad para los hijos de relevantes personalidades del país. En las aulas y otras dependencias se aplica la segregación por sexos del alumnado y se reservan algunas plazas para los becados, habitualmente hijos del personal que son conocidos también como los especiales. Sara Mesa arma así un microcosmos de aislamiento que se va tornando claustrofóbico a medida que se avanza en la lectura. Leer Cuatro por cuatro es como avanzar por un puente colgante en el que se ha de posar un pie sobre el peldaño siguiente sin tener el otro bien sustentado sobre el anterior, con el abismo amenazando debajo y la más absoluta incertidumbre como meta.
En los primeros capítulos se aplica la misma segregación que en las clases. Se nos presenta la historia de Celia y la de Ignacio, dos de los alumnos, alternativamente. Conocemos, además, al director, al orientador al que todos llaman el Guía y a otros miembros del personal. Los párrafos son breves, las frases aún más. La lectura es ágil pero no ligera. Pareciera que los espacios entre párrafos están ahí para rellenar. Somos nosotros los que inevitablemente vamos cubriendo los huecos, lo no dicho, lo no contado, los que vamos desmembrando el complejo entramado de relaciones entre todos los personajes. Nada está escrito, todo es sutil, somos nosotros los que ponemos las palabras que faltan. Es nuestra imaginación, cómplice del relato, la única que habla de perversión o corrupción.
"Algo ve en el niño que lo seduce. Se siente atraído por su sumisión, por esa aceptación pasiva de su suerte. Le encuentra una dulzura aún sin corromper -pero en el punto justo de empezar a ser corrompida- que lo conmueve irrefrenablemente. [...] está en ese momento previo a la maduración de los adolescentes en el que todo podría cambiar por una sola palabra o por un gesto, esa zona de azar en la que cada día puede llegar a ser decisivo."
insistent. Fotografía de Sandy Schultz |
El ambiente y el tufo. El Wybrany no tiene tantos años como su apariencia nos quiere hacer creer pero, sin embargo, sus cañerías encierran aguas pestilentes, sus cimientos están podridos y, por seguir con el símil arquitectónico, hay conductos y pasadizos tenebrosos que nos llevan hasta mazmorras más tenebrosas aún. La que fuera finalista del Premio Herralde de Novela en 2012 indaga sin cortapisas en la elección entre libertad y seguridad y, especialmente, en el juego entre poder y sumisión, entre débiles y fuertes, entre los de arriba y los de abajo. El internado de Sara Mesa esconde en sus cubículos de cuatro por cuatro la pérdida de identidad, los deseos más ocultos, la dualidad humana y la prueba irrefutable de que "todo es susceptible de ser mercadeado." Nos hace cómplices a la vez con la palabra y el silencio y tensa los límites de ambos hacia lugares insospechados.
"Es, más bien, la certidumbre -o un refregarse ante mi cara de la certidumbre- de que no existe amor sin contaminación. [...]Los dos comercian con el amor, con el deseo, amoldan su cabeza a esos esquemas, deforman sus impulsos naturales hasta volverlos monstruosos. El poder crece cuando se entrega al poder: uno más uno es siempre uno más grande. Todos los demás quedamos fuera de esta aritmética. Ni siquiera sumamos; ni siquiera restamos."
Lo que sí creo que no suma (pero lamentablemente tal vez reste) es el intento de la autora de rematar la historia y cubrir por sí misma los huecos. Esto hace que este libro no sea tan redondo como los otros dos suyos que he leído aunque igualmente es una muy buena lectura. La escritora sevillana es una maestra en dejar caer, en hacer al lector cómplice de sus tramas al hacernos buscar en nosotros lo que no nos gusta reconocer que hay. No necesita más, especialmente en una novela en la que los silencios son tan importantes. Como dice el poema de Alfred de Musset con el que tiene el acierto de terminar, "un silencio perfecto reina[ba] ya en esta historia."
HFF - Good Friday Edition. Fotografía de Nana B Agyel |
Ficha del libro:
Título: Cuatro por cuatro
Autora: Sara Mesa
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 2012
Nº de páginas: 272
ISBN: 978-84-339-9756-2
No he leído nada de Sara Mesa, pero he visto reseñas en otros blogs y me tenía un poco indecisa. Tras leer tu reseña, la indecisión ha desparecido, aunque creo que empezaré por uno de esos otros libros que dices que son más redondos, "Mala letra" o "Cicatriz".
