Marina es poesía - #AdoptaUnaAutora7

A mis versos escritos prontamente,
cuando no sabía que yo era poeta,
surgiendo como chorros de fuente,
como chispas de cohetes violetas,

diablillos irrumpiendo a su suerte
en el santuario en incienso dormido,
a mis versos de juventud y muerte
- ¡versos por nadie leídos! -

(¡que nadie compró, ni ha comprado!),
dispersos en el polvo de las librerías,
a mis versos, como a los vinos preciados,
les llegará su día.

Les llegó su día a los versos de Marina Tsvietáieva, a los tempranos y a los que siguieron. No puede negarse que la poeta gozase de éxito y reconocimiento en vida. La publicación de su primer libro de poemas con tan solo dieciocho años le supuso una excelente acogida por parte de la crítica, si bien es verdad que, con los años, los acontecimientos históricos y el mantenerse fiel a sus fuertes convicciones se confabulasen para que la rusa y su obra cayesen en el ostracismo. Sería el paso de los años, pues, el que hiciese realmente justicia al magnífico legado literario que dejó, confirmando, nuevamente, sus dotes de profetisa.

No se refiere sin embargo Marina en estos versos con los que abro esta entrada a sus poemas más ilustres y relevantes, sino a aquellos otros que, como ella misma dice, escribió cuando ni siquiera sabía que era poeta. Recordemos que, tal y como comentamos en Pequeña Mushia, gran Marina, la poeta escribía versos ya desde su pronta infancia, rebelándose con ello a los deseos de su madre de convertirla en una gran pianista. Precisamente, en uno de sus poemas de juventud, En la sala, en el que reivindica el fascinante mundo interior de los niños en detrimento de el de los adultos, hay una clara referencia a esas reminiscencias autobiográficas (Nosotros dos sobre el oscuro piano / echados, el pavor nos viene a buscar. / En el mantón de la madre arropados / palidecemos, sin osar respirar.)

Las referencias tanto a episodios vitales como al ideario de Marina Tsvietáieva son claras en su poesía, algo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que para ella vivir y escribir eran verbos sinónimos. Y es, precisamente, a estos guiños en los versos de la poeta a su propia vida a los que va dedicada esta séptima entrada para el proyecto Adopta una autora, pues, al igual que a los versos de Marina les llegó su día, también ha llegado el día de ceder un espacio en esta aventura a su poesía. No voy por tanto a hacer un análisis de sus versos ni a explicar el porqué de que éstos revolucionaran la poesía, pues me declaro incompetente para ello, tan solo aspiro a cumplir una deuda personal con Marina y para ello he querido acercarme a su poesía leyendo una antología de poemas suyos. No están todos, faltan incluso algunos de los considerados sus obras maestras, como el Poema del fin y el Poema de la montaña que fueron inspirados por su tumultuosa relación con Konstantín Rodzévich, pero sí es una selección más que apropiada para cumplir mi humilde propósito, que no es otro que el de seguir conociendo a Marina a través de sus escritos (en este caso, poemas) y trasladaros una pequeña muestra de ello.

Marina Tsvietáieva en 1913. Autor desconocido

El poeta trae de lejos la palabra. / Al poeta lo lleva lejos la palabra. Marina considera el oficio del poeta como el de traductor del alma y no concibe mayor sacrilegio que el no cumplir con esta misión divina. ¡Oh mundo, comprende! En el sueño el poeta / ve la ley estelar, la cifra de la flor, concluye un corto poema fechado en 1918, y vuelve a este símil del florecimiento dos años después: Y si todo, hombros, alas, rodillas, a guisa / estrechando - me dejo llevar lejos a la fosa, - / sólo es para después, riendo entre cenizas, / sublevarme en poema o florecer en rosa. Hace referencia en estos versos a la muerte, tema que no elude y que es una constante en su obra y a la que ya desde Tarusa, lugar en el que veraneara en su infancia junto a su familia, le dedicara estos versos: ¡Me diste una infancia bella - como un cuento, / dame la muerte - a los diecisiete años! Pero volviendo a su deber como poeta y recurriendo en esta ocasión a unos versos más maduros, os dejo este poema que la rusa escribiera  a principios de 1935:

Hay afortunados y afortunadas
que n o pueden cantar. Derramar
lágrimas es lo suyo. La pena derramada
qué dulce - en un chaparrón torrencial.

