Las efímeras - Pilar Adón
"Ahora no hablaban. Las ramas de los árboles se revolvían convertidas en seres coléricos, como si esperaran poder escapar de un tronco despótico que las obligaba a convivir atadas a él y a ser azotadas continuamente por la tormenta que ya tenían encima. Y aquél era el único sonido que escuchaban en ese instante. Con su evidente rastro de delirio y ferocidad, lo que le hizo considerar a Anita que tan salvaje como el viento exterior podía llegar a ser su comportamiento en el interior."
Sería ingenuo por mi parte declarar que las imágenes que me sugieren el párrafo bajo el que escribo resumen de alguna manera el libro del que hoy os vengo a hablar. Sin embargo, me siento impotente para ofreceros una descripción mejor. Son muchas las cosas que me dicen estas frases: el miedo a lo ajeno a nosotros cuando el mayor enemigo reside en nuestro interior; las ramas clamando por su independencia del tronco en un esfuerzo titánico, el grueso tronco que las somete con tiranía, ambos igual de perturbadores, tronco estéril sin ramas, ramas inertes sin tronco; las ramificaciones que tiene esta historia, los brotes silentes y palpitantes que Pilar Adón nos presenta para que cada uno deguste el más apetitoso o el más amargo; la naturaleza salvaje e inclemente que lo mismo asusta que al instante siguiente nos muestra su calma cual niña mimosa y zalamera; el mimetismo del hombre y sus sentimientos con esa misma naturaleza, el hombre que vuelve a la tierra, el hijo pródigo que regresa, el hijo pródigo que no es único. Sí, son muchas las cosas narradas en este libro, o tal vez sea solo una y sea yo la que como humana todo lo complica.
"Dora cargaba la pala, vaciaba la pala. Carga y vaciamiento."
Dora Oliver vive junto a su hermana Violeta en una casa aislada situada a las afueras de una comunidad. Las dos viven solas desde que faltaron sus padres y apenas mantienen relación con otros miembros de esa comunidad a la que pertenecen. Este ambiente paradójicamente tan cerrado, teniendo en cuenta que viven en plena naturaleza, las ha llevado a desarrollar entre ellas una relación insana de dominación y sometimiento. Un día Violeta conoce a Denis, un tímido muchacho sobre el que cae el peso de un turbio pasado. A partir de entonces las leyes no escritas de la convivencia de las dos hermanas pugnarán por resquebrajarse.
Algo va a salir mal. Lo presiento. Desde la primera página. Mi presentimiento se acentúa a medida que avanzo en la lectura. Será el bosque que guarda mil secretos; serán las frases de Pilar Adón en las que rascas, rascas, rascas, y a cada nueva lectura descubres algo nuevo. Pero no tengo ni idea de lo que va a pasar ni de por dónde me va a llevar la autora madrileña. Viajo sin rumbo, sin mapa, sin GPS; mis pies descalzos, mi piel desnuda, mi pelo suelto. Yo no conozco la comunidad, apenas me entero de que la llaman La Ruche (tras terminar el libro descubro que existió de verdad), no sé a quién acudir. Dora sí sabe: molesta a Tom, recién llegado, cuando tiene algún problema en su propiedad; ante sus problemas con Violeta busca a Anita, la mujer que vela por los habitantes de esa colmena, la encargada de mantener el equilibrio. Y yo sigo en el bosque, agazapada, escondiéndome tras los árboles, escuchando, tejiendo y destejiendo. Y los persigo, a Violeta y a Denis, a Dora, a Tom y a Anita. Y sé que algo malo va a pasar, pero no sé a quién, ni cuándo o dónde. Cómo advertir. Cómo evitar.
Sobre estos cinco personajes principales levanta Pilar Adón la trama de su novela. Miento, me falta uno, el más importante, la magnífica ambientación que lo devora todo cual colmena de termitas. Los habitantes de La Ruche han llegado a ella buscando despojarse de todo lo prescindible y vivir tan solo con lo que se aleja de lo superfluo, han venido a vivir en una comunidad y sin embargo se mantienen alejados unos de otros, buscándose solo cuando la necesidad apremia. "Las efímeras" es una brillante alegoría de las contradicciones de los seres humanos, tanto individualmente como considerándolos como grupo. Las ansias de libertad, de independencia, la dependencia emocional, la preservación de la intimidad, el culto a la soledad y el miedo a sentirse solo, el esconderse tras responsabilidades autoimpuestas para mantenerse alejado de lo que realmente es vivir, todas estas contradicciones viven alojadas en los personajes de Adón, separadas tan solo por una fina barrera de piel de otras mil contradicciones que aguardan en el exterior.
"-Creo que fue Schopenhauer quien dijo que el instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad sino en el miedo a la soledad,..."
