Illska: La maldad - Eiríkur Örn Norðdahl

Al comienzo del capítulo tres de la segunda parte de Illska: La maldad Eiríkur Örn Norðdahl, su autor, indica que probablemente lo más adecuado sea comenzar la novela por el principio a pesar de que esta ya está bastante avanzada. Es la página 246 de un total de 627. Os preguntaréis de qué ha estado hablando Norðdahl en el más de dos centenares de páginas anteriores. Yo en cambio me pregunto cuál es el principio de esta historia. Dónde está. Si está en esa fría madrugada de principios de 2009 en esa cola de taxis en la que Agnes y Ómar se conocieron en Reikiavik. Si hemos de trasladarnos a la pequeña población lituanesa de Jubarkas, de donde procede la familia de Agnes, y retroceder hasta 1941, cuando fue ocupada por los nazis, para encontrarlo. O si, en cambio, debemos avanzar otra vez en el tiempo hasta alcanzar el momento en el que Ómar descubre que Agnes le ha estado siendo infiel con Árnor, un neonazi con el que Agnes se ha estado encontrando para recabar información para su tesis de máster, y hasta el posterior incendio de la casa de la pareja.

El incendio. El fuego. Su holocausto particular. Su catarsis.

Escribo holocausto con minúsculas y añado particular porque si escribo Holocausto no hace falta que me digáis lo primero que ha acudido a vuestra mente al leerlo. Pero ahora que he escrito Holocausto solo y en mayúsculas casi me dan ganas de retirar lo de catarsis. Y no solo porque no sea políticamente correcto sino porque no pienso para nada que el Holocausto lo haya sido.
«Quizá sea más cómodo pensar que Goebbels mentía que saber que decía lo que realmente pensaba. Quizá sea insoportable reconocer que el nazismo era tan sincero como otros grupos políticos. Que el Holocausto fue una desagradable necesidad -como las guerras de Irak y los calabozos de Indonesia-».
Me pregunto también cuál ha de ser el principio de esta reseña. Por dónde comenzar a hablaros de esta novela. Por dónde continuar. Cómo hablar de ella. Cómo abarcarla, cómo contaros todo lo que es sin apresarla en palabras. El idioma importa, el lenguaje, las palabras (que se lo digan a Ómar que es filólogo aunque malviva de trabajos precarios). Con ellas se pueden guiar y modelar pensamientos (qué miedo).
«Por fin estás empezando a comprender el espíritu infantil; por fin despierta en ti la inocencia connatural que dicen caracteriza a los niños. Tienes un año y responsabilizas al lenguaje. Hace unas pocas semanas, o menos, poseías un mundo entero de pensamientos, ilimitado y vastísimo, pero con cada concepto que aprendes, el mundo se estrecha, va encerrándose en pequeñas jaulas. Parecen ser el significado, parecen ser la piezas de construcción -sin conceptos no existe presente-. Pero tú no sabías que necesitaras piezas para hacer casas, no sabías que necesitaras ventanas para asomarte, pues vivías al aire libre con los deditos de los pies metidos en la yerba, la cabeza en las nubes y la naturaleza en los agujeros de tu naricita. Ahora surgen muros donde quiera que mires, dentro de poco no podrás ni ir a casa, con tantos callejones como hay. Te estás volviendo tonto».   
Supongo que no sería mala idea comenzar a hablar de esta novela por su título.

La maldad, más que una aclaración a Illska, es su traducción literal del islandés al español. Así que podría decir que esta es una novela sobre la maldad. Y tal vez no me faltaría razón pues a nadie se le ocurriría mejor símbolo de maldad que el Holocausto. Pero claro, esto solo sería claramente verdad si Illska fuera una novela sobre el Holocausto, y no estoy muy segura de ello.

Busco un personaje que haya sido malo malísimo. Es tentador colgarle el sambenito al nazi. Pero es que Eiríkur Örn Norðdahl me ha dado la oportunidad de conocer a Arnór desde que nació. Y no estoy diciendo con esto que haya sido un niño adorable pero, aun así, me da cosa responsabilizarlo de todos los males de esta historia.