Para que bajo la piedra algo tiemble
Pero para mí - látigo es la vocación -
entre los gemidos sobre la tumba
el deber me ordena - la canción.

¡Cantó David sobre sus amigos,
aunque a la mitad rajado!
Si Orfeo mismo no hubiera descendido
al Hades, sino allí su voz enviado

sólo la voz enviado a la oscuridad,
y en el umbral quedado él mismo
por s u p e r f l u o - Euridice sin dudar
sobre ella, tal cuerda, hubiera salido...

como por una cuerda y hacia la luz,
ciegamente y sin regreso.
Pues te dieron poeta la v o z
y te quitaron - el resto.

No considera Marina digno emisor de esa voz a cualquiera, como vimos en la cuarta entrada de Adopta una autora, pero tampoco escatima elogios para aquellos colegas a los que admira. Tu nombre - pájaro entre los dedos. / tu nombre - en la lengua grano de hielo. / Un solo movimiento de los labios. / Tu nombre - de letras cuatro, comienza un poema que dedica a Alexandr Alexándrovich Blok, poeta al que no conoció personalmente pero al que admiró durante toda su vida. Para la gran Anna Ajmátova también hay versos de reconocimiento. Con ella si habrá un encuentro que además le inspira a Ajmátova un poema, tal y como recogí en Ella: Marina, la elegida. Asimismo, en Marina y el lenguaje de los sueños dejé constancia de alguno de los versos que la muerte de Rainer Maria Rilke, por el que Marina sentía auténtica veneración, le inspiraron a la poeta rusa. Protagonista de esa entrada fue también Borís Pasternak, con el que Tsvietáieva mantuvo una intensa relación epistolar a lo largo de los años. Ese hermanamiento en la distancia queda patente en este poema que Marina le dedica:

Distancia: millas, leguas...
nos dis- tribuyeron, nos dis- persaron,
para que cada uno estuviera callado,
en dos rincones diferentes de la tierra.

Dis- tancia: lejanías, leguas...
Nos des- pegaron, des- soldaron,
las dos manos nos separaron, crucificados,
y no sabían que esto - son ligazones

de inspirados y los tendones...
no se malquistan, - diseminados,
diferenciados...
                        El muro, barrancones.
Como águilas - distanciados -

conspiradoras: lejanías, leguas...
no desolados - extraviados.
En los tugurios de toda la amplia tierra
nos metieron como huérfanos.

¡¿El cuánto - pero el cuánto - de marzo?!
¡Cómo baraja de carta - nos desbarajaron!

Un poema de Marina Tsvetajeva en una pared del edificio en
Nieuwsteeg 1, Leiden, Países Bajos. Fotografía de Tubantia

La relación de Marina Tsvietáieva con Borís Pasternak sobrepasa el plano de la mutua admiración para adentrarse en un terreno más personal, si es que en el caso de Marina puede hablarse de algo que no sea personal. Así, las personas más cercanas y amadas por ella también le inspiran poemas. A S. E., iniciales coincidentes con las de su esposo Serguei Efron, le dedica el siguiente poema, en el que un arrebatado amor inicial deja paso a cierta decepción y a una manifiesta lealtad:

Yo escribí en la pizarra escolar,
y en los pliegues de abanicos ajados,
y en el riachuelo y en la arena del mar,
con el anillo en cristales, con el patín en lo helado,

y en troncos de primavera cienañeros...
por fin - ¡para que todos conocieran la verdad! -
¡que te quiero, que te quiero, que te quiero! -
y firmado lo he - con el arcoiris celestial.

