La lección de anatomía - Marta Sanz

Los cuerpos son mapas. Mapas que cuentan historias. Historias que son las nuestras.

Portada de La lección de anatomía
Marta Sanz nació diez años y una semana antes que yo. Escribió este libro con cuarenta años, dos más de los que cuento yo ahora que lo he leído. Una aparente distancia para llegar a un lugar común. ¿Qué son diez años? ¿Qué suponen? Nada. Me reconozco en la infancia de Marta Sanz, tan iguales la suya y la mía, tan distintas. Me descubro aún más en el reflejo desnudo de esa mujer que se mira sin pudor en el espejo. Tan distintas ella y yo, pero habiendo alcanzado ambas la misma capacidad de observarnos a nosotras mismas con ojo crítico a la par que indulgente. Será la edad, las experiencias acumuladas, pero a veces hay momentos en la vida en los que toca echar la vista atrás, no con nostalgia ni añoranza, sino con el ánimo de recomponer las piezas de la persona que somos para poder seguir camino. Eso es lo que hace Marta Sanz en "La lección de anatomía". 
"Me autorretrato de pie y de frente, sin insinuaciones ni sutilezas, como si fuese el sujeto de una medición. Tan única como vulgar."
Admiro la valentía de los escritores que se desnudan ante sus lectores, que no dudan ni titubean en erigirse en protagonistas de sus propios libros, con todo lo que ello implica. Valoro su sinceridad y sobre todo su honestidad. Y este libro es sincero y honesto, porque llega, porque transmite, porque no pretende ser lo que no es. Marta Sanz también es sincera y honesta, porque llega, porque transmite, y porque ha llegado a ese momento de su vida en el que no está dispuesta a malgastar ni un solo minuto en pretender ser alguien distinta a quien es. Para mí eso es la sinceridad y la honestidad. No entro en el terreno de lo verídico y lo fidedigno. Que cada uno muestre y calle lo que estime conveniente, que lo adorne a su antojo o en aras de la creatividad literaria. Además, este libro, mas que una autobiografía es un libro de memorias. Las memorias son recuerdos y estos son caprichosos. Vienen y van a su antojo, los hay recurrentes, permanentes y otros que ni llegan a nacer, y nunca muestran una verdad absoluta sino una reconstrucción imaginaria de lo que hemos vivido. Los recuerdos son reminiscencias, y estas no son necesariamente fieles a la realidad. Sí lo son en cambio a nuestra realidad.
"Cada palabra es un modo, más o menos honesto, de autorretratarse. Llevo mi honestidad hasta el impudor del desnudo."
Cada capítulo de este libro es un recuerdo, o un momento en la vida de Marta Sanz. Es algo que la ha impresionado, que la ha modelado, que la ha hecho reflexionar, rebelarse unas veces, achicarse otras, y es también algo que la ha hecho aprender. Son lecciones. Y no pretende ser este un libro adoctrinador, al contrario. Las lecciones Marta las ha sacado con el tiempo. Ahora que ha llegado a un momento en su vida de serenidad y aquiescencia es cuando se da cuenta de que en cada una de esas vivencias ha aprendido algo que la han llevado a ser la mujer que es. De la misma forma que aprendemos a reconocer y a aceptar nuestros cuerpos y que estos van sufriendo variaciones con el paso del tiempo, también aprendemos a reconocer y a aceptar nuestros pensamientos, sentimientos y conductas y las variaciones que estos van experimentando. De la misma forma que los cuerpos de cada uno de nosotros son análogos, todos tienen peculiaridades que les confieren identidades propias. Ocurre lo mismo con las personas que los habitan. La mayoría de las veces es más difícil desnudar el alma que desnudar el cuerpo. Marta desnuda cuerpo y alma en un libro cuya escritura es como ella misma: nuevamente sincera, honesta y sin pretensiones.
"La parte física suele ser un tabú en las explicaciones a los niños y, sin embargo, a menudo funciona como excusa para correr un tupido velo sobre lo que no es físico y no se puede aclarar, no por prevención pedagógica -no por resguardar las orejas infantiles de lo intolerable o lo sucio-, sino porque no se sabe, no se ve, no se entiende y buscar las palabras para expresarlo causaría demasiada lucidez -lucidez, masa punzante de luz que se clava entre ceja y ceja- o demasiado dolor -dolor, sensación que enturbia, que ciega, que no produce conocimiento, que aturde y apoca a quien lo experimenta-."
Girl sittind at desk flipping through textbook pages at Putman School / ...
Fotografía de BiblioArchives / LibraryArchives

