Cara de pan - Sara Mesa

«Cara de pan es un concepto que Casi todavía no ha conseguido sacudirse por completo. Un concepto que tiene que ver con la forma en que se estira la camiseta para ocultar su cuerpo o en llevar mangas largas a pesar del calor. Con el pelo tapándole la cara y la ropa muy ancha».

En la adolescencia funcionamos por exceso o por defecto. O enseñamos de más o mostramos de menos. O desafiamos al mundo o nos ocultamos de él ansiando incluso desaparecer. Casi se oculta bajo su ropa de tallaje superior al necesario. Con su pelo intenta que pase desapercibida su cara de pan. No sabe muy bien por qué le dolió tanto que una compañera del instituto se refiriera a ella así: cara de pan.

Tampoco sabe muy bien por qué a la vez que trata de pasar desapercibida ansía con la misma intensidad que alguien repare en ella. Por qué desea tan vehementemente ser como aquellos con los que para nada se siente identificada, sentirse parte de esa identidad que no es la suya y que a la vez le produce rechazo, alcanzar la aprobación de aquellos que siempre terminan por provocarle resentimiento: si no se fijan en ella, malo; cuando lo hacen, mucho peor. Cara de pan.

Casi es una adolescente acomplejada por su aspecto a la que le cuesta relacionarse. Una niña aún entre otros niños que se creen adultos pero que en realidad solo juegan a serlo. Sus profesores insisten en que trabaje en grupo. Ella preferiría hacerlo sola. «En los grupos siempre hay alguien que lleva la voz cantante, que manipula a unos y a otros por el simple gusto de dominar. Se supone que los profesores organizan los grupos para promover la igualdad -usan esa expresión: promover la igualdad-, pero consiguen justo lo contrario: debilitar a los débiles y fortalecer a los fuertes».

Tal vez es por una mezcla de todo esto o por una mezcla indescifrable de a saber qué que Casi decide un día no acudir más al instituto. En realidad no lo decide. Cuando sale de casa ese día no tiene nada planeado. Tan solo, de repente, sus pasos siguen el camino contrario al habitual. A los pocos días encuentra una zona discreta en un parque que le sirve de refugio. Allí pasa las mañanas. Allí, un día, la descubre el Viejo. 

Casi recela, titubea, no sabe qué pensar, cómo comportarse. «El viejo engaña, tiene intenciones ocultas, intenciones sucias. Esto es lo natural, no lo contrario, y lo que se diga de este viejo en minúscula es también aplicable al Viejo en mayúscula, al Viejo concreto, a su Viejo, barriendo así todas sus particularidades y excepciones». Porque su Viejo (que el primer día se queda un rato, después una hora, dos, tres, hasta formar parte de las mañanas de Casi y de su vida) es una persona peculiar que escapa a convencionalismos: con su traje raído y elegante, su entusiasmo para lo que le apasiona, su cautela para resguardar su vida privada y su incomodidad cuando Casi la bordea, su paciencia y escucha, su excesiva preocupación por no resultar pesado. El Viejo «¡maneja tanta información, tantos detalles, es tan inteligente en las cosas inútiles!» «El Viejo tiene una inteligencia que los demás no entienden, eso es todo».

Hay dos cosas que apasionan al Viejo: los pájaros y Nina Simone. Nina Simone, que cantaba Blackbird: «Why you wanna fly, Blackbird? / You ain’t ever gonna fly, que significa por qué quieres volar, pájaro negro, nunca vas a volar, letra que al parecer trata de la opresión que padecían los negros en aquel tiempo, pero que quizá también trata de él -o incluso de ellos dos, nunca se sabe». Nina Simone, que, «dice el Viejo, era un nombre artístico, del mismo modo que ellos se han puesto los suyos, Casi y Viejo, para escapar del nombre real, que es una cárcel».