¡Cómo deseé, que cada uno floreciera
bajo mis dedos por los siglos estando!
Y cómo después la cabeza abatiera,
cruz tras cruz los nombres borrando...

Pero tú, en las manos de un escribanillo
venas, ¡amordazado!, ¡me hieres el corazón!
¡Tú, no vendido por mí! ¡Grabado en el anillo!
- en las tablas de la ley tienes tu salvación.

A Alia, su "primogénita luminosa y terrible", también le dedica un poema que comienza así:

No sé tu dónde ni el mío.
Canciones y sufrimientos.
¡Contigo son tal amigos,
huérfanos contigo siendo!

Y así va bien para ambos -
solos, sin sueños, sin guarida...
Dos pájaros: apenas quietos - cantamos.
Dos vagabundos: hechos de la misma miga.

Estos versos atestiguan la similitud de almas entre Marina y su hija cuando esta última era una niña de corta edad. Más tarde, la relación entre ambas se complicaría. De esto tendremos tiempo de hablar, pues Ariadna Efron (verdadero nombre de Alia) será pieza clave de una próxima entrada sobre su madre.

Marina Tsvietáieva tuvo otros dos hijos: la pequeña Irina, que tuvo una triste y temprana muerte, y Georgui, apodado Mur, niño al que consentiría en extremo y que se convertiría en un adolescente egoísta y tiránico. El amor materno-filial es otra constante en su poesía pero como manifestación, paradójicamente, de otro tipo de amor. Escribe: Aquí en la picota me tienen atada / y siempre digo que te quiero. / Que ni una madre desde sus entrañas / mira a su hijo como yo te veo. También: Por infanticida ante el tribunal, / detestada y temerosa, he estado. / Te diré incluso en lugar infernal, / "¿Qué te he hecho yo a ti, mi amado?". Marina escribe los poemas de los que extraigo estos versos en 1920, mismo año en el que muere su segunda hija. No es a ella a quien hacen referencia estas rimas, pero no creo que nadie que conozca las terribles circunstancias de la muerte de Irina y el sentimiento de culpa que acompañó a Marina pueda leerlas sin que se le hiele la sangre ante la coincidencia de los símiles utilizados.

En Amiga, inspirado por su relación con Sofía Parnok, vuelve a estar presente la figura del hijo. No puedo evitar que la lectura de estos versos me retrotraigan las reflexiones sobre el lesbianismo y la maternidad que Marina plasma en Carta a la Amazona. Con Sofía la poeta vive una de sus muchas pasiones extramaritales, si bien es verdad que la mayoría de ellas no se materializaron más allá de la tinta y el papel. Sus poemas, por supuesto, no podían quedar al margen del desenfreno de los idilios cerebrales creados por Marina. He aquí algunas muestras:

Tú - en este pecho tu ala batiste,
jovenzuelo culpable de la inspiración -
Yo a ti te ordeno : - ¡existe!
Yo - no abandono esta sumisión.


Que en la noche en la niebla solemne
busqué en los dulces labios carmines, 
rimas sólo y no labios.


Yo a ti te amé en lo alto:
¡- en el cielo me enterré a mí misma!


¡Con celos la vida es viva!
La sangre correr agrada
en tierra. ¿Renuncia la viuda
a su derecho - de espada?

¡Con celos la vida es viva!
¡Alabado sea el daño
al corazón! ¿Renuncia la yerba
a su derecho - de hoz?


Encontré al final
al que necesito para mí:
el que tiene mortal
necesidad - de mí.

Como el ojo - el arco iris,
el cereal - la tierra negra-
el hombre - necesita
del hombre- de veras.

Yo la lluvia y el arco iris,
y la necesaria mano
del hombre que necesita
la mano - en mi mano.

Es más amplio que el Ladoga
y más fiel que la montaña -
en mi mano- es del hombre
la herida necesaria.

Y porque en la llaga
me traes la palma -
a esta mano - ¡la pondría
por ti en la llama!