Claro que también los judíos de Jubarkas conocían a sus ejecutores de toda la vida («¿Pero no eran vecinos nuestros, hijos de nuestros vecinos, padres y hermanos de nuestros vecinos?») y sin embargo los segundos no dejaron a ninguno de los primeros con vida. Los alemanes ni siquiera necesitaron mancharse las manos. Fue llegar a Jubarkas y desatarse una especie de furia contenida.

Claro que tampoco uno de los bisabuelos de Agnes creería nunca que alguna vez se encontraría con un arma en la mano frente a otro de los bisabuelos de Agnes. Los bisuabuelos. «Los dos amigos. Los camaradas de guerra. Ya no están en el mismo lado del mundo. Ya no obedecen las misma reglas».

Pero, retornando a Arnór, algo bueno tendrá que tener cuando Agnes no solo es que mantenga relaciones sexuales con él si no que las desea. Agnes, que ya no sabía «si era una inmigrante lituana de segunda generación en Islandia o una inmigrante islandesa de primera generación desde Lituania». Agnes, obsesionada con todo lo relacionado con el Holocausto desde que conoció la historia familiar. A no ser que el mal ejerza algún tipo de fascinación sobre ella. Porque en verdad Agnes no se siente del todo buena. Claro que eso es porque está engañando a Ómar y piensa que él no se lo merece. En realidad como se siente es culpable. Igual que una vez se sintió Ómar en su adolescencia cuando hizo algo horrible que lo avergonzó hasta que decidió «no permitir que las atrocidades del pasado definieran para todo el futuro quién era». Supongo que algo así también debió de decidir la sociedad alemana una vez concluida la Segunda Guerra Mundial y expuesta la vergüenza del Holocausto ante toda la humanidad.
«Toda violencia nos priva de nuestra humanidad. A nosotros, los que golpeamos, y a nosotros, los que hemos de aguantar los golpes».
Escudo de armas de Islandia. Ilustración de Rkt2312
Lo que Agnes ve en Arnór es fuerza, decisión, libertad. Algo de lo que ella carece, al igual que Ómar, al igual que la mayoría. A Arnór la sociedad le importa, sus ideales le importan y, en contra de lo que pudiera parecer, tiene fe en la humanidad.
«En algún sitio había leído que lo más horrible del nazismo -y, en consecuencia, también del Holocausto- fue que lo que guiaba a los nazis era la esperanza. El nazismo no se basaba en el odio, el desprecio, el abuso, la arrogancia o la megalomanía. El nazismo se basaba en la esperanza. No en el deseo de poder, sino en el deseo de construir un mundo mejor. Y fracasó en el mismo punto en el que fracasa toda política -si fracasa-: cuando empezó a negar la humanidad de los demás y reducirla a una masa de «individuos» que estaban a favor o en contra, que eran partidarios o contrarios».
Podría comenzar también por cómo hablan otros sobre esta novela.

Illska se vende como «La gran novela sobre el auge de la ultraderecha en Europa». Obviamente habrá más novelas sobre el auge de la ultraderecha en Europa. No las conozco todas. Ni por supuesto las he leído. Así que no puedo afirmar que esta sea la gran novela sobre el auge de la ultraderecha en Europa, porque eso implicaría leerlas todas para poder concluir que esta es la más grande, o sea, la mejor.

Ni que decir tiene que me la repampinfla (siento el vulgarismo, del que ni siquiera estoy segura que se escriba así) los eslóganes de las fajas de los libros. Y, cómo sé que por aquí sois todos lectores curtidos, sé que vosotros tampoco les hacéis mucho caso. Pero sigo pensando si esta es siquiera una novela sobre el auge de la ultraderecha europea o si a eso solo respondería la tesis del máster de Agnes.

