El invierno más frío - Brendan Kiely

Antes de nada, primero de todo, antes de empezar. Dejadme que os diga, antes de que sea tarde, antes de que se me olvide, corro el riesgo de que así sea. Corro el riesgo que así sea porque una vez que inicie esta reseña ya no podré parar, hasta el final, hasta sus últimas consecuencias. Corro el riesgo de que se me olvide porque hay un nombre propio que inundará los siguientes párrafos, una voz que surge de las páginas de este libro como un susurro inaudible para convertirse en un grito final, que nos mantendrá cautivos, que no nos dejará prestar atención a nada más. Así que tomad nota, coged lápiz y papel, móvil en mano, lo que prefiráis, y apuntad este otro nombre: Brendan Kiely. Brendan Kiely, primera novela, asombrosa, brutal. Brendan Kiely, que crea una ficción escalofriante, más real que cualquier hecho verídico. Brendan Kiely, que orquesta un escenario alrededor de su historia que nadie quisiera reconocer. Anotadlo, que no se os olvide. Su voz se apaga ahora, se alza la de Aidan. Aidan nos lleva de la mano, o nosotros a él, o avanzamos juntos, porque solos no somos capaces, nosotros no podemos, él sí tendrá que hacerlo, solo, Aidan está solo.
"Nadie decía nunca "No sé" o "Tengo miedo", y todos actuaban como si las máscaras que llevaban puestas fueran sus caras verdaderas, y como si pudieran confiar por el resto de sus vidas en esa seguridad y creyeran de veras que no necesitarían nunca a nadie. ¿Cómo era aquel poema de John Donne que leímos una vez en la clase de Weinstein? "Ningún hombre es una isla". En nuestro caso no se aplicaba: nosotros éramos un maldito archipiélago social que se hacía llamar comunidad. ¿Por qué me sentía como si fuera el único que vivía en una pesadilla?"
Portada de El invierno más frío
"Para contar lo que pasó de verdad, lo que nadie sabe, lo que dijeron los periódicos,..." Así comienza Aidan Donovan su relato en "El invierno más frío". Aidan tiene dieciséis años, vive en Connecticut, en una pequeña población residencial de familias adineradas. Su padre acaba de abandonar a su madre por otra mujer. A él hace tiempo que lo tiene abandonado, apenas nota una ausencia más de su padre aunque ahora tiene que asumir que esta es la definitiva. Su madre le presta poca atención, vive esforzándose en mostrar que la suya es una vida perfecta. Aidan es un adolescente tímido al que le cuesta hacer amigos y que empieza a coquetear con las drogas. Tan solo encuentra consuelo y cariño en Helena, la empleada doméstica. También en el padre Greg, un carismático sacerdote que forma parte de la congregación que preside la comunidad.

Aidan tiene algo que contar. Algo que está en los periódicos y de lo que todo el mundo habla pero de lo que en realidad pocos saben. Las noticias se quedan en lo superficial, en lo anecdótico. La gente recoge titulares y transmite rumores. Solo los protagonistas conocen cómo se construyen los hechos, cómo se ensambla ladrillo a ladrillo ese muro de vergüenza y de dolor. Aidan es el protagonista de su historia y solo él puede contarla. Contar, ¿el qué?, ¿los celos, la traición, el miedo, la vergüenza, la soledad, la incomprensión, la negación, el fin de la inocencia? Es difícil detectar esos sentimientos, más aún asimilarlos, aún más reunir el coraje necesario para romper el silencio. Pero Aidan es valiente, él no lo sabe pero es valiente. Esta novela es la constatación de esta afirmación.

"El invierno más frío" es una primera novela de una madurez insólita y abrumadora. Brendan Kiely (al final no me olvido de él) se atreve además con un tema de extrema delicadeza: los abusos sexuales a niños por parte de la Iglesia católica, por parte de los sacerdotes que los perpetraron y de los que fueron cómplices con su silencio. Lo trata para más inri con sumo respeto pero sin tapujos y sin concesiones, con profundidad pero sin recrearse en lo innecesario por obvio. Con una prosa cuidada y brillante, que se apoya en metáforas bellas pero hirientes, el autor bostoniano levanta una narración ambiciosa por poliédrica. Y llega, llega a todos sus propósitos, cumple y va sobrado de aliento, es a nosotros lectores a los que esa nieve de ese invierno que se derrite con el paso de las hojas se nos cristaliza en la garganta cual pequeños e incómodos trozos de hielo. Tan solo en las muy últimas páginas corre el autor el riesgo de edulcorar esa nieve ya licuada. Pero aquí yo sí que hago una concesión, porque es un patinazo sin caída y porque al fin y al cabo Aidan se lo merece.
"Eso quería yo: la sensación de estabilidad e integridad, la seguridad de que los miedos se disolverían y de que la soledad era una enfermedad que se curaba cuando la exhalación de otro se convertía en mi inhalación, de tal manera que ninguno de los dos podríamos sentirnos solos nunca más."
Aidan. Su tránsito invernal será duro. Un abuso sexual, como cualquier tipo de abuso, no es otra cosa que un abuso de poder, el poder en este caso de quien se supone debe protegernos. Pero también es en parte un secuestro emocional y sus víctimas pueden sufrir una especie de síndrome de Estocolmo. El daño que causan los abusos no termina con el fin de estos, sus tentáculos son largos, fuertes y carecen de piedad. Aidan comienza a hacer amigos y se ilusiona con que la suya por fin pueda ser una existencia normal. Pero no, no se engaña, él sabe lo que hay dentro de él, él sabe lo que hay a su alrededor. Conoce la impostura, conoce esa superficie lisa y pura de hielo que apenas es capaz de contener a una sociedad podrida de avaricia y enferma de miedo.