Ni Casi se llama Casi, ni el Viejo se llama Viejo. El Viejo llama a Casi Casi porque tiene casi catorce años y Casi llama al Viejo Viejo porque, aunque el Viejo tiene tan solo cincuenta y cuatro años, a sus ojos de casi catorce es un viejo. Aunque tal vez Casi se llame Casi porque está casi a punto de adentrarse en ese mundo que ahora la rechaza y por el que ella siente rechazo y el Viejo se llame Viejo porque para él ya es tarde para ingresar en ese mundo al que nunca ha pertenecido, en ese mundo de «los policías de la mente», que «solo lo dejarían en paz cuando él acatase una a una todas las imposiciones».

Con Casi y Viejo Casi y el Viejo escapan de sus nombres reales que son cárceles. Ellos son pájaros que escapan de la jaula en el que el resto de pájaros viven domesticados. Son como los pájaros sin patas de los que el Viejo le habla a Casi, que vuelan sin tocar nunca tierra. Su plumaje es azul pálido. Sus alas son casi trasparentes y a través de ellas se ve el color del cielo. Así se camuflan. Se protegen. Supongo que de los policías de la mente.

Pero Casi y el Viejo son también como esos otros pájaros que se resisten a participar en un experimento del que es también el Viejo quien le cuenta a Casi. Los científicos tiñeron el plumaje de una muestra de pájaros débiles. Querían observar si así se comportarían como pájaros dominantes, pues es el plumaje el que determina esta dominancia. En lo que no repararon los científicos es en unos pocos ejemplares que se negaron a colaborar en el experimento. «Cuando los teñían se morían de pena, se negaban a comer y volar, ¡ni siquiera se esforzaban en fingir! No querían entrar en ningún grupo, y si se veían forzados a ello, se mantenían aparte, aunque les costase el repudio. Sobrevivir con disfraz, para esos pájaros, equivalía a morir lentamente; por eso elegían acelerar su muerte, sin engaños». Aunque, siendo justos con los científicos, hay que señalar que sí repararon en esta minoría de pájaros aunque tan solo por un momento, el necesario para desecharlos por su inutilidad.

Nina Simone. Autor: RCA Victor
Fuente: Billboard, 23 Septiembre de 1967
Fotografía en dominio público

En su refugio del parque Casi y el Viejo no necesitan fingir. Allí son pájaros sin patas que pueden volar sin tocar el fango del suelo. Pero ningún refugio es eternamente seguro. Tampoco se puede faltar eternamente al instituto sin que nadie se entere. Mucho menos un viejo, para más inri pelín extraño, puede ser amigo de una niña sin levantar sospecha, sin que salten las alertas. Por otra parte, ¿quién define lo que es extraño? ¿quién dicta lo que es normal? Los policías de la mente que somos todos que a la vez hemos sido debidamente aleccionados por otros policías de la mente. Y, ojo, las normas son necesarias. Ponen orden. Protegen a muchos. Pero al mismo tiempo dejan desvalidos a otros.

«Como a todos los demás, la habían educado en la desconfianza hacia los desconocidos: no hablar con ellos, no aceptarles regalos, no fiarse en absoluto, etc. Pero Casi ahora tiene casi catorce y las reglas del juego empiezan a ser otras. Si nunca se relacionara con desconocidos, piensa, no avanzaría. Un conocido ha sido previamente un desconocido, esto es así por fuerza: si fuéramos por la vida negándoles la palabra a quienes no conocemos, jamás conoceríamos a nadie. A ella le estaban insistiendo siempre en que debía tener más amigos, en que era bueno relacionarse con los demás y malo quedarse todo el día encerrada en casa. La forzaban a hacer trabajos en grupo con personas de las que no sabía nada, salvo que tenían su edad y estaban en su mismo instituto. ¿Solo por eso ya no son desconocidos? ¿Cuándo un desconocido alcanza la categoría de potencial amigo y cuándo se queda, solamente, en potencial peligro? Está claro que el Viejo no entra en la categoría de amigos que su entorno desea para ella, más bien corre el riesgo de aproximarse a la categoría de maníaco o de depravado, pero solo en razón de su edad y de que no está con ella en el mismo instituto».

