Pieza única - Milorad Pavić

«El aire, desde siempre, ha estado lleno de sueños. En realidad, los sueños están por todas partes a nuestro alrededor. No sólo los nuestros, humanos, sino también los de animales, plantas y piedras; o los sueños del agua que son eternos, porque el agua nunca olvida nada, recuerda todo para siempre. Todo alrededor nuestro está lleno de sueños ya soñados y aún sin soñar. En estado de vigilia inhalamos los sueños sin notarlos, como tampoco notamos el aire, cuando lo hay, y durante la noche nos habitan por un rato alimentado lo que nuestros pensamientos y nuestra comida y bebida no son capaces de alimentar. Hay un libro en el que se puede leer que todos esos sueños que llenan la atmósfera de la Tierra y las tormentas magnéticas arriba de ésta, hasta el Universo, forman un contorno reconocible, un cuerpo enorme inclusive, pero para nosotros, vendedores de sueños, eso no tiene importancia. Nosotros somos una especie pretérita de mercaderes, aunque poco conocida. Casi una casta. No somos una secta religiosa, sino un gremio mercantil que se ocupa de la venta de sueños y su mercado general».

Adquirir un bien (o un mal) tal como un sueño no tiene un precio al uso. El precio por hacerse con un sueño, especialmente con uno no soñado, es casi algo así como aceptar un pacto con el diablo. Al fin y al cabo, soñar un sueño aún no soñado es como hacerse con un trocito de futuro. Si, además, ese futuro es posterior a la muerte de quien lo sueña, sería ya como adquirir un cachito de eternidad. El precio para obtener esta puede parecer ciertamente disuasorio, pero, al fin y al cabo, «el hombre no está compuesto de agua, como suele decirse, sino de sed».

Me gusta el símil del pacto con el diablo. En esta historia habrá incluso quien lo busque para preguntarle cómo ha de morir. Además, aprenderé con ella cómo distinguir un diablo del común de los mortales. Me gusta también porque me recuerda a ese otro diablo que Mijaíl Bulgákov hizo pasearse por Moscú en El Maestro y Margarita. Aunque en menores dimensiones, la Pieza única de Milorad Pavić me regala la misma especie de acertijo que parecieran contener sus diálogos, el mismo ingenio en las réplicas, las mismas respuestas enigmáticas. En sus páginas se me dice que «en el libro ocurre la tragedia. Pero fuera, en la vida, difícilmente se daría eso. Allá reina la comedia... Y la comedia duele. Y duele bastante. [...] Y ésta, queridos, también duele. La vida apesta y duele», pero en las tragedias que narra este libro en concreto encuentro mucha comicidad. Sí, Pieza Única es puro juego y divertimento.

Me resulta muy complicado hablar de esta novela. Dejaré, pues, que sea el propio autor quien os la presente, a pesar de que sus palabras al respecto sean nuevamente pura comedia y no le hagan justicia.

«¡¡¡NOVEDAD!!! ¡LA NOVELA PIEZA ÚNICA!
El escritor del Diccionario jázaro una vez más inventó para usted un juego literario nunca antes visto: ¡una novela-delta!
Es una novela de amor, entretejida con un cuento de detectives que se ramifica en cien brazos y lo conduce hacia cien desenlaces diferentes. Cada lector obtiene su versión personal de la novela y su final particular de la historia.
¡Usted posee una PIEZA ÚNICA!»

Milorad Pavić, autor de Diccionario jázaro, probablemente su obra más conocida, que no he leído aún pero que me gustaría hacer en algún momento, presenta su novela Pieza Única con las palabras que preceden estas líneas. No estoy muy de acuerdo con dichas palabras. En mi opinión no se trata de una novela de amor como en ellas se dice. Cierto es que podría decirse de ella que lleva entretejido algo así como un cuento de detectives. En cuanto a la ramificación en cien brazos que conducen a cien desenlaces diferentes, he de mostrar mi decepción al respecto. Estoy de acuerdo en lo de que cada lector puede obtener su versión personal y hacer su propia lectura, pero esto es algo que pienso en general de cualquier lectura. Sigo sin saber lo que es una novela-delta, así que no puede mostrar mi acuerdo o desacuerdo sobre tal definición o clasificación.

Dejado esto claro, he de decir también que no es para nada mi propósito contradecir al señor Pavić. Y es que su especie de autopromoción forma parte de la experiencia lúdica que es esta novela. Está contenida dentro de la misma. Uno de sus personajes, el Inspector superior Eugen Stross, se topa en un escaparte con una novela titulada Pieza Única promocionada con dicha sinopsis. Se trata de una novela sobre los mismos crímenes que él se encuentra investigando.

