La ley del menor - Ian McEwan

"Usted fue la adulta. Lo sabía todo pero no lo dijo. Se limitó a hacer preguntas y a escuchar. Toda la vida y el amor que tiene por delante: lo escribió usted. Eso es lo que usted tiene. Y mi revelación."
Adultos. Los niños necesitan adultos. Adultos que los sostengan, que los protejan, que los guíen hacia ese abanico inmenso de posibilidades que es la vida, que no les limiten los caminos a descubrir. A veces los adultos con niños a cargo son negligentes en su cuidado, por convicción a veces, otras por haber convertido su vida en un toma y daca en el que el niño es desprovisto de su identidad para erigirse en arma arrojadiza. Toca devolver a esa criatura a su condición de niño y entra así en juego otro adulto ajeno al núcleo familiar, un adulto que sabe, un adulto que decide. A veces los adultos quisiéramos volver a ser niños para que otro tomase en nuestro lugar las decisiones complicadas. A veces, ni siquiera el gran adulto sabe si sus decisiones sirven de algo, si solucionan el problema o si abren la puerta a otro mayor.
"Sintió un mareo desagradable, se sintió vaciada, nada tenía sentido. Se le ocurrió la idea blasfema de que no importaba mucho que el chico viviera o muriera. Todo en gran parte seguiría siendo igual. La profunda tristeza, quizá el pesar amargo, los recuerdos tiernos, y después la vida seguiría su curso y las tres cosas significarán cada vez menos, a medida que los que le amaban iban envejeciendo y muriendo, hasta que ya no representasen nada en absoluto. Las religiones, los sistemas morales, el suyo incluido, eran como cimas de una densa cordillera vistas desde una gran distancia, entre las cuales ninguna destacaba de las otras por ser más alta, más importante o más verdadera. ¿Qué había que juzgar?"
Portada de La ley del menor
Fiona Maye es jueza del Tribunal Superior de Justicia especializada en derecho de familia. Su trayectoria profesional es intachable y su dedicación a su trabajo ha hecho que haya ido postergando el anhelo de formar su propia familia. A sus casi sesenta años goza de una buena posición social y de una plena vida personal junto a su marido, Jack; o así lo cree. Un día Jack le pide permiso para mantener una aventura amorosa con otra mujer. Fiona empieza a sentir como los cimientos de su vida que tan firmes creía comienzan a tambalearse. La petición de su marido coincide además con un nuevo caso en el juzgado del que Fiona tendrá que hacerse cargo. Se trata del caso de Adam Henry, un joven a punto de cumplir los dieciocho años que está gravemente enfermo de leucemia. El tratamiento que aconsejan los médicos sin dilación incluye transfusiones de sangre, pero tanto Adam como sus padres lo rechazan por ser Testigos de Jehová e ir en contra de sus convicciones religiosas. Adam muestra una asombrosa madurez para su edad, a la par que hace gala de una exquisita sensibilidad y una inocencia y candor abrumadores que conmueven sobremanera a Fiona. Pero la jueza Maye ha de dejar aparte sus propias opiniones y sentimientos y tomar la mejor decisión para Adam Henry acorde a la legalidad vigente.

Ian McEwan es un narrador consumado, que nos va envolviendo y construyendo un castillo de naipes a nuestro alrededor. Cada carta en su sitio, cada siguiente paso a dar impredecible. Nos quedamos absortos, temiendo el próximo movimiento pero sin atrevernos apenas a movernos por no perturbar la frágil pero a la vez consistente estructura de lo conseguido. Sorprende todo lo que McEwan consigue abarcar en tan solo doscientas páginas, o no, si tenemos en cuenta que lo abarca pero sin cerrarlo (no os preocupéis, la trama si está bien cerrada). En realidad lo que hace es excavar y abrir túneles, somos nosotros los que decidimos si queremos seguir las vías abiertas (nosotros los niños, él el gran adulto), si seguimos cavando en busca de un punto de luz aun arriesgándonos a transitar por un túnel sin salida. Cada frase inicia una reflexión, cada vuelta de hoja invita a rascar sobre lo predeterminado. Los buenos libros formulan preguntas, no ofrecen repuestas. Tal vez no las haya, todas sean ciertas, o todas equivocadas.