Que sí, que Agnes y Ómar se conocieron en plena crisis económica en Islandia y también en el resto de Europa. Que sí, que en la novela que protagonizan se habla de lo que es el europeísmo y de la cultura, el pensamiento y la civilización europea y la necesidad de protegerlos. De si «el nacionalismo es cultural», si «el nacionalismo viene determinado por la educación y el entorno mucho más que por la herencia». De la necesidad y el deseo de pertenecer a un grupo. También del populismo. De que los populistas dicen lo que la mayoría quiere escuchar.
«La regla de oro del periodismo es esta: Es noticia que un hombre muerda a un perro; no lo es que un perro muerda a un hombre. La regla de oro del periodismo amarillo («la regla amarilla del periodismo») es esta: Todo lo que yo desee es un-hombre-muerde-a-un-perro, aunque sea un-perro-muerde-a-un-hombre-. Esto se consigue haciendo que parezca que todo lo que escribes y publicas es algo único y especial, aunque sea la regla (un-perro-muerde-a-un-hombre) y no la excepción (un-hombre-muerde-a-un perro)». 
«Por lo que a mí respecta, se podría proclamar la siguiente afirmación. Quien vive en una sociedad donde un-hombre-muerde-a-un-perro es siempre noticia, pero un-perro-muerde-a-un-hombre no lo es nunca, podría pensar que, prácticamente en todos los casos, la sociedad en la que vive está mucho más trastornada de lo que lo está en realidad. Pensará inevitablemente que la excepción es la regla y que los perros corren gran peligro por culpa de las personas».
Que sí, que el contexto importa y mucho. Que lo dice Eiríkur Örn Norðdahl y yo lo suscribo plenamente. Que el auge de la ultraderecha en Europa es el contexto de esta novela y que sin embargo circunscribirlo solo a contexto es una gran injusticia.
«En la frontera entre Estados Unidos y México perdieron la vida más personas, en estos últimos años, que las que murieron en las torres gemelas. ¿Lo hemos dicho ya?» 
«Cada año mueren casi dos mil personas en los intentos de entrar en los países de la Unión Europea.
¿Lo hemos dicho ya?»
 
«Un día, Arnór estaba tumbado sobre la barriga, babeando encima de un cuento ucraniano sobre un topo que encontraba un guante en el bosque. Este es el cuento:
Hace frío y el topo instala su morada en el guante. Poco después llega el conejo. Tiene tanto frío como el topo y pregunta si puede entrar. Y le deja, claro -cuando es el cariño el que manda en casa, hay sitio para todos-. Luego llega un tejón. Una liebre. Un erizo. Un zorro. Un oso, y finalmente un ratoncito diminuto. Ceden entonces las costuras del guante y todos los animales se quedan sin casa, sin abrigo ante el viento y el frío. La moraleja de la historia es que, aunque quieras tener contigo a todos los que sufren, lo único que conseguirás es que todos se congelen y mueran».
Calle Kauno en Jubarkas, Lituania, año 2009 o anterior. Fotografía de E. giedraitis.

Claro que también podría comenzar hablando de la peculiar estructura de Illska y del personalísimo estilo de su autor, ya que es lo que a priori más llama la atención.

Si el islandés se dispone en la página número 246 a comenzar la novela por el principio es porque no solo esta consta de varios hilos temporales sino también porque estos no están contados de forma lineal.

Que no cunda el pánico: Illska: La maldad no es una novela difícil de leer.

Illska: La maldad es una novela puzle pero uno no se pierde porque sus piezas estén descolocadas. Illska: La maldad tiene más de seiscientas páginas pero su lectura no adolece de los bajones que suelen tener muchas de las novelas de esa misma extensión.

Al principio pensé que la forma podría comerse el fondo. Luego pensé que tal vez algunas cosas pudieran sobrar o que por ellas solas fueran buenas pero que en conjunto no tuvieran la suficiente cohesión, finalidad. Pero lo mejor de Illska es terminarla. Terminarla y comprobar como sus piezas te acompañan, cómo encajan, como son imágenes especulares unas de otras.