Respecto a la verdadera sinopsis de la verdadera Pieza Única, prescinde esta, afortunadamente, de ese tono de vendedor de feria, si bien incide igualmente en la múltiple resolución. El libro consta de dos partes: lo que es la novela en sí más el cuaderno azul del ya nombrado Inspector superior Eugen Stross a modo de diario con apuntes sobre sus investigaciones. Sexto Piso, sello editor de esta obra, ha tenido además el gusto de editarla en dos volúmenes recogidos en un mismo estuche, así como el detalle de que las tapas del mencionado cuaderno azul sean precisamente de ese color. Para mí, sin embargo, este libro tiene tres partes diferenciadas (y esto para nada es una crítica a esa presentación en dos volúmenes).

Margaret Arndt-Ober interpretando a Marina Mniszech
en la ópera de Mussorgsky Borís Gudonov
basada en la obra homónima de Aleksandr Pushkin.

Imagen sin restricciones de derechos de autor conocidas
extraída de The Victrola book of the opera.

En la primera parte se nos narra la historia en sí. Conocemos a Aleksandar Klozevits, de profesión mercader de sueños. No es su ocupación su única particularidad. El señor (o la señora) Klozevits es un andrógino. Será Aleksa o Sandra según conveniencia o antojo propio o quizás sea más acertado aventurar según conveniencia o antojo del señor Pavić. Cuando Aleksa entra en escena, el espejo devuelve la imagen de Sandra; cuando lo hace Sandra, sucede al revés. Claro que ese privilegio de ver a la vez ambos sexos de un andrógino solo está reservado para ciertos elegidos. La figura del andrógino como uno de los personajes principales de esta novela me parece un acierto para una obra en la que predomina la dualidad y la ambigüedad.

«¿Usted sabe qué es el té? -de pronto me preguntó Sofía.
-¿...?
-¿Qué son en general las bebidas calientes y nuestra necesidad de ellas? Son el sustituto de la sangre.
-¿De la sangre?
-Sí. Justamente de la sangre caliente de un animal recién degollado que dejamos de beber hace mucho tiempo, hace unos cuantos miles de años, pero la sed de ella y la pretérita necesidad por las bebidas calientes, primero por la leche, y a falta de ésta, por la sangre caliente, aún pervive en nosotros. Algunos todavía no han renunciado a esa necesidad bestial arcaica. Por ejemplo, los asesinos como [...]. Para ellos no hubo dilema, el té o la sangre...
-No lo creo -le dije- detrás de ellos está un verdugo que los forzó a matar. Yo voy a encontrar a ese alguien y entonces se dará cuenta de que soy yo quien tiene razón y no usted».

Pues, bien, Aleksandar Klozevitz tiene contraída una deuda con un tipo de esos que parecen 'tejemanejar' todos los asuntos turbios de una ciudad. Dicho individuo, al que todos conocen como Sir Winston, le hace a nuestro andrógino un encarguito para saldar la deuda. Durante las averiguaciones de Klozevitz respecto a dos personas relacionadas con dicho encargo, se entremezclan en la trama Matheus Distelli, cantante de ópera, y Marquesina Andrósovich Lempitska, amante de este. Estos dos personajes terminarán por adquirir un sueño futuro. Como resultado de todo el enredo, serán varios los muertos y asesinados.

En todo momento conocemos quién es el autor de cada crimen y cómo se lleva a cabo cada uno. Es más, podría hablarse perfectamente del crimen perfecto, finamente orquestado, además. La trama se lee con un ritmo ágil. Cada capítulo lleva por título un perfume relacionado con cada uno de los personajes, y es que hay alguien por ahí con un acentuado sentido del olfato. Me siento embriagada ya no por tanto perfume sino por los múltiples detalles que se me ofrecen. No quiero que se me pase ninguno, así como en qué capítulo o escena aparecen y con qué personajes están relacionados. Es como si siguiendo la pista de cada uno de ellos pudiera llegar a la resolución que se me promete y que, sin embargo, la misma novela me está dando.

En la segunda parte se nos narran los sueños de Distelli y Lempitska. Si bien habíamos tenido acceso a algunos detalles de los mismos en la parte anterior, aquí se nos narran en su totalidad. 