Yo sé la verdad. Poema de Marina Tsvietáieva.

Aboga también Marina por la comunicación con el amado a través de los sueños y son varias las ocasiones en las que en sus poemas hace alusión a las horas más propicias para éstos: las nocturnas. No en vano, a pesar de la claridad y sencillez de sus versos, se detecta también en ellos cierta oscuridad, un pesar, un cansancio. En junio de 1923, asentada ya en Praga tras abandonar la Rusia revolucionaria y bajo el título Navegante, escribe los siguientes versos:

¡Colúmpiame, barca de estrellas!
¡De querer está cansada la cabeza!

Ha tiempo intento echar amarras,
la cabeza de sentir está cansada:

¡Himnos - laurel - héroes - hidras, -
de jugar la cabeza está rendida!

Ponedla entre las hojas y la hierba, -
la cabeza está cansada de la guerra ...

En ese mismo año está fechado el poema del que extraigo los que os dejo a continuación:

¡Primera y cantora, qué puedo
en un mundo donde lo más negro es - grisura!
¡Donde la inspiración en termos va metida!
¡¿Con esta desmesura
en un mundo de medidas?!

Hubiese preferido Marina ser ajena a ese mundo de medidas y dar rienda suelta a su desmesura. No pudo. Probablemente tampoco quiso. Es deber del poeta ser reflejo de su tiempo y trasladar ese reflejo a otros tiempos. Así lo hizo la rusa. Una década después de los versos anteriores, y ya exiliada en París, escribe el siguiente poema en el que se lamenta de la incomprensión que sufre. No existe patria para los poetas.

¡Nostalgia de la patria! ¡Tiempo ha
molestia desenmascarada!
Para mí es absolutamente igual -
dónde estar absolutamente aislada.

Por qué piedras adelante
me arrastro con la cesta del basar
a casa, y de que es mía ignorante,
como cuartel u hospital.

Me es totalmente igual, de qué gente
ante el rostro erizarme tal león
prisionero, de qué humano ambiente
ser desalojada - sin remisión -

a mí misma, a mi propio sentimiento.
Oso de Kamchatska sin hielo donde estar,
donde no acostumbrarse (¡y no lo intento!),
donde humillarse - me es igual.

No me hago ni de la lengua natal
ilusiones, de su láctea llamada.
¡Me es indiferente en cual
no soy comprendida si soy encontrada!

(por el lector que devora un tonel
de periódicos, ordeñador de tonteras)
¡Del siglo veinte - él
y yo de un siglo antes que cualquiera!

Estupefacta, como un ramal
abandonado de una alameda.
A mí todo y cada uno - me es igual
y que en suma lo más indiferente pueda

ser - la patria antigua - sumado.
Todo indicio, toda marca mía o señal,
todo dato - como por mano arrancado:
alma engendrada - dónde estás.

Tal mi tierra no me ha conservado que
ni el más agudo policía secreta
a lo largo de todo el alma, de todo - ¡a través!
¡de mi querida mancha no hallará huellas!

Toda casa me es ajena, todo templo desierto,
me da lo mismo todo y todo me es - igual.
Por si en el camino - un arbusto advierto,
y si sobre todo es - de serbal ...


A la patria que la vio nacer volvería en junio de 1939, precipitándose con ello hacia su nefasto final. Ese mismo año, aún en tierras francesas, escribe su ciclo Poemas a los checos, en el que plasma su visión de la ocupación de ese país por los nazis. En una carta enviada a su amiga Anna Tesková, gracias a cuya correspondencia nos ha llegado tanta y tan valiosa información sobre Tsvietáieva, Marina escribe: "Para mí es Bohemia ahora - entre todos los países - el único hombre. Todos los demás son lobos y zorros, y el oso (Rusia) está desgraciadamente - lejos. ...Amo a Bohemia infinitamente y le estoy sumamente agradecida, pero no quiero llorarla (A los sanos no se les llora y es entre todos los países - el único sano, ¡enfermos están los otros!) así que no quiero llorarla, la quiero cantar". Así le canta: 

Volaron sobre la capital checa
y en llamas ardía la hierba...