Digo que pensé que la forma podría comerse el fondo porque Illska: La maldad es diferente a todo lo que he leído con anterioridad. Porque Eiríkur Örn Norðdahl es diferente a todos los que he leído con anterioridad. Y se agradece la frescura y la originalidad pero ello solo no es suficiente.

¿Podría haberse contado lo que Norðdahl nos cuenta en Illska: La maldad de una forma más convencional? Pudiera ser. ¿Me habría llegado de la misma manera? No tengo ni idea. De lo que sí estoy segura es de que en este caso no habría sido esta novela la que hubiera leído sino otra. Y yo me alegro de haber leído esta (la otra no lo sé pues no la he leído).

El mejor calificativo que se me ocurre para describir a Eiríkur Örn Norðdahl es irreverente. Y su irreverencia viene acompañada de un gran sentido del humor. Sentido del humor al que recurre precisamente porque se lo toma todo muy en serio.
««Alterización» se llama al arte de aparentar que el mundo está compuesto por personas fundamentalmente distintas de uno mismo. Los otros son peligrosos, tontos, malos, estúpidos, tienen intereses que ponen en peligro nuestra visión del mundo, y así sucesivamente. Curiosamente (y comprensiblemente, añadiríamos), los populistas (léase: «nazis») se ven repetidamente «alterizados» (y son, además, peligrosos, tontos, malos y estúpidos al mismo tiempo)». 
Además de los diferentes hilos temporales Norðdahl se permite intercalar su voz propia en la narración y también los pensamientos de un bebé.

He leído en algún sitio que en el primer caso la narración cobra tintes de ensayo pero este libro, pese a su amalgama de recursos literarios, es fundamentalmente una novela y, tratando además tantos temas carecería evidentemente de la profundidad de un ensayo, aunque tacharla de poco profunda sería nuevamente injusto.
«Primero los nazis mataron a los discapacitados. Pero encontraron considerable resistencia. Padres y tutores, hermanos y hermanas se pusieron furiosos, escribieron a los periódicos y telefonearon a las autoridades. No matéis a nuestros hijos, dijeron, no matéis a nuestras hermanas ni a nuestros hermanos. Se cerraron los campos de exterminio para discapacitados.
Cuando, más tarde, los nazis empezaron a matar judíos, el pueblo no puso pegas, precisamente porque las dos sociedades estaban separadas. Padres y autoridades, hermanos y hermanas se encontraban sencilla y exactamente en la misma situación que los niños a los que querían matar. Pertenecían a la misma sociedad, que fue totalmente exterminada. Lo esencial era que sus miembros estaban todos en el mismo lado de la línea divisoria».
 
«Los errores tácticos de Hitler no consistieron en ir por el mundo con total prepotencia militar y declarar que era suyo todo lo que le pudiera apetecer. El error de Hitler fue hacerlo en su propio jardín trasero, abusar de blancos civilizados. Franceses e ingleses tenían colonias donde vivían negratas; franceses e ingleses sabían que se podía abusar de los negratas. [...]
Pero a ellos, les pareció absolutamente tremendo ver cómo se comportaba Hitler con los polacos. Lo que tan difícil les resultaba comprender a esos simples era que, para Hitler, los eslavos, igual que los judíos, no eran mejores que cualquier tribu de negros, indios o gitanos».
Manifestantes en la plaza de Austurvöllur en Riekiavik. 15ª semana de la revolución de las cacerolas en Islandia. Fotografía tomada en enero de 2009 por OddurBen.

El segundo caso, el del recurso del lactante, es sumamente interesante y revelador. Asistimos al proceso de aprendizaje de ese bebé. Desaprende a medida que entra a formar parte de la sociedad. A medida que es consciente de que el mundo se extiende más allá del límite de su visión comienza a temer lo desconocido.
«Últimas noticias: lo cierto es que no perteneces a un sexo ni a una raza, cosas que han sido ya deconstruidas, en cualquier caso, de acuerdo con las teorías sociológicas recientes sobre la naturaleza humana. Pero primero te enseñan a conocer tu sexo fijándote en el sistema urinario. Te enseñan a conocer tu raza fijándote en el color de la piel. No eras ni un chico ni un blanco».
O tal vez lo más adecuado sería comenzar hablando de la trama.