ResponderEliminarUn beso.
Por el que más te apetezca, Rosa. Aunque no sea justo, es inevitable comparar, y a mí éste me ha gustado un poquito menos que los otros dos, pero cualquiera de ellos será una buena lectura, y Sara Mesa una autora a la que merece la pena darle una oportunidad.
EliminarBesos
Estoy de acuerdo, Lorena. Aunque me gustó mucho, creo que el epílogo final no está a la altura del resto de la obra. Aún así, es altamente recomendable. Curioso porque no he vuelto a leer nada de Sara Mesa y mira que llevo reseñas leídas de otros libros suyos, ninguna negativa al cien por cien. No sé por qué será. Creo que de "Cuatro por cuatro" se podría sacar una buena película distópica o de terror, a ver si alguien se atreve en un futuro. Lo hicieron con "Fin" de Monteagudo, que es mucho peor libro...
ResponderEliminarUn abrazo.
Fíjate que me he quedado con ganas de incluir una cita de ese epílogo pero no lo he hecho por no destripar más de lo aconsejable. Con esto quiero decir que el epílogo final no es del todo descartable, aunque coincido contigo en que hay algo en la deriva de la novela que desmerece un poco el conjunto.
EliminarTambién pensé en una posible adaptación cinematográfica según leía la novela, y eso que no comulgo mucho con lo de llevar los libros al cine (con los que yo he leído, claro, el resto me dan igual).
No me queda más que animarte a que leas algo más de Sara Mesa.
Un abrazo
Pues no me he estrenado con esta autora aún. Y aunque no sea una novela redonda, me has tentado con este libro. No creo que fuera un mal estreno.
ResponderEliminarBesotes!!!
Aunque no sea (o no la haya encontrado yo) una novela redonda, no dudes que será una buena lectura y en ningún caso un mal estreno con la autora.
EliminarBesos
¡Hola Lorena!
ResponderEliminarExcelente reseña, manteniendo ese halo de misterio que parece que tiene el libro. Cuando empecé a leerla pensé: ¡vaya! Quizás tenga que darle otra oportunidad a esta autora pero al llegar al final... creo que no lo haré. De Sara Mesa solo leí Cicatriz y me quedé con una sensación de vacío tremenda, vamos que me dejó fría. Quizás no fuera mi momento de leerla o quizás no es una autora para mí, así que si dices que esta obra te gustó menos que la otra, creo que la dejaré pasar. De todas formas, mil gracias por tu honesta (y excelente) reseña y por sacarme de dudas. He disfrutado más leyéndola que si leyese el libro 😉
Un abrazo gordo
A veces pasa: no hay feeling con un determinado autor. En esos casos, mejor no repetir. Como dirías tú, hay que ir a todo o nada. Con tanto por leer y tan poco tiempo... Y mira que me gusta Sara Mesa y me da no sé qué decir esto. Me alegra que por lo menos te haya gustado la reseña.
EliminarOtro abrazo para ti.
Recuerdo haber leído otra reseña de esta misma novela de Sara Mesa en otro lugar. Es una autora que pinta muy bien y la leeré si cae algo en mis manos (y por lo que veo, parece que tanto da que sea ésta u otra).
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Eso ya, a gusto del consumidor, como se suele decir.
EliminarUn abrazo
Tengo muchas ganas de leer a Sara Mesa. Y muchas dudas sobre con cuál empezar. Y aunque el ambiente caustrofóbico, la pérdida de identidad y varias cosas que mencionas me atraen especialmente, quizás percibo que esta es su novela más floja, menos sólida. Prefiero empezar sobre seguro. En cualquier caso, sé que tengo que llegar a Sara Mesa.
ResponderEliminarUn abrazo
No te digo la de autores que tengo pendientes por no ser capaz de decidirme por cuál de sus libros empezar.
EliminarNo sé si es la más floja pero a mí personalmente me ha faltado (o tal vez sobrado) algo para sentirla redonda. A ti, que disfrutas de los relatos, seguro que te gusta la 'Mala letra' de Sara Mesa.
Un abrazo
Y yo todavía sin leer a la autora. Me lo anoto que creo que sería una buena opción.
