Ataduras - Domenico Starnorne

«La casa así destrozada era como un estímulo para lanzarlo todo por los aires todavía más».
Destrozado. Así se encuentran su piso Aldo y Vanda cuando regresan de una semana de vacaciones. La primera palabra que se me ocurre para describir su estado, sin embargo, es desvalijado. Pero no, desvalijar implica un vacío, un despojamiento, y en esa casa hay desorden, hay destrozo pero, a excepción del gato de nombre Labes, al que Vanda adora, no parece haber desaparecido nada más.

Labes es un vocablo latino que significa ««caída», «derrumbamiento», «hundimiento», «ruina»». Eso Vanda no lo sabe; solo lo conoce Aldo, quien le puso el nombre al minino hace años. Porque sí, cualquier mínimo estímulo es suficiente para lanzar por los aires lo que ya había saltado tiempo atrás, lo que después se recogió y se intentó recomponer. Así que sí, tal vez lo del desvalijamiento no sea una idea tan errónea por mi parte; tal vez todos los enseres que ahora no son más que un magma de caos tuviesen antes por función tapar y enterrar el gran vacío que se revela ahora como un mar de escombros.
«Se han ocultado el uno del otro, no sin antes dejar caer la amenaza de descubrirse en cualquier momento».
Aldo y Vanda son un matrimonio de septuagenarios. Llevan juntos más de cincuenta años. Qué bonito, exclamaréis algunos; qué condena, pensaréis otros. Esta novela podría haber comenzado con ese regreso de vacaciones con el que yo he comenzado esta entrada. También podría haberlo hecho con los momentos inminentes a la partida, tan significativos entonces y tan reveladores después para Aldo. Comienza sin embargo en un punto temporal muy anterior, con la primera de las cartas que Vanda le escribiera a su marido cuando este la abandonó por una mujer más joven, cuando Aldo se enamoró de otra mujer.

Aldo se gusta más a sí mismo al lado de esa mujer. Es como si se hubiera ido diluyendo en la rutina del matrimonio y los hijos y ya no se reconociera a sí mismo. Se casó con Vanda en unos años en los que los papeles de hombres y mujeres estaban bien delimitados y sigue viviendo en un país, Italia, en el que la tradición pesa y mucho.

Vanda no asimila el abandono. Con todo lo que ha sacrificado por esa familia, por su matrimonio y la casa, no concibe el abismo al que se siente lanzada. No son celos lo que siente; es despecho. No es dolor por pensar que el amor que su marido sentía por ella lo ha trasladado a otra persona; es la escisión de sentir que ha hipotecado su vida y se ha quedado arruinada y fracasada.
«A la menor oportunidad -me decía- podría tener un amor: es como la lluvia, una gota choca al azar contra otra gota, se forma un regato. Bastaría con insistir en la intriga inicial, y la curiosidad se convertiría en atracción, la atracción crecería hasta llevar al sexo, el sexo impondría la repetición, la repetición crearía una necesidad y una costumbre. Pero creía que debía amarte para siempre solo a ti, así que miraba para otro lado, me ocupaba de los caprichos de los niños. Qué tontería. Suponiendo que alguna vez te haya querido -y hoy no estoy segura: el amor es un contenedor en el que metemos de todo-, la cosa duró poco».
Vanda, además, considera el abandono de Aldo extensible a sus hijos y juega esta carta injustamente para uno y otros, pero tiene también su punto de razón al considerar a Aldo un padre negligente.
«A los hijos siempre acabas haciéndoles daño, por lo tanto, debes esperar que te lo devuelvan con creces».
Aldo pertenece a esa generación de padres presentes a la vez que ausentes, que delegaban en las madres la educación y el cuidado de los hijos y que, por tanto, cuando tenían que ejercer como único progenitor se sentían perdidos. Sin embargo, no es capaz de cortar el lazo, de abandonar a sus hijos completamente. Como dirá su hija años después: «Su verdadero error fue no conseguir rechazarnos hasta el fondo. Su error fue que una vez que has actuado para herir profundamente, para matar o marcar para siempre a otros seres humanos, no debes retroceder, debes asumir la responsabilidad del crimen hasta el fondo, un crimen que no se comete a medias».