¡Por la frontera bohemia una j u g a d a!-
y ceniza cayó sobre las casas,

tal la borrasca borra los senderos...
de vuestro edén - ¡decid, checos! -

¿qué quedó -Cenizas de incendios.
- Así la peste alegra al cementerio -

Volaron sobre la capital checa
- y en llamas ardía la hierba -

La última hora nos fue declarada:
tal agua que sube hasta la ventana.

Tal ceniza que cayó sobre las casas...
sobre puentes y plazas.

Llora, llora el león de doble cola...
¡- Así de la peste el cementerio goza!

Volaron sobre la capital checa
- y en llamas ardía la hierba -

Sin estremecimiento sofocada -
la ceniza cayó sobre las casas:

¡Responded, almas vivientes!
Praga - Pompeya hundida deviene:

Paso, sonido, en vano buscamos...
¡Así la peste alegra el camposanto.!

Así le canta y así se canta:

¡Oh lágrimas en los ojos!
¡Llanto en cólera y amor!
¡Oh lágrimas en Bohemia!
¡España en sangre y dolor!

¡Oh, negra montaña, que roba
a todo el mundo el fulgor!
Llegó la hora - la hora
de dar el pase al creador.

Yo me niego a seguir siendo.
Entre esta turba insociable
me niego a seguir viviendo.
Con los labios insaciables

me niego a seguir viviendo.
Con escualos igualmente
me niego a seguir nadando -
a favor de la corriente.

No hacen falta oídos finos,
ni de sabios el mirar.
En este mundo de locos
solo vale - el renunciar.

Marina, ajena a banderas y colores, defensora de los oprimidos y las minorías independientemente de sus nacionalidades o credos, Marina, nacida y muerta poeta, que "viv[ió] tal escrib[ió]: ejemplar y concisa", renunció definitivamente el 31 de agosto de 1941. Su renuncia le abrió las puertas a la eternidad, pues, como ella misma dejó escrito, "cada muerte de un poeta, aunque naturalmente posible, es contranatural, es decir, un crimen, por ello inacabable, ininterrumpida, eterna - en el momento - duradera".

Resulta tentador concluir esta entrada con esta cita pero no son estas palabras las elegidas. Ha de ser uno de sus poemas como no podía ser de otra manera; uno que en mi opinión define a Marina a la perfección. Marina hecha poema: inacabable, ininterrumpida, eterna, duradera. Marina hecha poesía.

Orgullo y humildad - hermanos carnales,
en mi cuna estaban, levantados, leales.

¡Arriba la frente! - el orgullo ordenó.
¡Bajando los ojos! - la humildad musitó.

Así voy yo - los ojos tal bajo murmullo -
y la frente alta - humildad y orgullo.


Imagen de Marina Tsvietáieva que ilustra su
libro de poemas Álbum de la tarde (1910).




Bibliografía:
Antología 100 poemas. Marina Tsvietáieva. Traducción de José Luis Reina Palazón. Visor, 1997. 166 páginas. ISBN: 84-7522-366-4.

Otras entradas sobre Marina Tsvietáieva:
Biografía
Infancia y familia de origen

Primeras lecturas: Aleksandr Pushkin
Diarios de la Revolución de 1917
Correspondencia entre Marina Tsvietáieva, Borís Pasternak y Rainer Maria Rilke

Ideas acerca de la poesía y la crítica
Textos franceses: ideas sobre el amor y el lesbianismo

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Comentarios

  1. La personalidad de Marina, entendida a través de tus escritos resulta tan compleja que me fascina. Despierta en mi sentimientos ambivalentes: a veces me cae bien; otras me cuesta entenderla. Pero eso hace que las ganas de leerla se incrementen notablemente. Gracias por acercárnosla. Creo que sin tus posts me resultaría imposible entenderla y de esta manera la siento más cercana.