De Agnes. De Ómar. De Arnór. De ese triángulo amoroso que ni siquiera sé si es triángulo y que tal vez tampoco sea amoroso.

Debería decir, a ver si así consigo por fin concretar algo, que Illska, más que una historia de amor, es en realidad una historia de soledad. Pero limitar con palabras la soledad me resulta tarea aún más ingente que la de hablaros de esta novela.

Pero sí, me reafirmo. O concreto aún más: la historia de Agnes y Ómar es una historia de soledad.

Tal vez amar sea tan solo el espejismo de dejar de estar solo. Tal vez estar solos nos vuelva egoístas.

¿Tal vez nos fundimos en la pareja como nos fundimos en un grupo social? ¿para sentirnos parte de algo y comprobar después que al asumir la identidad de ese algo más grande que nosotros renunciamos a la nuestra? ¿Y cuál es nuestra verdadera identidad? ¿la de cuando estamos solos o la de cuando no lo estamos? Si es que estamos solos alguna vez. Pero, entonces, ¿estamos solos o no lo estamos?

Illska: La maldad es también una excelente radiografía de las relaciones actuales (bueno, en realidad es radiografía de muchas cosas). Del vacío, el aburrimiento, el tedio, la necesidad de que suceda algo para llenar ese vacío aunque sea de sufrimiento. De la mitificación de ese sufrimiento.

Llevo 2867 palabras (y lo peor es que muchas de ellas ni siquiera son propias) y todavía no he conseguido comenzar. Tal vez haya alcanzado el récord de la entrada más larga (y no sé si improductiva) de la historia de este blog. Si fuera Eiríkur Örn Norðdahl seguramente llevaría la cuenta pero, evidentemente, no lo soy.

Él termina su novela con un final dual que me ha dejado boquiabierta.
«Nadie ha cambiado el mundo encogiéndose de hombros».
Y no, la frase anterior no pertenece a ese final. Es tan solo una cita que he colado porque me reservo el derecho a colar citas donde me dé la gana, que para eso esta es la república independiente de mis lecturas. Aunque por supuesto que tengo un motivo para colar precisamente esa cita exactamente ahí. De todas formas, ya que llevo tantas palabras esforzándome en ser precisa, os diré que la última palabra de Eiríkur Örn Norðdahl en esta novela, a forma de apostilla, es: TERMINA.

Termino yo también ya que no he conseguido empezar.

Illska: La maldad no es la gran novela de nada. Illska: La maldad sí es una grandísima novela de muchas cosas y por muchos motivos. Y, ahora (en el momento en que escribo) que sus fragmentos llevan varios días dando vueltas por mi cabeza, incluso me atrevo a contradecirme a mí misma y proclamar que, tal vez, Illska: La maldad sí que haga honor a su título y yo bien podría haber ahorrado gran parte de esta reseña y también de vuestro tiempo. Claro que, entonces, esta reseña, no sé si mejor o peor, ya no sería esta si no otra. En todo caso, espero que alguien se alegre de haber leído esta.
«Nunca nos sentimos mejor que cuando señalamos a otros y proclamamos a los cuatro vientos lo malos que son. Nunca estamos más limpios que cuando nos vemos al lado de quienes están cubiertos de mierda. Pero podríamos ser cualquiera. Y podríamos ser otros distintos a los que pensamos. Podríamos estar más sucios». 
«Quizá, pese a todo, es importante, tanto tiempo después, no haber participado en la muerte de otros».
Sinagoga de Jubarkas, construida en es siglo XIX y destruida en 1941 durante la ocupación nazi. Fotografía tomada por unos soldados alemanes hacia 1915.