Aldo no consigue borrar las huellas del crimen, así que vuelve al lugar del mismo para intentar resucitar el cadáver de lo que ha matado. Años después, cuando intente poner orden en el desbaratado salón de su casa ultrajada, abrirá libros leídos tiempo atrás y se sorprenderá al releer frases que un día subrayó y que hoy no le dicen nada, como si fuera incapaz de reconocer en ellas al hombre que un día fue. Su identidad de antaño es tan irrecuperable como lo son los primeros años de su matrimonio.
«¿Qué les pasa a las frases hermosas que nos entran en la cabeza, cómo nos conmueven, cómo se vuelven carentes de sentido o irreconocibles o incómodas o ridículas?»
Domenico Starnone es un escritor reconocido en Italia. Con Ataduras ha tenido la primera (y espero que no la última) oportunidad de ser conocido en España. Con ella nos encierra en ese piso de Roma y también en la mente de sus habitantes. Reconozco que las partes, sin desmerecer a las otras, en las que el autor italiano da voz a Aldo, son las que más me han gustado y en mi opinión alcanzan cotas de ejercicio literario soberbio y magistral. «A mi edad es fácil transformar una sospecha en hipótesis fundada, una hipótesis fundada en certeza absoluta, una certeza absoluta en obsesión», nos confiesa el septuagenario que solo aspira ya a «protege[r] los días, los meses, los años que [l]e quedan». Su obsesión juega al thriller psicológico y su brillante análisis de lo que ha sido su vida familiar deshilvana un sutil terror doméstico.
«-Cuánta violencia hay por ahí.
-Siempre la ha habido.
-Pero nunca había llegado a nuestra casa.
-¿Te parece?»
Cuando Aldo vuelve a la casa que abandonó, que no es el piso de Roma, pues en esta novela hay dos casas al igual que hay un antes y un después, sella con su regreso las ataduras que regirán el nuevo orden familiar. Unas ataduras que, imperceptiblemente, irán apretando más y más a medida que pasan los años. Unas ataduras que solo se pueden soltar a riesgo de que los fragmentos que mantienen pegados se desmoronen dejando expuestas las ruinas de unas vidas desvalijadas.
«Esta historia del lazo nos implicó a todos».
Golden cat surveys the scene. Fotografía de Kandukuru Nagarjun





Ficha del libro:
Título: Ataduras
Autor: Domenico Starnone
Traductora: Celia Filipetto
Editorial: Lumen
Año de publicación: 2018
Nº de páginas: 179
ISBN: 978-84-264-0525-8
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Comentarios

  1. Pues Starnone ficciona un tema que no deja de fascinarme; como van soportando las parejas, matrimonios con hijos, el paso, y el peso, del tiempo, cual es la vida que manifestamos hacia afuera para los demás, y cual es la vida que llevamos por dentro, esa cuya voz secreta nos invita a enfrentarnos a nuestra vida ya ordenada, pactada de algún modo… responsabilidades paternas, trabajo, convivencia matrimonial, etc.
    A veces pienso en mi vida de soltero y siento una especie de añoranza por la “libertad” (una quimera, claro) perdida, por haber renunciado a ciertas cosas. Pero luego pienso en lo que tengo ahora, en lo que soy ahora como padre y marido, y tengo claro que salgo ganando. No obstante siempre hay pérdidas que nunca hubieras querido tener. No puedes ser padre, esposo y soltero a la vez… no puedes, no. Buscar el equilibrio en esa tesitura, no queda otra.

    De todas formas es inevitable confrontar pasado y presente, lo que sientes por dentro y lo que manifiestas de “cara al público”, jaja.

    No hay secreto para la convivencia… más allá de ser un dilema que debemos resolver día a día.

    “Aldo se gusta más a sí mismo al lado de esa mujer.”

    Dejas un frase genial para la reflexión, hay muchísimo más
    en esa frase de lo que parece a simple vista…

    Abrazo Lorena!

