Para esta segunda entrega de mini-reseñas me alejo de la ficción y traigo dos propuestas de Acantilado, lo cual es sinónimo de calidad y acierto. Leídos respectivamente en octubre y noviembre del pasado año, el primero de estos libros es una suerte de ensayo a modo de breves pinceladas cuyo espíritu suscribo completamente; en cuanto al segundo, reúne ocho biografías de ocho compositoras de música clásica interesantes tanto por la perspectiva de género que ofrecen como por el reflejo de las diferentes personalidades de sus protagonistas y el retrato histórico de las diferentes épocas y contextos sociales que les tocó vivir. Como apunte al comentario que del primero de estos dos libros publiqué en su día en redes sociales y que reproduzco a continuación, señalaré que el ensayo de Abraham Flexner incluido al final del mismo me abrió las puertas a una visita que disfruté mucho, la del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, lugar y ambiente al que tuve el placer de regresar en la biografía de J. Robert Oppenheimer Prometeo Americano de Kai Bird y Martin J. Sherwin, y en la biografía ficticia que de John von Neumann ofrece Benjamín Labatut en Maniac. Asimismo, ya veis que el pronóstico que hice en redes de que ese libro encontraría de alguna manera acomodo en el blog se ha hecho realidad. Y, ahora sí, sin más dilación os dejo con mis breves impresiones sobre La utilidad de lo inútil y Armonías y suaves cantos.
La utilidad de lo inútil - Nuccio Ordine
«No tengo ningún talento especial. Sólo soy apasionadamente curioso», escribe Albert Einstein en una carta a Carl Seelig según leo en el epígrafe a la segunda de las tres partes de las que consta La utilidad de lo inútil de Nuccio Ordine. Tampoco tengo yo ningún talento especial. Recuerdo ahora mismo la conversación que mantuve en una ocasión con una amiga en la que, hablando un poco de todo y de nada, le manifestaba que solo se me daban bien las cosas poco prácticas que tenían poca utilidad. Aun así, esa curiosidad y ese apasionamiento del que se nutre la libertad intelectual se revelan en ocasiones, por caminos plagados muchas veces de azarosos recovecos y de insospechados hermanamientos de diversas disciplinas, satisfactoriamente fructíferos. No es un rédito de hoy para mañana. El beneficio obtenido de esos placeres 'inútiles' y del tiempo en ellos gastado y perdido (invertido y ganado, prefiero yo decir) no es cuantificable desde un punto de vista utilitario y/o pecuniario. No obstante, he tenido ya alguna ocasión de degustar algún que otro pequeño fruto procedente de mi modesto bagaje de 'inutilidad'. A este respecto, pero no con una perspectiva individual sino social o incluso histórica y con visión de futuro, el profesor italiano aboga en este librito por la utilidad de los saberes y ocupaciones aparentemente inútiles, manifiesta su preocupación por la falta de compromiso político en este sentido e incide en la necesidad de no descuidar los sistemas educativos de esa 'inutilidad'. Son capítulos breves en los que Ordine se apoya en palabras e ideas de otros escritores, autores y pensadores, y que complementa muy atinadamente con un ensayo de Abraham Flexner, haciendo así extensible a la ciencia base la inutilidad que generalmente se asocia a las humanidades. No hay reseña de esta lectura en el blog. Me guardo, en cambio, muchas cosas de ella y estoy segura de que, de una u otra forma, terminará asomando por el blog no sé si como entrada especial o más probablemente para enriquecer futuribles reseñas. Acaricio mientras tanto esa idea de la transversalidad de la inutilidad y me encomiendo a su cultivo en el escaso tiempo que me permite la exigente utilidad.
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Armonías y suaves cantos - Anna Beer
Francesca Caccini comprendió y sobrevivió a los entresijos de la Florencia de los Médici. Barbara Stronzi, empujada por su ambicioso padre, abrazó en la Venecia del siglo XVII, para escapar de la tumba creadora que era el hogar o el convento, la sombra de la cortesana que tan a menudo ha perseguido a las mujeres creadoras. Élizabeth Jacquet de la Guerre acató el servilismo necesario para sobrevivir en la Corte del Rey Sol sin renunciar por ello a su tenacidad y ambición. De Marianna Martines no existe constancia de que se rebelara contra los valores establecidos en la Viena de los Austrias, sin embargo debe sus logros como compositora a haberse atenido a lo considerado correcto para una mujer. Lili Boulanger explotó a su favor la imagen de mujer frágil que no amenaza el patriarcado en el París de principios del siglo XX. Elizabeth Maconchy nació en un entorno completamente ajeno a la música, pero su perfeccionismo y autoexigencia la llevaron a abrirse un hueco en el panorama musical del Londres del siglo XX. Clara Schumann fue una incansable y exitosa pianista, pero el clima matrimonial propiciado por su famoso marido le hicieron dudar de sus grandes dotes como compositora. El marido de Fanny Hensel, en cambio, apoyó y alentó el talento musical de su esposa, sin embargo, y a pesar del entorno de cariño familiar en el que creció la compositora, esta no pudo evitar sentir cierta aprensión al comunicar a su adorado hermano Félix Mendelssohn su tan postergada decisión de publicar sus composiciones.