Ficha del libro:
Título: Illska. La maldad
Autor: Eiríkur Örn Norðdahl
Traductor: Enrique Bernárdez
Editorial: Hoja de Lata
Año de publicación: 2018
Nº de páginas: 640
ISBN: 978-84-16537-41-9
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Comentarios

  1. Pues he de decirte que si alguien se alegra de haber leído esta reseña, esa soy yo.
    Lo tiene todo para mí. Todo lo que cuentas me atrae, tanto de la forma como del contenido. Mira que he seguido recomendaciones de tu blog y he leído novelas porque tú me las has hecho tentadoras con tus reseñas, bueno, pues esta puedo decir sin miedo a mentir que es la que más me ha tentado. No solo la he apuntado, es que ya la he comprado.
    Amor, soledad, alteridad, narración no lineal (novela puzzle), varios hilos temporales... y como guinda, reflexiones sobre el nazismo y el Holocausto.
    En fin, qué decir. Enhorabuena por tan magnífica reseña.
    Un beso.

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    1. Ay, Rosa, qué responsabilidad. Espero que te guste. Siempre dudo, especialmente cuando se trata de libros de los que quiero decir muchas cosas pero no sé cómo hacerlo, sobre si mis reseñas hacen justicia al libro reseñado y sobre si consigo transmitir lo que realmente quiero. Espero que las impresiones que te han llegado al leerme se correspondan con las que te produzcan la lectura. Ojalá se incrementen incluso. Ya me contarás.
      Besos

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    2. Me pasa lo mismo. A veces pienso que mucha gente se debe de llevar chascos con lecturas sacadas de mi blog. Creo que el entusiasmo que manifiesto igual es demasiado subjetivo. No obstante, contigo tengo ya experiencia y nunca me ha defraudado una lectura recomendada por ti. He podido leer cosas distintas en la novela o leerla de una forma distinta, pero siempre me han gustado.

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  2. Qué libro enloquecido y enloquecedor.
    Coincido en que no es fácil saber si es realmente la gran novela sobre el auge de la ultraderecha europea, pero es una gran novela, de esas que cuesta despegarte varios días después de haberlo terminado. Incluso un par de meses después, como es mi caso, sigo repensándolo.

    Te dejo mi lectura por si quieres echarle un ojo
    http://cuentospendientessre.blogspot.com/2019/06/illska-la-maldad-de-eirikur-orn-norddalh.html

    Saludos cuentistas

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    1. Reconozco que no soy muy de epítetos comerciales pero coincido contigo en que esta es una gran novela. Y es cierto que es cuando se termina la lectura y se piensa en ella cuando se vuelve realmente grande.

      Me paso encantada a leer tus impresiones.

      Un saludo

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  3. ¡Hola Lorena! Según comenzaba a leerte me daba la sensación de que es más bien un ensayo, pero luego ya he visto que no. También me daba la sensación de que sería una novela de difícil lectura (por lo del puzzle), pero dices que tampoco. Me has dejado con la boca abierta con tu reseña, es genial y el libro parece tan peculiar..., un gran libro aunque no únicamente sobre el auge de la ultraderecha europea, sino que cómo dices: una gran novela de muchas cosas. Anotada queda!!
    Besos

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    1. No es para nada un ensayo. Es cierto que el autor intercala en la trama breves fragmentos informativos e incluso a veces su opinión pero lo hace de forma muy distendida. Es claramente una novela por más que nos haga reflexionar acerca de muchas cosas. Es una lectura compleja pero no resulta pesada de leer. Y sin duda es muy peculiar. Si te animas, ya me contarás.
      Besos

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  4. Interesante lectura Lorena, tomo nota. He disfrutado leyendo tu reseña, estupendas reflexiones que planteas, ¿nos vuelve egoísta la soledad?, ¿cuál es nuestra verdadera identidad?, me gusta cuando las lecturas nos suscitan pensamientos, e ideas, cuando las palabras que leemos rondan por nuestra mente incluso tiempo después de cerrar el libro. Un placer pasarme por aquí.
    Abrazos.

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    1. Son reflexiones que o bien están en el libro o bien me las ha inspirado su lectura. A mí también me gustan las lecturas que nos hacen pensar. Y lo mejor es que ni siquiera un mismo libro tiene por qué producir las mismas reflexiones en diferentes lectores.