El sueño del cantante de ópera cuenta con un ilustre protagonista: el poeta ruso Aleksandr Serguéyevich Pushkin. Conozco a Pushkin. No lo he leído pero lo conozco. Conozco al Pushkin de mi Marina. Lo conozco como conocemos a esas personas con las que nunca nos hemos encontrado pero de las que nos ha hablado mucho un ser querido. Conozco algunas de las obras de Pushkin a través de la lectura que de las mismas ha hecho Marina Tsvietáieva y de lo que han significado para ella. Sé también de las circunstancias de la muerte del poeta, así que, cuando me encuentro con ella en esta novela no necesito buscar más detalles al respecto ni esperar a que se me den en este libro. Y sé que Milorad Pavić o Aleksandar Klozevits o el subconsciente, que es como la yema voladora de un huevo, de Distelli («la yema es el sueño, la clara es la realidad. El sueño se alimenta de nuestra realidad, y cuando se hace suficientemente fuerte, rompe la cáscara y levanta el vuelo») no ha puesto a Pushkin en el sueño del cantante para mí, pero a mí estos encuentros fortuitos me parecen maravillosos. Aunque, lo que realmente es maravilloso en sí, es la narración que el escritor serbio hace de dicho sueño más allá de que en él aparezca el Pushkin de mi Marina que, al fin y al cabo, en este caso no es tal Pushkin sino el Pushkin de Distelli.

Cáncer, imagen extraída del original
en dominio público de José Arija

El sueño de Lempitska es otra maravilla que está narrada de manera tridimensional. Son tres versiones que se complementan y retroalimentan, como, por otra parte, lo hace todo en esta novela. Me encantan las diferentes escenografías y ambientaciones, muy en la línea del juego de matrioshkas que es esta lectura. Milorad Pavić consigue en esta narración crear un mundo onírico absolutamente fascinante, y hasta traza un lazo de unión con el sueño de Distelli al contar ambos con un personaje en común.

La tercera parte de este libro es el Cuaderno Azul en sí. El Inspector superior Eugen Stross, que hasta entonces había sido un personaje casi anecdótico, cobra aquí protagonismo. Le acucian tanto los crímenes resueltos como los irresolutos (nosotros sí conocemos quién los cometió). El inspector irá conociendo detalles que nosotros ya conocemos pero también descubrirá otros que nosotros desconocíamos. Personajes que eran testimoniales cobran ahora voz y parecen ostentar una especie de sabiduría ancestral acerca de la motivación de los crímenes, del comportamiento humano o del plano del universo en el que merodean los sueños.

Esta parte también me ha gustado mucho, si bien es cierto que me he quedado a la espera de que todo diera un vuelco y sin embargo no ha sido así. No hay nada que me haga rechazar lo que leo en la primera parte pero, sin embargo, no me atrevo a darlo verdaderamente por cierto y me quedo con la sensación de que hay algo que se me hurta o que está ahí delante de mis narices pero que no logro descifrar. Igual es que soy un poco como el inspector Stross, que puedo fijarme en mil detalles, que puedo «ver dos cosas a la par, lo cual es una ventaja para usted, pero, al mismo tiempo, entre sus dos miradas al mundo puede colarse todo un caso policíaco sin resolver...» O pudiera ser que todo fuera «un gran "quizás" y probablemente, en conclusión, podríamos reírnos de todo eso y no hacerle caso...» De hecho, he tenido muchas veces la sospecha de que Milorad Pavić me ha estado tomando el pelo todo el rato. El caso es que toda esta lectura ha sido un poco como «meter la mano en un saco sin fondo, ya que de ahí cada vez se saca un milagro, o por lo menos, se toca o palpa algo importante en su interior. Y mientras exista la noción de hasta dónde llega la mano así sumida en la oscuridad, el pasado parece real y palpable. La confusión empieza en el momento en que ya no hay certeza de hasta dónde ha llegado ese "viaje", y a veces ni siquiera si queda la mano...» Claro que también pudiera ser que yo no me haya coscado de nada, que sea cierto lo de que hay un desenlace posible para cada lector y yo me haya quedado sin el mío, y que la pieza única que hace encajar el resto de piezas del puzle laberíntico que es esta novela sea el lector y sea yo una pieza defectuosa.