Cara de pan narra la relación que se forja entre Casi y el Viejo a lo largo de esas mañanas en el parque. Es una historia de inadaptados, de aquellos que viven al margen de la sociedad. En ella Sara Mesa, como ya me tiene acostumbrada, «confunde las cosas, mezcla lo que se espera, lo que se teme y lo que se prejuzga, para que encaje con lo que es, lo que no tiene nombre. Atesora los momentos ambiguos» y juega con los límites de la moralidad. Y lo hace, como también me tiene acostumbrada aunque no por ello deja de maravillarme, con una sencillez que pasma. Su prosa desnuda y sin artificios desnuda a su vez a sus personajes y sus historias. No busca el impacto en cada frase, pero sin embargo es eso precisamente lo que consigue con la concatenación de todas ellas.

Me sería muy difícil decir cuál es el mejor libro de Sara Mesa de cuantos he leído. Me es muy fácil, sin embargo, declarar que Cara de pan es el más hermoso de todos ellos y el que más me ha conmovido. Y eso ha sido toda una sorpresa para mí. Podría decir muchas cosas de la escritora sevillana. No me cansaría de hablar de ella, de halagarla y de empoderarla. Lo que nunca se me hubiera ocurrido decir es que sus libros son hermosos y que conmueven.

Esa conmoción, ese encogimiento de estómago, ese nudo en la garganta, esa humedad en los ojos, ese lleno y vacío lo consigue Sara Mesa con unas metáforas preciosas, como la ya aludida de los pájaros sin patas (que en realidad no es idea original de la autora, tal y como aclara en nota final) y la de los pájaros anillados del final de la novela, pero, principalmente, con sus dos personajes protagonistas. Casi es fantástica como adolescente insegura de sentimientos contradictorios e imaginación peligrosa. El que me hace rebosar de ternura, sin embargo, es el Viejo. Es de esos personajes a los que solo quieres abrazar. Tristemente, de ser una persona en la vida real, cuán lejos estaríamos de ese gesto afectuoso y consolador. Imperaría la cautela y la distancia. Ese mismo viejo sería amenaza y peligro en el peor de los casos; en la mayoría de ellos provocaría recelo y sospecha; en los más benignos, la siempre dolorosa y humillante conmiseración.

«Hay muchísima gente que sueña con ser como esos pájaros, volar y volar siempre sin tener que mancharse de tierra. Nunca corromperse».

«Nadie anilla a nadie y luego lo deja volar libre».

«¿Sabe Casi que hace apenas unos días descubrieron una especie nueva de pinzón? ¡Apenas quedan unos trescientos en el mundo, tan pocos que por eso estaban sin catalogar! Increíble, porque su color es inaudito, azul puro, azul limpísimo. ¡Podría haberse extinguido y nadie, nunca jamás, habría dejado registro de su paso por el mundo!»

Gracias, Sara Mesa, por dejar registro.

Spread your wings and fly, fotografía de Dan Hutcheson bajo licencia CC BY-NC 2.0





Ficha del libro:
Título: Cara de pan
Autora: Sara Mesa
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 2018
Nº de páginas: 144
ISBN: 978-84-339-9861-3





Si te ha gustado...
¿Compartes?
      ↓

Comentarios

  1. ¡Lorena! no sabes como he disfrutado leyendo tu reseña, magnífica, no es peloteo. Sara Mesa es una de mis autor@s preferid@s, la disfruto mucho, siempre y esta historia de amistad pura entre esos dos carismáticos personajes, Casi y el Viejo, me fascinó.
    He estado indagando por aquí, por tu blog, para recordar cuales son tus lecturas de esta autora y veo que te falta "Un amor", te la recomiendo mucho, muchísimo, tienes que leerla (yo he leído tres: Ciactriz, Cara de pan y Un amor y sin duda voy a seguir con ella, sé que es de esas que nunca me van a defraudar, es imposible que lo haga), porque conmigo consigue lo mismo que contigo, un nudo en el estómago y en la garganta
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Leí Un amor hará un año o un poquito más. Es magnífica. En mi opinión, de las novelas de Sara Mesa que he leído (creo que me falta solo Un incendio invisible) tal vez sea la mejor. Pero es cierto que la que más me ha tocado la 'patata' ha sido Cara de pan. Sara Mesa me trasmite mucho siempre tanto con sus novelas como con sus relatos, pero nunca había llegado a conmoverme. Precisamente cuando me encuentro con algún lector al que no le gusta esta autora suelen destacar su frialdad y el que les cuesta conectar con sus historias y personajes. Aunque para nada es mi caso se agradece igualmente este plus que me ha regalado con Cara de pan. Cuando son varios ya los libros leídos de un mismo escritor se va haciendo cada vez más difícil que nos sorprenda, pero en este caso Mesa lo ha conseguido en ese sentido.
      También es una de mis escritoras favoritas, así que seguiré leyéndola y espero que comentándola contigo.
      Besos