En Armonías y suaves cantos la historiadora Anna Beer biografía a estas ocho mujeres que supieron jugar las cartas que el destino les deparó consiguiendo ser reconocidas en sus respectivas épocas como compositoras. Asimismo las rescata del olvido y aboga por eliminar el nocivo sintagma de mujer compositora, pues, como expresó Elizabeth Maconchy respecto a la música compuesta por hombres o mujeres, «¿acaso un oyente honrado e inteligente que no conociera el dato de antemano sabría diferenciarla?», o, citando al filósofo y moralista Jean de la Bruyère, «si la ciencia y la sabiduría se encuentran unidas en una sola persona, no me intereso por su sexo: la admiro».
Admiremos, pues.
Ficha de los libros:
Traductores: Jordi Bayod Brau / Francisco López Martín y Vincent Minguet
Editorial: Acantilado
Año de publicación: 2013 / 2019
Nº de páginas: 176 / 432
ISBN: 978-84-15689-92-8 / 978-84-17346-61-4
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Me llama muchísimo el del profesor italiano. Pienso que la utilidad en esta sociedad sólo se mide en la facturación. Creo que lo llamado inútil es lo que nos hace disfrutar más de la vida; y sí creo en su transversalidad. ¿Quién establece lo que vale y no vale para el hombre en este mundo? Desde luego, yo que he sido enseñante reivindico la necesidad de erradicar de la misma el concepto de utilidad. Me asombraba escuchar a renacuajos de 15 o 16 años querer echar por tierra alguna cosa con el concepto de lo útil o inútil. Hay que conocer de todo, para luego poder saber elegir. Lo "inútil" con frecuencia es fuente de felicidad.
ResponderEliminarEl libro sobre las compositoras me llama menos porque me parece asunto más conocido.
Me ha gustado esta entrada tuya, mucho más breve de lo que acostumbras, ¿no?
Un beso
Vivimos en el mundo de la inmediatez, Juan Carlos. Difícil, pues, convencer a los jóvenes (y no tan jóvenes) de la fructificación a largo plazo. Y, sin embargo, muchos son los descubrimientos que se han dado a lo largo de la humanidad debidos al puro azar y a la curiosidad por conocer, al saber por saber. Yo reivindico mucho la curiosidad y estoy muy de acuerdo con lo que dices de que hay que conocer para elegir bien. A los chavales hay que mostrarles un amplio espectro de posibilidades para que puedan descubrir su vocación. En cuanto al libro de Nuccio Ordine, es muy cortito. Se lee en un suspiro y estoy segura de que lo disfrutarías.
EliminarLa entrada es mucho más breve de lo que acostumbro, efectivamente. Entiendo que se agradezca, jaja. Me ha dado por traer al blog lecturas que durante estos años, por diversos motivos, se quedaron fuera de este espacio. No obstante, de muchas de ellas quise dejar constancia de mis impresiones en las redes sociales y son esos comentarios los que ahora estoy recuperando. No sé para cuándo será la próxima entrada de este tipo, pero me alegra que te haya gustado la idea.
Besos
¿Has estado en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton? Madre mía, qué envidia. Me encantaría conocerlo.
ResponderEliminarLo que cuentas sobre lo inútil me trae a la memoria unas reflexiones que hacía Pablo Neruda en su libro de memorias, Confieso que he vivido, aunque ahora pienso que igual fue en Para nacer he nacido. Bueno, sea como sea, era Neruda el que hacía una preciosa defensa del hecho de perder el tiempo, de lo que normalmente se considera perder el tiempo y puede que sea la mejor forma de aprovecharlo.