La ruche, la salle d'études. Fotografía de Christian Rouet |
Y es ese exterior lo más memorable de esta novela. La lluvia inclemente, la tierra engañosa, el mantillo de descomposición mezcla de lo que muere y lo que nace de lo muerto. Somos diminutos y efímeros, cazadores y cazados, y Pilar Adón ha venido a recordárnoslo. Me ha mantenido ahí, completamente fascinada, envuelta en un escenario y una historia inquietantes. Y yo me he sometido mansa, sin rebelarme; no me ha importado pasar frío, quedarme sola de noche en el bosque o transitar por él sin brújula ni guía. Algo malo va a pasar y voy directa a su encuentro, intentado recoger las pistas que me brindan para amortiguar el impacto que barrunto me espera. Pero soy humana y sé que no aprenderé a la primera, tendré que volver a acudir a Pilar Adón. Sé dónde encontrarla, hay títulos suyos llamándome bajito pero incesantemente. Sé también dónde esperarla: en el punto de mira, brazos abiertos. Mis pies descalzos, mi piel desnuda, mi pelo suelto. Mi pecho abierto.
"En todos los lugares del mundo los pájaros enmudecen cuando un cazador se acerca. Se alteran de alguna manera. Cambian de comportamiento. Dejan de cantar. Abandonan su actividad previa y se entregan a la única tarea de guarecerse y conservar la vida. Éstos, en cambio, fueron ingenuamente al encuentro de los primeros navegantes que recalaron en sus islas, y se quedaron inmóviles ante ellos, confiados. Sin asustarse. Incapaces de sospechar que hubiera motivos para temerlos. No sabían que debían esconderse y protegerse, y lo que hicieron, en cambio, fue mirar de frente a sus asesinos sin poder imaginar que lo eran."
Green frame on broken red bricks. Fotografía de Horia Varlan |
Ficha del libro:
Título: Las efímeras
Autor: Pilar Adón
Editorial: Galaxia Gutenberg
Año de publicación: 2015
Nº de páginas: 240
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No me daba cuenta de que esta novela, que llevo buscando desde la recomendación de Ana Blasfuemia, tenga tanto en común con "Las inviernas" de Cristina Sánchez-Andrade que acabo de reseñar. Increíble.
ResponderEliminarbesos
Acabo de leer tu reseña y sí que le veo elementos comunes. Qué feliz coincidencia.
EliminarYo también me apunté esta novela tras leer la reseña de Ana. Y aún tengo pendiente de Pilar Adón su libro de relatos "El mes más cruel".
Besos
No me importarí nada leerla. Un beso ;)
ResponderEliminarPues anímate. Espero que te guste.
EliminarBesos
Pues me ha llamado la atención. Me gusta la atmósfera que describes, y parece algo que me podría encantar. Gracias por la recomendación. Besoooss!!
ResponderEliminarLa atmósfera es envolvente y ayuda mucho a contar el libro.
EliminarBesos
Me has convencido totalmente, y si encima se pueden encontrar parecidos con "Las inviernas", aún más.
ResponderEliminar¡Besos!
Ya me he apuntado "Las inviernas" tras leer la reseña de Agnieszka. Tenga parecido o no con esta, creo que me gustará.
EliminarEspero que te guste "Las efímeras". Ya me contarás.
Besos
No he leído nada de Pilar Adón :( Pero por tu entrada intentaré hacerle hueco, ya sea con esta obra o con otra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que te guste.
EliminarUn abrazo
Me ha cautivado tu reseña, sin dudarlo me lo llevo. No sé que tiene pero algo tiene que me atrae. ;)
ResponderEliminarBesitos
La ambientación enigmática, supongo, entre otras muchas cosas. Espero que te guste.
EliminarBesos
La cuentas de tal manera que no queda otro remedio que buscarla y comenzar a leerla en cuanto se pueda, en cuanto se termine con lo que se tiene entre manos. Ya me había convencido Ana Blasfuemia con su reseña de hace unos meses y, ahora, que me lo has recordado, no hay vuelta atrás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo también la apunté tras leer la reseña de Ana. Me alegra que entre las dos te hayamos convencido. Ya nos contarás.
EliminarBesos
Magnífica reseña, Lorena. En cuanto ví que comentabas este libro me he sentado tranquilamente, con un té en una mano y un cigarro en la otra (sí fumo, y mucho, qué se le va a hacer...) dispuesta a disfrutar de tu comentario como si fuera el propio libro de Pilar.
ResponderEliminarMira que estoy haciendo buenas lecturas últimamente, pero sin duda este es de los libros que no olvidaré, por la propia Pilar, por lo bien que está escrito, por todo lo que transmite, por todos los temas que plantea. Y cómo los plantea además. Una cebolla con muchas capas, eso es este libro, hay quien se quede con una y hay quien se quedará con todas las capas. Yo sé que tú no has dejado capa por pelar y examinar, aunque luego sea tan difícil comentarlo y compartirlo (por eso entiendo lo del primer párrafo).