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    1. Todo lo que dices es verdad y cuando asistí en la novela a la ruptura entre Aldo y Vanda no pude evitar pensar en esos dos caminos que a veces parecen incompatibles que son la búsqueda de la felicidad y el asumir y ser fiel (y no me refiero solo a la fidelidad de pareja) a los compromisos adquiridos. Siempre he pensado que no se puede tener todo y creo que es uno de los principales problemas de la sociedad actual pensar que debe de ser así. Como bien dices, se renuncia a unas cosas pero se ganan otras. Creo que es una muestra tanto de madurez individual como de madurez como pareja asumirlo. No está mal la reflexión para una soltera sin hijos como yo ;P
      La novela va más allá y plantea el retorno de una pareja tras la ruptura. Creo que resulta tan nocivo romper por los motivos equivocados como volver por motivos equivocados. Y se haga lo que se haga lo importante es hacerlo bien, claro que teniendo en cuenta todos los factores y personas implicados puede resultar bien complicado. Aldo se gusta más a sí mismo al lado de esa mujer, como destacas. Teniendo en cuenta que se casó joven y que sobrepasa ya los setenta puedes echar el cálculo de cuántos años se paso no gustándose al lado de la mujer equivocada para él. Ahí lo dejo.
      Un abrazo

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  2. ¡Qué casualidad! acabo de publicar una entrada sobre "El matrimonio amateur" de Anne Tyler y tiene tanto en común con "Ataduras", al menos por lo que deduzco de tus palabras, que parece cosa de telepatía.
    Por supuesto que lo leeré porque quiero seguir profundizando en el tema de la pareja y sus conflictos. Los asuntos familiares cada vez me atraen más.
    Es difícil saber por qué se rompen las parejas, aunque casi me resulta más difícil saber por qué continúan año tras año. Yo he tenido, por ahora, una de cada y no sé que es más raro si aquella ruptura o esta permanencia. En fin, puede que leyendo novelas sobre el asunto llegue a averiguarlo.
    Un beso.

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    1. Fíjate que cuando comencé a leer este libro me recordaba a Feliz final de Isaac Rosa. Supongo que por el comienzo en primera persona de Vanda dirigiéndose a su entonces expareja tras la ruptura. Luego me fui dando cuenta de que esta novela abarca mucho más y de que su verdadero fuerte es la posterior 'reconciliación'.
      Resulta todo muy complejo supongo que por la mezcla de sentimientos. Hay culpa, hay egoísmo, necesidades personales, sensación de fracaso... Cuando hay hijos, además, todo se complica más. Supongo también que cuando los componentes de una pareja son jóvenes tienden a idealizar la suya y a pensar que a ellos no les va a afectar el paso del tiempo. Y, sin embargo, tal vez sea más verdadero el amor de una pareja de años (en los casos en que queda amor) que las mariposas en el estómago de los inicios. Todo muy complejo, de ahí, supongo, que nos atraigan estos temas.
      Ya me llamó la atención El matrimonio amateur cuando vi que lo estabas leyendo. Así que para tu blog me voy a leer tu reseña.
      Besos

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  3. Lorena, curioso el tema de las parejas, del amor, las ataduras, las infidelidades. Y por los párrafos que has elegido parece estar muy bien escrita. Apetece leerla
    Besos

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    1. Domenico Starnone escribe muy bien. Ha sido todo un descubrimiento. Si tienes oportunidad, no dejes pasar esta novela.
      Besos

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  4. Starnone era el sospechoso número respecto a la verdadera identidad de Elena Ferrante, según leí no hace mucho. Desde luego el tema lo recuerda. Un libro complejo, laberíntico, hay mucho sobre lo que reflexionar o al menos ese efecto tiene tu reseña. Lo anotaré, pinta muy bien.
    Un abrazo.

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    1. Así es. Se sospechaba de su mujer, Anita Raja, que es traductora, e incluso hay quien piensa que el matrimonio escribe conjuntamente los libros de Elena Ferrante. Pero también se apunta a Domenico Starnone por sí solo como el escritor que se esconde tras el nombre de Elena Ferrante.
      Me enteré de ello justo al terminar de escribir esta reseña. Estaba buscando una breve biografía de Starnone para enlazarla en la ficha del libro. Suelo dejar la que proporciona la web de la editorial pero en este caso no dejan ninguna información. El caso es que no he encontrado ninguna biografía del autor en español pero sí en cambio varios artículos con su posible identificación con Elena Ferrante. En algunos incluso encuentran similitudes entre Ataduras y Los días del abandono. No he leído ninguna de las novelas de Ferrante, así que no puedo opinar ni comparar, y por ello tampoco me animé a editar la entrada y comentar la supuesta relación. Sí me ha llamado la atención el hecho de que sea Lumen, la editorial en España que edita los libros de Elena Ferrante, la que se haya animado a publicar a Domenico Starnone. Justo es decir que no han utilizado la relación como reclamo publicitario. En cualquier caso, me alegro de su decisión y de haber podido disfrutar de esta novela.
      Un abrazo