Church - Kyneton. Fotografía de Adam Selwood
Hombres triunfantes de negocios, mujeres encantadas con su posición social. El sueño americano, empañado por una incipiente crisis económica y por una amenaza terrorista que ha dejado de ser tal para convertirse en una realidad. Este es el mundo en el que vive Aidan. Muy estadounidense, sí, ¿pero acaso no es Estados Unidos el país en el que medio mundo ha querido verse reflejado durante décadas? "El invierno más frío" es un puñetazo directo al estómago de nuestra idolatrada sociedad occidental, una sociedad cuyos miembros adultos se escandalizan ante los abusos perpetrados a sus niños a la vez que son ellos mismos los que los dejan desvalidos, faltos de cariño y en la más profunda soledad.
"La fe no te alcanza como un relámpago, ni te hace caer del caballo, ni te llena de visiones de un mundo teñido de colores más vibrantes. No, nada de eso. Empieza como un deseo de ver las cosas bajo cierta luz o de contemplar el mundo de una manera determinada. El deseo prepara el camino. Te hace creer que las nubes se están apartando específicamente para ti. Y necesitas que sea así, porque ese hecho te ofrece el incentivo y la inspiración necesarios para seguir adelante. Yo tuve fe en el padre Greg. Él sabía que yo quería creer en él y me pidió que creyera."
Demoledora, así es esta novela. Construye una historia y a la vez socava todos sus cimientos. Nos muestra unos personajes, unos comportamientos y unos escenarios tan reales que vivimos atrapados e impotentes en ella durante toda su lectura y aun después de terminarla. Y es justo que así sea. De lo contrario correríamos un riesgo mayor que el de olvidar que hay un escritor ofreciéndonos todas estas piezas para que las encajemos, el riego de olvidar todo lo que con ellas se nos cuenta, de que quedara inaudible el grito que es esta magnífica y estremecedora novela. El grito de Aidan, el grito de tantas víctimas. Que se oiga, que sea recogido. Solo sus gritos pueden romper el hielo. Solo la ruptura del silencio marcará el final de su soledad.
"...pero yo no gritaba, por nada del mundo me habría atrevido a gritar, ni una sola vez habría hecho nada que no fuera guardar el silencio necesario para sobrevivir a todo aquello y respirar para soportar el prolongado dolor, hasta que finalmente se acababa, y entonces yo me decía: "Ya está, he sobrevivido, y si éste es el precio, y si no hay más precio que éste, entonces soy capaz de hacerlo de nuevo y seguramente lo haré"."
Palm print on snow. Fotografía de AJ Baltac

Ficha del libro:
Título: El invierno más frío
Autor: Brendan Kiely
Editorial: Seix Barral
Año de publicación: 2015
Nº de páginas: 320
Comienza a leer aquí

Comentarios

  1. Pinta muy bien lo que cuentas. Me la llevo :)

    Bs.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola!

    Jope, pues no tenía ni idea de que existía pero me has dejado con la curiosidad.

    ¡besos!

    ResponderEliminar
  3. Tan sòlo la reseña me parece desgarradora. Serà un libro que probablemente me mantendrà triste por varos dìas, despuès de concluìda pero que es necesario leer ya que ese tipo de peligros pueden estar a la vuelta de la esquina.

    LO que ha ocurrido con esos escàndalos de pederastìa en las iglesias, en cierto grado tambièn incluye culpabilidad de los propios padres. No creo que nadie escarmiente por cabeza de otro, pero l0 que sì creo es que como padres, estamos llamados a proteger a nuestros hijos y satisfacer sus necesidades de distintas maneras. De establecer esa confianza, de ser accesibles para que nos comuniquen sus miedos y permanecer alertas diariamente en los cambios de humor o personalidad que se manifiesten repentinamente.