Carta azul. Fotografía de srgpicker
El caso de Adam Henry no es el único presente en esta novela aunque sí es su eje principal. Se desprenden de sus páginas matrimonios en los que el amor ha desembocado en crueles contiendas en las que los hijos quedan desprotegidos ante los egos heridos de sus padres, también son muchos los casos en los que la fe y las diferentes creencias religiosas separan más que unen. Tantos años de litigios pesan sobre los hombros de Fiona, tantas sentencias dictadas, tantas decisiones tomadas. Quizás, sin que se haya dado cuenta, hayan contribuido a su presente situación personal. Quizás, sin que se esté dando cuenta, los problemas en su matrimonio con todo lo que suponen, estén aumentando su receptividad hacia todo lo que le transmite Adam.

Fiona Maye es un personaje apasionante. Jack, Adam,... también son personajes magníficos, pero la historia, aunque escrita en tercera persona, está contada desde el punto de vista de Fiona, y es en ella donde confluye todo el maremágnum de contradicciones que representa esta novela y que es la vida misma. Fiona es una mujer fuerte, hecha a sí misma, pero que aloja dentro de sí una vulnerabilidad que precisamente es lo que la hace más atrayente como personaje. Fiona siempre en su sitio, como esposa, en las reuniones sociales, en su trabajo,... especialmente en su trabajo. Ahí no hay espacio para nada que no sea la ley y el orden, pero las leyes no siempre son solución y respuesta. Se acumulan las dudas, las incertidumbres, nace la culpa.

Ser adulto es tomar decisiones, aunque la duda consuma y las consecuencias se nos atraganten, por eso a veces quisiéramos volver a ser niños y que otro decidiese en nuestro lugar. Termino el libro con mis convicciones removidas pero en pie. Será que me toca lidiar con la moralidad pero no con la religiosidad (aunque la fe no es terreno tan solo abonado por las religiones, que no se nos olvide). Será que aunque me toque decidir por mí, estoy libre de la responsabilidad de decidir por nadie más.
"Sin la fe, qué abierto y hermoso y aterrador debió de parecerle el mundo."
Taxi! Fotografía de GörlitzPhotography

Ficha del libro:
Título: La ley del menor
Autor: Ian McEwan
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 2015
Nº de páginas: 216

Comentarios

  1. La tengo anotada desde que la reseñó Mara y si no dejáis de hacer este tipo de reseñas no tendré más remedio que irme corriendo a la librería.

    Besos

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    1. Ja ja ja. Bueno, adquirirías un muy buen libro en todo caso y disfrutarías de una excelente lectura ;)
      Besos.

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  2. Vaya reseña te ha marcado! Lo anoto para otro momento, que voy algo saturada.
    Besos

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  3. Ian McEwan vuelve al ataque. Nos hace preguntas difíciles e incómodas, como siempre. Tengo muchas ganas de leer la novela.
    besos

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    1. Se agradece este tipo de literatira aunque no siempre sea cómoda. Seguro que lo disfrutarás mucho cuando lo leas.
      Besos.

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  4. Paso por tu reseña un poco por encima, porque tengo este libro preparado para leerlo pronto. No obstante, veo que te ha gustado mucho. Ian McEwan es siempre una apuesta segura, ¿no crees?
    ¡Besos!

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    1. Una apuesta segura y ganadora. Ya comentaremos cuando lo leas ;)
      Besos.

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  5. Lo leí haces unos días, y tal y como reseñas es muy bueno. Se ajusta perfectamente a lo comentado,.