Este libro llevaba tiempo en mi lista de pendientes. Lo ha rescatado de la misma la reciente publicación del último libro de la autora, "Farándula". Yo quería leer este, al otro ya le llegará su turno, y creo que ha llegado a mí en el momento adecuado. Estoy en el mismo instante vital en el que se hallaba Marta Sanz cuando lo escribió. Ese momento en el que soy capaz de cargar con mi mochila aunque a veces cueste y de soltar el lastre necesario para seguir camino. Ese momento en el que soy capaz de gustarme y de llevarme bien conmigo misma, en el que reconozco que no soy perfecta pero tampoco aspiro a serlo. Ese momento en el que he dejado de exigirme ser lo que no soy.
"Jugando al balonmano en la azotea, descubro que quizá estoy dejando de ser competitiva. Me da igual ganar o perder. Mi profesora de gimnasia se exaspera. Dejo de medirme con las niñas escondidas bajo los abrigos, con las niñas que pican carne en el mercado municipal, y ya sólo me comparo conmigo misma: ese es el gusano que me va a terminar comiendo por dentro. Es un gusano muy voraz. Nunca hago lo suficiente. Siempre busco versiones de los hechos en las que mi desidia sale a la luz. Ya no soy una cínica, como cuando tenía diez años, pero conservo parte de una soberbia que me hace sufrir."
Me miro en el espejo y me reconozco en la imagen que este me devuelve. Mi pelo es largo y crespo, fino, quebradizo, con una alopecia intermitente con la que últimamente he conseguido reconciliarme. Ligera asimetría facial que en ocasiones ha sido más que moderada, nervio tocado pero no hundido. Alta, delgada, voluptuosa en mi delgadez, con algún quilito cogido en los últimos años que acentúa algo más mis escasas redondeces. Carnes que empiezan a perder firmeza. Lunares: grandes, abultados, sobre todo en los costados, hasta ahora ninguno diagnosticado como maligno. Pequeños fibroadenomas en mis senos, carentes de importancia y de peligrosidad. Cicatrices: varias, quirúrgicas, algunas superpuestas: biología caprichosa y reincidente. Cicatrices también en el alma, como llevamos todos. Esas ya no las muestro, ya he dicho que es más fácil desnudar el cuerpo que el alma, y yo no soy tan generosa como lo ha sido Marta Sanz.
"Hay cosas que se hacen porque no queda más remedio: no por ello hay que convencerse de que son buenas. He parado el reloj y ya no pueden engañarme. Paseo a deshoras por las calles de mi ciudad. Me he hecho un poco más sabia y soy un poco más feliz."
Time Stop For No ONe. Fotografía de lingorach

Este es mi cuerpo. Este es mi mapa. El mapa que cuenta mi historia. Para el que la quiera leer. Para el que la sepa leer.


Ficha del libro: 
Título: La lección de anatomía                       Título: La lección de anatomía
Autor: Marta Sanz                                                  Autor: Marta Sanz
Editorial: RBA                                                         Editorial: Anagrama
Año de publicación: 2008                                       Año de publicación: 2014
Nº de páginas: 304                                                 Nº de páginas: 368







Nota: La reseña que he realizado corresponde a la primera edición de "La lección de anatomía" publicada en 2008 por RBA. Posteriormente, la editorial Anagrama publicó una edición revisada y ampliada por su autora. Los enlaces que redirigen tanto a la sinopsis del libro como a la biografía de Marta Sanz os los he dejado en los datos de esta última edición, al no estar disponibles los mismos en la web de la editorial RBA.

Comentarios

  1. Qué reseña más ... más ... más...
    Me ha encantado, ¿se nota, no?
    Descubrí a Marta Sanz hace ya unos años con "Black, black, black" y quedé bastante impresionada, más por la forma de contarlo que por la historia en sí. Desde entonces he querido repetir con la autora, pero vaya... a veces me da cierto respeto volver a autores que me han marcado de alguna forma. Y aquí además hay que volver de pleno.
    Yo siempre he sido poco indulgente conmigo misma, estoy segura de que me aportaría cositas esta lectura.
    Besos.

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    1. Me ha pasado eso de gustarme tanto un libro y luego tener reparos en leer más de ese autor por si acaso no estaba a la misma altura. De Marta Sanz solo he leído este, pero por la forma de expresarse y de ir enlazando no me cabe duda de que sus otros libros seguramente serán también muy recomendables. Como bien dices es su forma de contar lo que hace la historia atractiva.
      Demasiado poco indulgentes con nosotras mismas somos tantas veces... Pero eso no nos hace ningún bien, al contrario.
      Besos.

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  2. Creo que es una novela muy importante, de las que le permiten a uno hacer paces consigo mismo. Y tu reseña - excelente, como siempre.
    besos

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    1. Hay momentos en los que hay que pararse, mirarse y reconocerse sin tener que dar cuentas a nadie más que a nosotros mismos. Marta Sanz cuenta ese momento es este libro y por eso creo que todos podemos en parte reconocernos en él.
      Me alegra que te haya gustado la reseña.
      Besos.

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  3. Cada reseña que leo de Marta Sanz la hace subir posiciones en mi lista de pendientes.
    Me ha encantado el paralelismo, tu propia lección de anatomía frente al espejo, tu disección como ha hecho la autora en su libro, es muy intenso y poético, Lorena. Las cicatrices del alma a veces no son sino heridas abiertas. Yo también me encuentro en esa encrucijada.
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Gerardo. Valoro mucho tus palabras.
      Será que te toca leer a Marta Sanz, ¿no crees?
      Un abrazo.