«Esta noche llueve a cántaros. Sobre la tierra cae el agua de todos los siglos. Literalmente. Y cala hasta los huesos. ¿Por qué no nos pueden caer encima de la misma manera, y calar hasta los huesos, los sueños de todos los siglos? Ellos también corren y circulan como el agua. Quizás Klozevits no es tan charlatán como yo lo creo y como decía Lampitska, aunque luego desistió de esos pensamientos. Después de todo, por qué todos habrían de pensar igual para que algo se vuelva verdad. Si a mí no se me aparecen mis sueños del futuro, es por mi propia culpa. ¿Acaso eso significa que no se aparecen a los demás? Si tú lloras, ¿acaso eso significa que la bicicleta que montas también llora?»

Dejando a un lado esa ligera decepción que me he llevado por haberme quedado sin mi versión particular acerca de los crímenes que se dan en esta novela, he de decir que esta me ha parecido absolutamente delirante y que en muchos momentos alcanza la genialidad, y que quedo, como ya he dicho, con ganas de seguir leyendo a su autor. Aclarado esto, desearía, os rogaría casi, que os tomarais esta reseña como uno de esos sueños que se olvidan nada más despertar. Que se disipara en vuestras mentes en cuanto llegarais al ya próximo punto final. Que permaneciera tan solo en vosotros una especie de resaca, un malestar, una alerta que a alguno le acosará hasta que se haga con este libro. Otros ni siquiera la acusaréis y felizmente os iréis a otra cosa mariposa. Haréis bien en ello, pues la elección de lecturas es algo tan personal como los sueños que cada uno sueña. Eso sí, los que os atreváis a soñar este libro, por favor, volved a contarme vuestra resolución imaginada. Sed buenos y ofrecedme vuestro sueño. Y no me hagáis pactar con el diablo para obtenerlo. Ya veis que yo el mío, aunque malamente, os lo he ofrecido gratis.

«[...] en el universo hay un excedente de sueños que no llegaron a ser soñados, como aquí de libros que no llegaron a ser leídos... Yo sólo balbuceo todo esto de las estrellas. Cada noche toneladas de sueños se quedan sin sus soñadores».

Herring_John_Frederick_Vandeau_A_White_Greyhound, fotografía de pixelsniper bajo licencia CC BY2.0





Ficha del libro:
Título: Pieza única
Autor: Milorad Pavić
Traductora: 
Dubravka Sužnjević
Editorial: Sexto Piso
Año de publicación: 2007
Nº de páginas: 149 + 85
ISBN: 978-84-96867-05-5






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Comentarios

  1. Me parece precioso ese concepto del sueño no soñado y el pacto con el diablo que supone adquirirlo. ¿De dónde sacas ideas tan geniales? Y ese cachito de eternidad adquirida por conseguir un sueño posterior a la muerte de quien sueña... Maravilloso.
    Creo, como tú, que todas las novelas en manos de un lector son piezas únicas por cuanto cada lector lee una novela distinta aunque sea del mismo autor y se titule igual que otras muchas. ya hemos hablado de esto en ocasiones.
    No sé si será que tu particular lectura de l novela te ha dejado sin esa versión sobre los crímenes, pero el libro parece, como dices, delirante y hasta un poco disparatado. Creo que esta vez voy a ser de las de «a otra cosa mariposa». Pero leer tu reseña ha sido todo un placer.
    Un beso.

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    1. Hay veces que se me ocurren ideas al leer o incluso después al ponerme a leer sobre lo leído que no están en el libro en cuestión. En este caso esas ideas que señalas, más o menos certeramente interpretadas y explicadas, surgen de la novela en sí. Lo del pacto con el diablo como pago de los sueños sí es cosecha propia, pero no es algo descabellado de pensar si se lee este libro.
      Me he quedado un poco sin saber si los crímenes se han producido de la manera que se narran en la primera parte y por las motivaciones que entreveo en esa parte. Probablemente haya sido solo que tal vez en esa primera parte no se cuente todo, pero tampoco he sabido encajar lo que se cuenta en la parte de los sueños y en el cuaderno azul para poder desterrar o matizar esa primera versión. Dejando aparte el juego detectivesco, el libro me ha encantado y lo he disfrutado mucho.
      Hemos hablado también en otras ocasiones de que en realidad no nos gusta recomendar libros. Pienso, además, que hay determinados libros y autores muy difíciles de recomendar, y este es uno de ellos. Abogo mucho porque cada lector-mariposa se pose sobre el libro-flor del que estime vaya a disfrutar mejor su néctar. En todo caso me alegro de que hayas disfrutado de la reseña.
      Besos

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  2. Hola, Lorena. Un libro bastante raro, lo cojo con reservas aunque me atrae ese envoltorio onírico ¡mercader de sueños!, qué gran idea. Y por cierto, me encantan los detalles de la edición: el doble volumen, la tapa azul, etc. Se agradece esta labor de las pequeñas editoriales por vender no solo contenido, sino también un formato con calidad. Tengo libros de multinacionales que acabas de leerlos y se te deshacen en las manos.
    Un abrazo.