ResponderEliminarUn beso ;)
Pues ya me contarás ;)
EliminarBesos
La ambientación en un internado británico, el Wybrany college, me recuerda a la obra de Joyce, “Retrato del artista adolescente”, con esa atmósfera opresora, claustrofóbica y violenta de los internados religiosos, en ese caso católico, pues era en Irlanda.
ResponderEliminarOtro valor que pongo en alza, Sara Mesa es una escritora relativamente joven, y eso tiene su atractivo, una mirada más liberada de vicios y manías, menos contaminada, lógicamente todo tiene sus contrapartidas.
Yo la recuerdo de una entrevista que la hicieron en Página Dos (a veces lo veo), y me pareció una voz interesante dentro de la narrativa española actual, habrá que tener en cuenta su evolución literaria.
Por lo demás, una estupenda reseña, como siempre.
Un abrazo, Lorena.
Yo vi una entrevista de Sara Mesa en Página Dos (también lo veo a veces) con motivo de la publicación de su libro de relatos 'Mala letra', de hecho la incluí en mi reseña del libro. No sé si será la misma que tú has visto.
EliminarNo sé si el hecho de encontrar más redondos que éste los otros dos libros que leí de ella, que están escritos con posterioridad, puede interpretarse como que ya se ve en ella esa evolución literaria. Para mí más que una promesa es ya una firme y digna representante de la narrativa española actual. En cualquier caso, tengo ya fichada una de sus primeras novelas que Anagrama ha rescatado este año. No me da miedo reencontrarme con los inicios literarios de Sara Mesa.
Un abrazo
No he leído nada de la autora. El de cicatriz me sonaba bastante, pero ya he visto en la otra reseña que tampoco era el que tenía en mente... De todas formas, gracias por la recomendación. Un saludo.
ResponderEliminarHay otra novela titulada también 'Cicatriz'. No recuerdo ahora mismo el nombre del autor pero sonó bastante a la vez que el 'Cicatriz' de Sara Mesa. De hecho, cada vez que lo veía citar, me iba rauda pensando que hablaban de el de esta escritora y casi siempre me encontraba con el otro. Al final, reconozco que le cogí un poco de manía ;)
EliminarMuy buena reseña como acostumbras Lorena. De la autora solo he leído relatos cortos y lo cierto es que me gustó su manera de escribir, ese estilo fresco, en el que como dices la autora demuestra un gran acierto, escribiendo con sutileza y dejándonos compeltar como lectores la historia, no protege, lo deja ahí para que construyas,
ResponderEliminarCreo que hay silencios que dicen mucho más que millones de palabras, muy buena esa cita de Alfred de Musset.
Besos y feliz día
Como novelista es muy buena pero, si tuviera que elegir, tal vez me quedaría con sus relatos.
EliminarEs fundamental saber interpretar silencios, tanto en la literatura como en la vida.
Besos
¡Hola!
ResponderEliminarme vine por aquí porque tenía curiosidad por leer tu reseña sobre esta novela que sabes he leído recientemente. 6 años han pasado ya desde que la leíste, creo que yo por aquel entonces no conocía tu blog.
Pues coincidimos en todo salvo en un pequeño detalle, Lorena, en ese final que a ti no te convenció y te pareció que restaba en vez de sumar. A mi si me gustó mucho, se me quedaron los ojos como platos al leer ese epílogo donde ya das forma a lo que allí se está cociendo, (aunque algo ya te hueles en el camino). Pero es verdad que de las cinco leídas es la que menos me ha gustado, pero no por el final, sino porque en general es como que la he sentido menos elaborada, inmadurez literaria quizás. Como dices, habrá que seguir leyendo su primeras obras.
Así que ¿vamos a por la sexta?? ¿A por un incendio invisible? no tardaré en leerla
Besos
En mi opinión no había necesidad de tanta explicación. Con lo que el lector puede intuir, aun pudiendo quedar algo en el aire, para mí habría sido suficiente. No obstante, si Cuatro por cuatro es el libro de Sara Mesa que menos me ha gustado no es solo por ese final, sino por un balance general del mismo.
EliminarJajaja. Yo igual tardo un poco más en volver a Sara Mesa, pero sí te diré que ya me he planteado en alguna ocasión leer Un incendio invisible y supongo que terminaré por hacerlo. Espero ansiosa a que me cuentes tus impresiones.
Besos