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    1. Fascinante y, más que compleja, tal vez sería mejor decir contradictoria. Aunque esa aparente contradicción no es más que el resultado de haber sido fiel a sí misma y consecuente con esa fidelidad. En todo caso supongo que debió despertar tanto filias como fobias, así que entiendo tu ambigüedad hacia ella.
      Oh, estoy segura de que la entenderías y creo que incluso haríais buenas migas. El primer libro que leí de ella al principió me costó (claro que también me lancé al ruedo sin saber nada de ella) pero lo terminé completamente rendida y fascinada. ¡¡Y mírame ahora!!
      Gracias por pasarte y bienvenida tras tus vacaciones.
      Besos

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  2. No consigo conmoverme con este tipo de poesía. Me falta algo, creo, que me lo impide. Pocos poetas han llegado a entusiasmarme, más que poetas completos, algunos de sus poemas.
    Quiero decirte que me parece de lo más encomiable y meritorio tu trabajo con la autora. La estás estudiando en profundidad. Realmente la has adoptado y eres una muy buena madre.
    Un beso.

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    1. Me pasa un poco como a ti. Éste ha sido el primer libro completo de poesía que leo. Supongo que de no llevar tanto leído ya de Marina no lo hubiese disfrutado ni entendido igual. Aun así, hay algún punto oscuro en su poesía que no he conseguido descifrar. Y ya ves que no he querido meterme en jardines de los que sé que no sabría salir.
      Me gustaría pensar que el trabajo que estoy haciendo es digno de Marina, pero supongo que eso sólo podría decirlo ella. Yo traslado, no sé si equivocadamente o no, lo que ella me transmite e intento pone orden entre tanto información. Muchísimas gracias de todas formas por tus palabras.
      Besos

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  3. Hola Lorena, a mi la poesía me cuesta y aunque lo intento no consigo sentirme cómoda leyendo, supongo que tengo que leer más.
    Me ha gustado la combinación de fragmentos y las explicaciones sobre la autora, una autora a la que ya me parece conocer bastante por esta iniciativa tuya.
    Me he quedado con un par de versos que me han parecido muy dolorosos, con esas relaciones tan poco exitosas que Marina tenía.
    Yo a ti te amé en lo alto:
    ¡- en el cielo me enterré a mí misma!
    Gracias por compartirlo.

    Un beso

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    1. Gracias a ti por animarte a conocer a Marina a través de mis palabras.
      Realmente tiene versos (y frases) para atesorar.
      Besos

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  4. Curioso lo de los poemas que escribió cuando "ni siquiera sabía que era poeta" ¿En qué momento supo que lo era? En cualquier caso, atractivas sus motivaciones para escribir (poesía o prosa), atractiva su personalidad, atractiva esta iniciativa que te está llevando a un conocimiento profundo de Marina. Yo de momento, creo que te comenté, postergo su poesía, que tengo un tochito suyo esperándome...

    Un abrazo

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    1. Supongo que cuando se sintió a la altura del alto nivel que ella misma exigía en sus colegas y, sobre todo, cuando fue consciente de que para ella escribir versos era una necesidad, un imperativo interno.
      Sí, ya he visto por las redes el tochito que te está esperando. Vas a hacer un recorrido extraordinario a lo largo de su vida. Han hecho una maravilla de edición, tanto por la selección de textos de Marina como por las explicaciones que les dan cohesión. Que disfrutes su lectura. Yo, seguro que disfruto tu reseña que espero con paciencia.
      Un abrazo

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  5. Magnífica entrada! Gracias por darme a conocer tanto de esta autora. Me gustan y me duelen muchos de los versos que has escogido. Voy a tener que plantearme leer algunos de sus libros.
    Besotes!!!

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    1. Pues ya me contarás si te animas.
      Sí, leer a Marina a veces es doloroso.
      Besos

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  6. Gracias por acercarnos a Marina tan minuciosamente, muy buiena selección. Un besote!

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