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    1. Un libro raro, raro, Gerardo. De hecho fue su rareza una de las cosas que me atrajo de esta novela. Lo del mercader de sueños es una idea genial. Cada una de las tres partes que diferencio es una maravilla en sí y hay que contar además los nexos de unión entre unas y otras.
      También me ha gustado mucho que Sexto Piso decidiera separar El cuaderno azul en un volumen independiente. Se agradecen esos detalles de algunas editoriales.
      Un abrazo

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  3. ¡Hola Lorena! Que curioso esto que te ha pasado con la lectura de esta novela ¿verdad? me gusta lo de que sea delirante, al menos ese lado sí te convenció, ya que no pudiste tener tu giro final esperado. A veces también me pasa que cuando llego a l final de una novela de esas complicadas, raras, o de esas cuyo final queda un poco a interpretación de cada cual, me pregunto si será que no me cosqué de nada. A mi, por mi parte me ha gustado leerte, como siempre y conocer la existencia de este libro (el autor me sonaba, pero tampoco demasiado), aunque voy a hacer caso a tu ruego y en cuanto termine de escribir este mensaje, a otra cosa mariposa, jeje, leerlo no tengo intención, no me atrae lo suficiente (aunque me parece genial la idea)
    Besos

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    1. Fíjate, Marian, que a mí no suele molestarme esa sensación que dejan algunos libros de no llegar a alcanzarlos en su totalidad o de no estar segura de haberlos entendido bien. Pero en este caso la sensación no ha sido esa. Ha sido más bien como si me hubieran invitado a un juego que luego no ha tenido lugar. Cierto es también que a excepción de esa espera infructuosa, he disfrutado mucho del delirio que es esta novela.
      A otra cosa mariposa, pues ;)
      Besos

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  4. Alucino leyéndote, Lorena. Veo la sensación que esta lectura te ha producido y cómo la transmites de manera genial. Me descoloca tu reseña, pero sé que es una muy personal creación tuya para así hacernos penetrar mejor en la peculiaridad de esta Pieza Única. Me encanta tu reseña, tu escritura, aunque quedo un tanto desnortado sobre en realidad de qué va este libro.
    Va de sueños no soñados, entiendo que dices. Es hermosa la frase aunque muy difícil de aprehender en la realidad. Me quedo con tu deseo de que si leemos la novela nos esforcemos por devolverte en forma de nuestro sueño el que tú misma has plasmado aquí.
    Escribes de manera magnífica, Lorena. Da gusto leerte, incluso cuando el asunto es intrincado como éste (ja, ja...)
    Un beso fuerte

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    1. Vamos que no te has coscado de nada, jaja. Sinceramente, Juan Carlos, no me extraña que haya sido así. Si pido al final que olvidéis todo lo que os he contado, no es porque venga muy al hilo de la temática onírica lo de olvidar un sueños nada más despertar, que también, sino porque se trata de un libro que no sé cómo se puede explicar. Cualquier idea que os hayáis formado probablemente no tenga nada que ver con lo que es (como probablemente pueda ocurrir con cualquier otra de mis reseñas, pero creo que en este caso más).
      Lo que sí te puedo explicar es lo de los sueños no soñados. Un sueño no soñado es un sueño tuyo que todavía no has tenido, es decir, un sueño que vas a tener en un momento futuro. Ese es el tipo de sueño que los dos personajes que cito de esta novela adquieren al mercader de sueños. Se da la particularidad, además, de que, de no haberlos comprado, ni siquiera hubieran llegado a soñarlos, pues esos personajes no estarán con vida cuando esos sueños estaban destinados a soñarse. De ahí lo que digo de que es algo así como adquirir un trocito de eternidad. Y no sigo, que me vuelo a liar y te vuelvo a liar.
      Besos

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  5. Me parece que esta vez no me llevo la novela, que mi cabeza está ahora para cosas más sencillitas y temo no llegar a enterarme de nada. Pero leerte de nuevo y como siempre, ha sido un auténtico placer.
    Besotes!!!

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