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  5. Interesante, interesante. Además qué casualidad esto de las separaciones matrimoniales en la literatura reciente. Este finde en la Feria del Libro me interesé por dos libros de poesía que el crítico Ignacio Echevarría alababa en "El Cultural" de hace dos o tres semanas. Sus autores y títulos son: Sharon Olds: "El salto del ciervo" (Igitur, 2018), y Fabián Casas: "Últimos poemas en prozac" (Emecé, 2019). Uno de ellos no estaba en la Feria, ya sabemos que vivimos en la época de la instantaneidad y que 2018 ya es algo obsoleto por antiguo (¡glups!), y el otro no me dio tiempo a interesarme por él pues los amigos me requerían y no era cosa de hacerles de menos. El hecho es que estos dos poemarios tratan el asunto del paso a la soledad cuando la pareja se rompe. Me parece indudablemente un asunto de sumo interés. Por eso esta novela que hoy nos traes, Lorena, llama mucho mi atención. La buscaré y la leeré porque tu reseña me ha captado.
    Un beso

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    1. Es un tema que, como dice Rosa, atrae. Supongo que por toda su complejidad y porque cada uno se puede ver identificado en sus diferentes aristas. Su enfoque desde la poesía me resulta sumamente atractivo. Así que tomo buena nota de los títulos que nos facilitas.
      Besos

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  6. Una novela muy interesante por lo que cuentas, y es un tema sobre el que he leído poco. Me la llevo apuntada. No sabia que se sospechara que él fuera Elena Ferrante. Siempre pensé que era una mujer aunque no se supiera quien. Con Elena Ferrante empecé hace poco con La amiga estupenda. Besinos.

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    1. Yo no he leído nada de Elena Ferrante. Si lees esta novela podrás juzgar de primera mano si los temas y el estilo de Starnone te la recuerdan. Independientemente de ello, la novela tiene interés por sí sola.
      Besos

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  7. Había leído una reseña hacia fines del pasado año y lo apunté. Pero los libros de esta editorial no suelen llegar a estas costas. Afortunadamente, pude hacerme de la versión digital.
    Por lo que dices, se parece a 'Final feliz', de Rosa. El tema de los matrimonios de años que se mantienen son un misterio tan grande como aquellos que se rompen después de muchísimos años. Indudablemente, es un tema más que interesante. Quizás sea buena idea leer sobre el tema a ambos libros de corrido -uno, con una pareja joven y otro con una mayor- y ver qué aporta cada uno.
    Gracias por tu bonita reseña.
    Un abrazo.

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    1. A mí me lo recordó tan solo al principio. Personalmente me gustó más Ataduras que Feliz final, aunque ambas lecturas son interesantes.
      Gracias a ti por tu visita, tu lectura y tu comentario.
      Un abrazo

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  8. Hola Lorena!! No es el tipo de lecturas en las que suelo adentrarme, pero me has picado mucho la curiosidad por este título. Anotado queda. ¡Genial reseña! Besos!!

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  9. Hola!!!! wow no conocía este libro y la verdad no se si se conseguirá en Argentina, ya me fijare. Me llamo mucho la atención gracias a tu reseña, la sinopsis no me engancho mucho, hasta que te leí. Muchas gracias por esta entrada y dar a conocer esta historia.

    PD: Me encanto tu blog así que te sigo para seguir leyéndote :3 sino es molestia me encantaría que me visitaras por mi espacio que es http://plegariasenlanoche.blogspot.com/ así nos estamos leyendo.

    Un beso enorme desde Plegarias en la Noche.

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    1. Bienvenida, Tiffany. Me alegra haberte despertado la curiosidad por este libro. Será un placer visitar tu espacio.
      Besos

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