Y sí, que admirables son esas mujeres que contra todo lo que las rodeaba supieron hacer valer sus capacidades y talentos. Tan solo sabía de Clara Schumann y la alargada sombra que sobre ella proyectó su marido. Del resto no tenía ni idea. Dos libros interesantes, sobre todo, para mí, el primero.
Un beso.
Uy, qué va, qué va. Ya me gustaría a mí. Lo de la visita lo decía en sentido figurado. Siento que se haya entendido mal. Abraham Flexner fue uno de los fundadores del Instituto y en su ensayo habla bastante de él, de su origen y de lo que representaba aquel lugar. Me pareció super interesante y por ello me gustó 'volver' allí en la biografía de Oppenheimer y después y más brevemente en Maniac. Todo un regalo ese ensayo de Flexner que Ordine tuvo el tino de querer incluir en su libro.
EliminarRespecto a las ocho compositoras que nos presenta Anna Beer, yo también sabía solo de Clara Schumann, de la que, además, tengo la impresión de que la reivindicación de su figura se debe en parte al deseo de contraponerla con la de su famoso esposo. Es curioso como al querer reivindicar la valía de las mujeres a lo largo de la historia terminan muchas veces por primar otras cosas por encima de los logros de estas. En cualquier caso, todas las biografías del libro tienen su interés. Presentan mujeres muy diferentes entre sí y quedan también muy retratados los diferentes contextos históricos y personales de cada una de ellas. En mi caso disfruté especialmente de la biografía de Fanny Hensel.
Besos
Estoy totalmente de acuerdo con Juan Carlos; muchas de esas cosas consideradas, aparentemente, inútiles son fuente de grandes satisfacciones en la vida de mucha gente.
ResponderEliminarTengo el ensayo de Ordine hace tiempo, esperando su oportunidad.
También curiosa la biografía sobre esas mujeres destacables en la música clásica, investigaré algunas de sus composiciones. Y surge la pregunta inevitable... ¿Cuántas vieron sus alas cortadas, se quedaron por el camino a pesar de su enorme talento en éste y otros ámbitos, sin que ni siquiera trascendiese rastro alguno de su existencia?
Un gusto leerte.
Un fuerte abrazo, amiga Lorena.
Anna Beer optó por seleccionar compositoras que llegaron a alcanzar reconocimiento en sus respectivas épocas y ella misma explica en su libro que lo hizo —y cito textualmente— «para mostrar cómo superaron los obstáculos que encontraron a lo largo del camino y para celebrar las canciones y sonatas que escribieron en lugar de lamentar las óperas y sinfonías que no llegaron a escribir». La explicación se extiendo un poco más, pero, en resumen, pienso que lo consideraba más motivador y constructivo. Obviamente, y como bien señalas, fueron muchas las compositoras (y profesionales de otros ámbitos) que no vieron reconocido su trabajo y talento o incluso las que ni siquiera pudieron desarrollarlo.
EliminarEn cuanto al libro de Ordine, como bien sabes ya que lo tienes en tus estanterías, es muy breve, así que te animo a que le dediques un rato. Por supuesto, y como he comentado en la mini-reseña, también me uno a los que disfrutan de la utilidad personal que les proporcionan muchas de esas cosas 'inútiles'.
Un gusto tenerte por aquí, Paco.
Otro abrazo fuerte para ti.
El segundo me llama :D
ResponderEliminarPues a por él ;)
EliminarEl libro de Nuccio Ordine me parece una reflexión sicera de cuanto nos mueve el humanismo, y como este se enfrenta permanentemente al progreso tecnológico que va veloz, sin mirar atrás.. , mientras los sentimientos en sí mismos, caminan por otro carril. Me ha gustado tu mini reseña. Un abrazo
ResponderEliminarNo creo que sea cuestión de enfrentar el humanismo con el progreso, sino de no despojar a este último de la reflexión y de no renunciar a lo que no produce un rédito inmediato y/o cuantificable.
EliminarMe alegro de que te haya gustado la mini reseña.
Otro abrazo para ti.
Hoy no paro de descubrir ensayos interesantes. De primeras me llamaba más el segundo, por disfrutar de la música clásica y descubrir a esas autoras olvidadas. Sólo me sonaba Clara Schumann. Pero me has tentado también con el primero. El valor de lo inútil... Hay que reivindicarlo hoy en día, donde todo es tan materialista, donde el cuánto vale está tan presente.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me alegra que te hayan resultado interesantes estas dos lecturas, Margari. Sí que hay muchas cosas que reinvindicar.
EliminarBesos