    En mi trabajo me toca ver muchas sentencias de abuso infantil y viendo lo que pasan en las noticias, siempre llevo conmigo esa convicciòn de que los agresores sexuales pueden estar en cualquier lado, bajo cualquier vestimenta y se pueden esconder tras cualquier sonrisa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La palabra culpable es demasido fuerte pero sí es cierto que a veces estamos tan ocupados en lo superfluo que se nos olvida atender lo más importante e ignoramos señales que podrían darnos pistas.
      Un tema complicado de abordar pero este libro lo hace francamente bien.
      Saludos.

      Eliminar
  4. Tremendo. Un tema muy duro, de esos que duelen. Me lo apunto.
    besos

    ResponderEliminar
  5. Imposible decirte que no con tremenda reseña. Apuntadísimo me llevo este libro, que no conocía.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El libro y la historia sí que son tremendos. Ya me contarás qué te parece.
      Besos!!

      Eliminar
  6. Me la apunto, me gusta lo que cuentas. A ver cuando puedo hacerme con él que tengo lista largaaaa.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ni te cuento cómo está la mía. Espero que puedas hacerle un hueco.
      Besos!!

      Eliminar
  7. Me he quedado totalmente enganchada a tu reseña: vaya manera de presentarnos el libro! La verdad es que el tema que trata es más que espinoso, pero dices que el autor lo cuenta con tanta elegancia e intensidad que no me importaría nada conocerlo... Aunque deberé buscar el estado mental adecuado para enfrentarme a una historia tan tremenda. 1beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un tema duro así que supongo que no todo el mundo esté dispuesto a leer sobre él en cualquier momento. El autor lo trata con total respeto pero con gran realismo. Creo que eso es lo bueno del libro.
      Besos!!

      Eliminar
  8. Me has dado mucho frío con esta reseña... Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tanto invierno, tanta nieve, tanto hielo... Pero no es una lectura que te deje fría, precisamente.
      Besos!!

      Eliminar
  9. Hola guapa!
    Como siempre me encanta tu reseña, aunque el libro lo dejo pasar, creo que por el momento no es una historia para mí. Besotes

    ResponderEliminar
  10. Qué buena, qué impresionante y qué terrible es esta novela. Como condensa y como además es capaz de no perder elegancia, no lo necesita para que todo nos quede claro desde el principio. Me resultó como bien dices demoledora.... e imprescindible
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Demoledora por la historia, por la temática que trata, pero es que además qué bien lo ha contado Brendan Kiely. Impresionante, por eso he querido destacarlo tanto. Una lectura que no hay que dejar pasar.
      Besos!!

      Eliminar
  11. Ay, qué angustia, que me he puesto nerviosa y he escrito "Brendan Kiely" en el móvil y lo he tecleado en un papel :D

    Apuntado desde el primer párrafo, que ya te conozco.

    El temita se las trae. Y bastante poco se ha escrito (y no sólo como ficción, es que ni en las noticias) sobre el tema. Hay mucha mierda que todavía salpica. Qué digo, hay mucha mierda que todavía se está cagando. Perdón por ser tan escatológica, pero es lo que pienso.

    Me ha impactado tu reseña, no esperaré menos de la lectura. Gracias, paxarin.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mucha mierda por salir porque todavía hay demasiado silencio sobre ella. Escatológica, sí, pero es que es la realidad. A Brendan Kiely no le ha hecho falta serlo pero tampoco ha faltado a esa realidad. La muestra dentro de la cultura estadounidense, pero no cuesta sumergirse en ella ni tampoco extrapolar.
      El libro impacta, por todo lo que abarca. No me he quedado del todo a gusto con la reseña porque se me han quedado cosas en el tintero pero no era cuestión de destripar la trama más allá de lo necesario.
      Como lo llevas doblemente apuntado ;) espero que no se te olvide, que lo leas y que nos cuentes.
      Un abrazo.

      Eliminar
  12. ¡Uf, qué reseña! Me dejas fría con este libro. No me sonaba de nada. El tema que trata es fuerte pero eso no me asusta. Anotadísimo me lo llevo.

    bsos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra saber que no te asusta. Ya sabes, abrígate para leerlo ;)
      Besos!!

      Eliminar
  13. Hola, participo de la iniciativa de blog asociados, ya te sigo y espero que te pases por mi blog.
    Besos y felices lecturas.

    ResponderEliminar
  14. Me llevo este libro impactante a casa, por ese tema que trata y que tanto se trata de tapar
    Gracias por tu reseña.
    besos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por tu tiempo.
Participa siempre con libertad y respeto.
Por favor, no dejes enlaces a otras webs o blogs. Si quieres ponerte en contacto conmigo por motivos ajenos a esta entrada puedes escribirme a mi dirección de correo electrónico. Búscala en la pestaña Información y contacto.