      Eliminar
  2. ¡Hola guapísima!
    No conocía a Sara Mesa pero la verdad es que se me ha despertado la curiosidad por leerla. Es genial que te hayan gustado todos sus libros y que en este caso haya conseguido emocionarte. La historia que nos plantea de entrada rebosa ternura. Siempre es hermoso ver cómo dos generaciones se encuentran, más aún cuando parece que Casi está aprendiendo a habitar en un mundo que se muestra muy hostil. Y el Viejo lo cierto es que me muero de ganas de conocerlo, seguro que me despierta la misma ternura que a ti.
    ¡Besitos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues creo que este es un libro perfecto para iniciarse con esta escritora. Es una historia preciosa y que da para mucho reflexionar, y estoy segura de que el Viejo te va a conquistar.
      Besos

      Eliminar
  3. ¡Holaaaaa!

    APUNTADO QUE SE VA.
    No he leído a esta autora pero ains, veo que es un libro hermoso, lleno de reflexiones, de sentimientos, con personajes que conmueven. Desde luego, me has dejado con mucha curiosidad por ver esta relación que se forja entre Casi y el Viejo, por ver este lugar donde pueden escapar de la realidad y ser simplemente ellos mismos. Parece un libro precioso, creo que me puede gustar mucho.

    ¡besotes!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojalá que así sea. Es un libro precioso y que se lee muy bien. Y Sara Mesa es una autora fantástica.
      Ya me contarás.
      Besos

      Eliminar
  4. ¡Y yo qué hago todavía sin leer nada de esta autora! Le tengo que poner remedio, sí o sí! Y desde luego no me importaría que fuera con esta novela, que tanto te ha emocionado.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una de mis escritoras favoritas. En mi opinión es de lo mejorcito que hay en el actual panorama narrativo español. Y, sí, este libro me ha conmovido mucho. Pienso además que podría gustarte.
      Besos

      Eliminar
  5. Lorena, qué bonita reseña. La desconfianza,.tan buena por necesaria, pero tan mala. Después de leerte no me queda otra que leerlo porque Casi me ha tocado el corazón. Con Un amor no tuve suerte porque no terminé de entender el drama de la protagonista. Pero según te leo creo q me voy a traer a casa a Casi y el Viejo a ver qué me cuentan. Un beso, Lorena

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí Un amor me encantó, pero sé de lectores que no consiguieron empatizar con la historia ni con su protagonista. Creo que Cara de pan es una lectura más agradecida para aquellos a los que Sara Mesa les deja un poco fríos porque es mucho más fácil encariñarse con sus personajes. Creo también que es una lectura que puede gustarte mucho, Laura. Ya me contarás.
      Besos

      Eliminar
  6. Mi contacto con Sara Mesa fue a través de "Cara de pan", novela que me encantó cuando la leí a principios de 2020 (hice reseña de ella en mi blog). Luego, con cierto temor por si me desilusionaba, leí "Un amor" y volví a disfrutar. Es Sara Mesa una magnífica escritora. Y además valiente, pues se atreve a plantear asuntos desde un punto de vista no muy aceptado por la políticamente correcta moralidad vigente. Esta chica escribe de mareo y es un gusto leerla.
    Ahora recuerdo que en el comentario que dejaste en mi blog sobre esta novela me recomendabas "Cicatriz". La apunté, pero es el día de hoy y aún no la he leído. Si es que... ¡ay, madre, cómo soy! Bueno, ya le llegará el momento (ja, ja...).
    Un beso grande