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    1. Gracias, Maríjose, por comentar también por aquí. Me alegra que coincidamos en nuestras impresiones.
      Saludos.

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  6. Lo había visto pero no me había acercado a ver lo que contaba la sinopsis y desde luego por tu reseña apunta a ser un muy buen libro, así que me lo anoto ;)

    Besos

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    1. A mí me lo ha parecido. Espero que a ti también cuando lo leas.
      Besos.

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  7. Desde que vi "Expiación" tengo unas ganas tremendas de leer a McEwan, pero no se que pasa que no encuentro el momento. Esta Ley del menor tiene muchos ingredientes para gustarme, el personaje protagonista es muy complejo y se plantean intensos dilemas morales, un poco como en "Expiación", creo. Gracias por tu recomendación, Lorena. Saludos!

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    1. Nunca tenemos suficiente tiempo para leer todos los libros y/o autores quie quisiéramos. Este sin duda merece hacerle un huequito. Espero que cumpla tus expectativas. Ya me contarás.
      Un saludo.

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  8. De este hombre sólo he leído "Amor perdurable", y aunque me gustó mucho la historia (lo que contaba, de lo que iba), no me gustó nada cómo lo contaba. Así que no me he vuelto a atrever con otro libro suyo, y mira que vi "Expiación" y me encantó la peli ...

    bsos!

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    1. No he leído el libro que comentas así que no pudo opinar, no sé si lo leíste en mal momento si no fue el libro adecuado o si simplemente no tienes feeling con el autor. En cualquier caso entiendo que si no te convenció no te apetezca repetir. A mí también me suele pasasr.
      Besos.

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  9. Y qué hago yo sin haber leído aún nada de Ian McEwan? Tengo que ponerle remedio...
    Besotes!!!

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  10. No sé si el libro me gustará, pero tu reseña me ha encantado. La temática, la forma de tratar la historia según cuentas y los personajes me parecen muy atractivos. Me lo apunto para leer en un futuro. Gracias por compartir :)

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    1. La temática en sí ya es interesante y como se desarrolla la trama y la forma de contarlo mucho más. Espero que te guste.
      Saludos

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  11. Me encanta el autor. Toda su obra. Toda
    Esta vez no es de los mejores, pero hace como siempre. Toca un par de temas intocables y ni siquiera se despeina. Es complicado hablar de la muerte, de la elección, de la capacidad de elección sobre otros y de las influencias del entorno y las creencias. Y por si todo eso fuera poco sumamos las pasiones humanas.
    Lo dicho, magnífico
    Besos

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    1. Temas delicados los que toca el autor. Cómo resistirse a imponer a los demás nuestras convicciones cuando estamos tan seguros de tener razón y estamos además convencidos de que le hacemos un bien al otro. Nos olvidamos del dolor que inflingimos y la orfandad de aquel al que desposeemos de las suyas.
      Magnífico Ian McEwan, sin duda.
      Besos.

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  12. Me gusta Ian McEwan aunque le falta siempre un pellizco que no acabo de concretar. De todas formas no por eso dejo de leerle y este libro está entre los futuribles porque me gustan las lecturas que me hacen revolverme en el asiento, ya sabes.

    Me gusta ese matiz final que añades sobre que la fe no es solo un terreno abonado por las religiones, porque tiene mucha profundidad, muchas ramificaciones y, sobre todo, porque es muy real.

    Un abrazo

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    1. Los que no tenemos fuertes convicciones religiosas nos creemos a veces no voy a decir superiores a los que sí las tienen pero quizás sí más libres. Sin embargo pienso que todos necesitamos creer en algo aunque no sea en un dios. Todos tenemos algo que creemos inamovible, y cuando ese algo nos falla nos sentimos perdidos, como una caída al vacío. El libro pienso que también habla un poco de esto.
      McEwan es una apuesta segura, sin duda. Aunque te falte ese pellizco algo te llevarás de su libro.
      Un abrazo

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