      El placer es mío de tenerte por aquí.

      Un abrazo

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  5. Lo menos que puedo decir de tu reseña es que es auspiciosa para con el libro y con el tema. Parece un poco enrevesado y extenso; por ello no se si lo encararía de momento -aunque primero debiera ver dónde encontrarlo...-.
    No estoy muy al tanto sobre la ultraderecha en Europa -como podrás entender, con mirar lo que sucede a mi alrededor ya me es suficiente-, pero has logrado llamar mi atención.
    Por otro lado, las letras de origen nórdico siempre me resultan interesantes. Apuntado queda.
    Un abrazo, Lorena, y gracias por la reseña.

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    1. Extenso es. La estructura puede parecer enrevesada pero no es un libro lioso de leer. No te creas que yo soy experta respecto al auge de la ultraderecha en Europa pero es bastante lógico que me interese más por ello que tú (tristemente ponemos más atención a lo que nos pilla más cerca y a aquello que pensamos nos puede llegar a alcanzar). Me alegra aunque sea haber llamado tu atención sobre esta novela.
      Un abrazo

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  6. Esta noche acabé este libro. He buscado entre los blogs que sigo a ver si alguien le había reseñado, y he encontrado la tuya. Menudo libro... menudo final del que no me he coscado de nada. jajaja. Un libro que compré hace un tiempo y que he leído estos días extraños en los que ocurren cosas extrañas, y que pasaran a la historia. Es un libro para pensar, pensar y volver a pensar. No sé si es el libro del auge de la ultraderecha, pero lo que sí se es que habla mucho del odio, del odio que avanza en nuestro mundo. Merece la pena su lectura, aunque reconozca que no me he enterado del final. Un abrazo, y hasta la siguiente lectura.

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    1. Creo recordar (tengo memoria de pez, jaja) que el final ofrece como dos alternativas que se van intercalando, aunque finalmente el autor elige un final para su libro. Supongo que con ese recurso intenta hacer ver cómo una decisión, un acto o tan solo un minuto puede cambiar la historia.

      Realmente es un libro que nos hace pensar y me alegra saber que lo has disfrutado a pesar de no haberte coscado del final ;)

      Un abrazo y gracias por pasarte a compartir tu opinión.

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  7. Ayer terminé de leer esta novela y como algún otro visitante, busqué alguna reseña, en mi caso para comprobar si mi sensación extraña y un poco desconcertante se había dado en otros lectores, aún siendo una lect gratificante y divertida. He encontrado de casualidad tu blog y vaya, lo has clavado.

    Me parece una reseña perfecta para Illska, especialmente para aquellos que hemos leído el libro, que podremos compartir más fácilmente las sensaciones que deja el mismo.

    Opino como tú y creo que quizas no se debe considerar la "gran novela del auge de la ultraderecha" pero sí que es un elemento que siempre está en el fondo, no siendo protagonista pero si influyendo en los personajes.

    Es un libro que sin duda volveré a leer, creo que es de una calidad excepcional y buscaré más obras del autor.

    P.D: también has sumado un nuevo lector al blog. Enhorabuena, también es un placer leerte a ti.

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    1. Muchas gracias, Álvaro, por tus palabras, y bienvenido a este humilde espacio.

      Realmente es un libro que deja al lector descolocado y creo que somos muchos los que hemos experimentado esa necesidad de averiguar si al resto de lectores les ha sucedido igual. Es una novela poliédrica, original y que mete el dedo en la llaga de muchas cosas. Me gustan las lecturas incómodas y esta lo es.

      Desconfío de las etiquetas y de los eslóganes publicitarios (aunque entiendo la necesidad de las editoriales de publicitar sus obras), los pongo siempre en cuarentena. Probablemente esta no sea la gran novela ni del auge de la ultraderecha ni de nada pero lo que está claro es que es una gran novela. Digna de una relectura, tal y como indicas.

      Un saludo y gracias por la visita y la lectura.

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