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es cierto, toca temas peliagudos y además los trata muy bien. Se limita a exponerlos y ahí nos deja a sus lectores que nos apañemos con nuestros prejuicios y convicciones morales. Y además parece que escribe con absoluta facilidad cuando, en cambio, conseguir esa sencillez y esa fluidez en la prosa es algo muy difícil pero que ella domina plenamente.
      Cicatriz fue lo primero que leí de Sara Mesa. Cara de pan es el quinto libro suyo que leo. Pero entiendo eso de que no nos llegue el momento de ponernos con un libro determinado porque yo tengo demasiados esperando su momento.
      Besos

      Eliminar
  7. Una hermosa reseña que me recuerda que aún tengo pendiente este libro y me anima a leerlo. Tan solo he leído Un amor y ya tenía este comprado, pero aún no me había decidido.
    Es curioso eso que comentas del Viejo que te produce ternura y, sin embargo, de encontrártelo en la realidad sería sospechoso de vete a saber qué lacras y solo produciría cautela. Los prejuicios del desconocimiento.
    Viendo que es el libro que más te ha gustado de la autora, no me lo puedo perder, por supuesto.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es el que más me ha conmovido. No sé si eso puede traducirse en que sea el que más me ha gustado. Tengo muy claro que el que menos me ha gustado es Cuatro por cuatro. Me gustaron mucho sus relatos de Mala letra porque la narrativa corta, además, es un medio en el que Sara Mesa se mueve muy bien. De hecho, el origen de Cara de pan está en un cuento escrito con anterioridad por la autora. Y en cuanto a sus novelas tal vez para mí la más perfecta y la que me ha dejado una mayor sensación de pulcritud y limpieza sea Un amor. El que una historia nos toque más la fibra o el que unos personajes nos lleguen más no debe hacernos olvidar todos los demás aspectos de una obra ni su conjunto. En todo caso, con el nivel al que me tiene acostumbrada Sara Mesa, es difícil decidir. Pero es cierto que es un libro que me ha gustado mucho y que sin duda disfrutarías.
      Besos

      Eliminar
  8. Estupenda reseña, Lorena. Me ha encantado, has explicado a la perfección lo que también yo sentí en la lectura de este libro. Iba leyendo tus palabras y asintiendo a la vez jejeje. Sí, me transmitió las mismas sensaciones que mencionas, me conmovió y me gustó mucho leerlo; es más, con el paso del tiempo, todavía lo he valorado más... Es lo único que he leído de Sara Mesa, sé que tengo que regresar a ella, tus palabras me confirman que así debo hacerlo. Este es un libro especial, de esos que te dejan pensando y que incluso ayuda a autocriticarnos y a mirar las cosas con otros ojos. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto que los libros de Sara Mesa nos hacen mirar las cosas (y mirarnos también a nosotros y a los otros) con otros ojos. Es habitual que sus historias metan el dedo en esa moralidad que tenemos tan arraigada incluso los que no nos consideramos moralistas. En Cara de pan, además, construye unos personajes a los que es imposible no querer. Es cierto que es una lectura muy especial.
      Un abrazo, Magdalena.

      Eliminar
  9. Lorenaaaaa! Vengo a agradecerte tu reseña de Cara de Pan, si no es por ti no habría vuelto a intentarlo con Sara Mesa y su arriesgada escritura. Casi y Viejo ya son mis amigos. Me ha encantado la novela. Y nada venía a contártelo. Y que seguiré leyendo a esta exploradora de límites, Sara Mesa. Besos 😘

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cómo me alegro, Laura. Como te había comentado, creo que esta novela es una muy buena opción para aquellos lectores que no tienen mucho feeling con la escritura de Sara Mesa porque consigue despertar una ternura en los lectores que otros libros suyos no provocan.
      Muchísimas gracias por pasarte a contármelo.
      Besos

      Eliminar

Publicar un comentario

Gracias por tu tiempo.
Participa siempre con libertad y respeto.
Por favor, no dejes enlaces a otras webs o blogs. Si quieres ponerte en contacto conmigo por motivos ajenos a esta entrada puedes escribirme a mi dirección de correo electrónico. Búscala en la pestaña Información y contacto.