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  4. Yo aún no he leído nada de Marta Sanz, pero tu reseña es tan, tan buena que casi salgo ya de casa para comprarme el libro. ;-) Parece una lectura de esas que te hacen pensar y plantearte muchas cosas.
    ¡Un abrazo!

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    1. Bueno, sin prisas que el libro seguirá ahí ;)
      La vida de Marta Sanz, tan distinta a la de cada uno de nosotros, y sin embargo con tantos puntos comunes. Eso es este libro.
      Besos.

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  5. No he leído nada de la autora, pero tras leer una reseña como la tuya, creo que no puedo dejarla pasar.
    Besos!

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  6. Vaya si dejas el pabellón alto. No me he estrenado con la autora pero me lo llevo.

    Besos

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    1. Yo llevaba tiempo con ganas de leer algo suyo y por fin me he animado. No me ha decepcionado para nada.
      Besos.

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  7. Acabo de escribirte un comentario y cuando le he dado a publicar me ha pedido mi contraseña de blogger y, ¡zás!, por arte de birlibirloque mi 'folio' ha desaparecido. Intentaré repetir lo que escribí.

    No conocía este título de Marta Sanz. Tengo "Farándula" en lista de espera.
    Me ha encantado tu manera de transitar de la lección de anatomía de la Sanz a la tuya propia. Este paralelismo entre ambas miradas al espejo me parece muy bien traído. A mí la literatura memorialista siempre me ha gustado por su indefinición de confines entre la realidad vivida y la ficción que surge de esa realidad recordada.
    No me enrollo más.
    Un beso

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    1. A mí esta mañana facebook me ha estado tomando el pelo, se ve que estamos reñidos con las nuevas tecnologías ;)
      A mí también me gusta cuando los escritores se cuentan en sus libros. Y el paralelismo la verdad que no tenía pensado hacerlo pero según iba escribiendo la reseña me salío así.
      Besos.

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  8. Hola guapa!
    No he leído nada de esta autora y por el momento no creo que lo haga, estoy metida en otra clases de lecturas, pero si me ha dado curiosidad por lo que cuentas en tu reseña así que me lo llevo apuntado para más adelante, cuando llevo un tiempo con las misma lecturas, luego me gusta cambiar. Genial reseña. Besotes

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    1. Siempre viene bien leer algo distinto de lo habitual. Si te animas más adelante ya me contarás.
      Besos.

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  9. ¡Hola! Me ha encantado la entrada, soy nueva en blogger, así que me encantaría que te pasases por mi blog literario para ver qué te parece y si te gusta, quédate porfa. http://cielodepalabrasperdidas.blogspot.com.es/

    Un beso y muchísimas gracias.

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  10. Has empezado por el libro que me ha gustado ás de Sanz. Ahora tengo en casa Black, black, black esperándome de ella
    Besos

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    1. Llevo tiempo queriendo leer este libro y la salida al mercado del último de la autora me ha dado el empujoncito, que hay que ir aligerando la lista. Como no he leído más no puedo opinar sobre cuál me gusta más pero cuando repita con Marta Sanz te cuento.
      Besos.

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  11. Yo. Yo lo quiero leer. Yo "sepo" leer. Y es que disfruto mucho este tipo de libros, en los que los escritores se despellejan un poco...

    bsos!

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    1. Se 'despelleja', sí, aunque también se deja cosas en el tintero. Cuenta lo necesario, lo que la ha construído en la mujer que es cuando escribe este libro. Su infancia y adolescencia, principalmente, en su vida adulta hace menos incisión. Y también 'despelleja' de paso a miembros de su familia, a amigas y compañeras, porque no nos podemos contar sin contar un poco también a aquellos que nos acompañan en el camino.
      No me cabe duda de que sabes leer, y por eso mismo estoy segura de que sabrás apreciar este libro.
      Besos.

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  12. Lorena no he leído nada de esta autora, pero tu reseña abre tantas posibilidades que me resulta imposible no apuntarlo en mi larguísima lista de pendientes.
    Me ha encantado como lo cuentas.
    Feliz semana

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    1. Me alegra que te haya gustado la reseña y que te haya picado la curiosidad por esta autora. Espero que te guste si te animas con ella.
      Besos.

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  13. De la autora he oído hablar mucho de Farándula, su último libro, pero confieso que este no lo conocía. Te ha quedado una reseña estupenda que deja con ganas de conocer más, de adentrarse en esta lección de anatomía. 1beso!

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    1. Con lo del premio Herralde se está moviendo mucho su última novela que también me tienta, pero antes quería leer esta pues hacía tiempo que le tenía ganas. Creo que es un buen libro para acercarse a la autora y también para reconocernos en su propio reflejo frente al espejo.
      Besos.

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