Un abrazo y muchas gracias, Lorena. Qué gusto leerte ;)
Uy, seguro que se me ha escapado alguna capa, e incluso alguna otra habré puesto que no estaba. Es lo bueno de los libros buenos, que tienen tantas interpretaciones... Lo malo es que es muy difícil trasmitir las sensaciones que nos dejan. Pero bueno, así también planteamos un poco de misterio.
EliminarEl gusto es mío, de leerte y que me leas, y de recoger en ocasiones tus lecturas para llevarme luego satisfacciones tan gratas como esta.
Un abrazo
Mira que me gustó este libro, la verdad es que es todo un lujo leer a Pilar Adón. Me encanta
ResponderEliminarBesos
Todo un lujo. Mi primer encuentro con ella y seguro que no será el último.
EliminarBesos
Y aparte de la excelente reseña, las imàgenes me metieron en la historia. A mì me parece que es una buena lectura para poder (yo) conocer a Pilar Adòn. Veràs, que yo acostumbro a leer clàsicos y por esa manìa me pierdo de buenas obras como èsta.
ResponderEliminarA mí me pasa al revés, que leo más literatura contemporánea que clásica. Pero no me importa de vez en cuando hacer incursiones en esta última. Espero que a ti tampoco te importe hacer una excepción y disfrutar de este libro.
EliminarUn abrazo
Muy buena reseña. No terminan de convencerme las historias de Pilar Adón pero, he de reconocer, que su estilo es impecable y elegantísimo.
ResponderEliminarPara todos los gustos tiene que haber. A veces aunque un escritor sea bueno, si no hay feeling con el lector no hay nada que hacer. A mí también me ha pasado con algún autor.
EliminarGracias por tu visita.
A esta autora le sigo la pista después de leer (también) la reseña de Ana. Tu descripción de ese ambiente que rodea a la historia es brillante, este verano me haré con ella, porque ahora llevo un atasco considerable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues me alegra serviros de recuerdo de la reseña de Ana. A ver si entre las dos te acercamos a Pilar Adón.
EliminarUn abrazo
Tengo anotado este libro de haberlo visto en algún sitio, pero (qué rabia) no anoté dónde. No sé si lo vi en algún blog de los que sigo o algún instagram, a saber, pero la cosa es que ya hace tiempo que lo anoté porque me llamó la atención algo y aún no lo he leído. Y ahora, tras leer tu reseña, vuelvo a sentir que me va a gustar, así que espero traérmelo a casa la próxima vez que vaya a la librería.
ResponderEliminarbsos!
Yo lo dsecubrí en el blog de Ana Blasfuemia, y a juzgar por los comentarios no soy la única. Espero que puedas llevártelo a casa y disfrutarlo.
EliminarBesos
Hola Lorena.
ResponderEliminarVengo de la mano de Ana (Blasfuemia), hemos confluido en su “faro” y, además, recuerdo este libro en su espacio.
Cuando el libro acentúa el presentimiento de un mal presagio, página tras página, sugerido en los contornos de las palabras, pero sin la certeza del desenlace, la lectura se convierte en un viaje emocionante, así lo he vivido con otros libros, y así lo descubro con tu mirada, sobre la tierra y la lluvia, que atraviesan esta historia. Excelente reseña, por alumbrar los matices que una mirada atenta sabe revelar.
¿Sabes que yo he fotografiado a un abejaruco, también en un cable o rama, con casi idéntica pose a la imagen de tu blog? :)
Por cierto, igual que le comenté a Ana, lo último que hacen las efímeras (la especie de mariposas), casi lo único porque no se alimentan, es un acto de amor en sus veinticuatro horas de vida, minutos después alzan el último vuelo al viento. Seguro que ya lo sabías.
Un saludo y un placer venir por aquí.
Feliz casualidad la de la fotografía.
EliminarVienes de buen lugar, el faro de Ana. En cuanto al libro, me gusta no pisar sobre suelo firme cuando leo, y así ha sido con este libro.
Te agradezco la anécdota de las efímeras.
Un saludo y el placer es mío de tenerte por aquí.
Muy buena la resña Lorena, cuando leí la de Ana ya me la apunté y después de leerte me han entrado las ganas de adelantar su lectura, tu entusiasmo se lee en cada línea de lo que has contado. No conozco aun a esta autora pero tengo ganas de ponerme con ella.
ResponderEliminarAhora estoy leyendo lo que comenta Paco sobre las efímeras, no lo sabía, qué interesante.
Un saludo
Sí muy interesante. Me encanta cuando vuestros comentarios aportan cosas incluso más allá de la propioa lectura.
EliminarEspero que te animes con esta autora. Ya me contarás.
Saludos
Buffff, te juro que no sólo has despertado mi curiosidad sino que, además, ha sido aún a pesar de quedarme con mal cuerpo. Tu reseña... maravillosa, la historia... por lo que contáis todo un caramelo.
ResponderEliminarUn besin
Me alegra haber despertado tu curiosidad. Espero que te guste si la lees.
EliminarBesos